El Gobierno canadiense había advertido a Boeing que cancelaría la compra de nuevos Super Hornet si la compañía estadounidense mantenía su disputa comercial por la exportación de aviones de pasajeros de Bombardier a Estados Unidos.
Otawa comprará 18 aviones de combate usados a Australia, en vez de adquirir nuevos a Boeing. La disputa surge después de que autoridades estadounidenses impusieron aranceles aduaneros del 300% a naves canadienses.
El Gobierno canadiense había advertido a Boeing que cancelaría la compra de nuevos Super Hornet si la compañía estadounidense mantenía su disputa comercial por la exportación de aviones de pasajeros de Bombardier a Estados Unidos.
Pero Boeing se negó a solucionar la disputa y las autoridades estadounidenses impusieron aranceles aduaneros del 300% a la nueva Serie C de Bombardier por entender que el fabricante había recibido subvenciones del Gobierno canadiense.
Canadá lleva años buscando un reemplazo a su flota de aviones de combate CF-18, fabricados por Boeing, pero el programa ha sufrido varios retrasos, por lo que Ottawa programó la compra de 18 Super Hornet como remedio temporal para poder retrasar la decisión de reemplazo de toda la flota.
El anterior Gobierno canadiense se había decantado por el F-35 de Lockheed Martin, pero el programa estuvo salpicado por irregularidades y el actual primer ministro, Justin Trudeau, reinició la búsqueda del reemplazo del CF-18 tras llegar al poder a finales de 2015.
Impacto económico en Canadá. Los 18 aviones que Canadá comprará a Australia son F-18 Hornet fabricados por Boeing hace casi 30 años, casi la misma edad que los aviones que reemplazarán. El Gobierno canadiense dijo hoy que espera otorgar el contrato para la compra de nuevos aviones de combate en 2022 y la llegada de al país de las primeras unidades en 2025.
Pero en los requisitos anunciados para el contrato de compra, Ottawa introdujo una cláusula dirigida a Boeing al indicar que antes de declarar un ganador se considerará "el impacto en su conjunto sobre los intereses económicos de Canadá".
La cláusula supone que la empresa ganadora del contrato tendrá que demostrar que su opción beneficia a Canadá no solo con la venta en particular de los aviones de combate, sino también en sus actividades generales en el país.