La disputa atrajo la atención sobre las crecientes barreras comerciales de la sexta mayor economía mundial en momentos en que lucha por salir de un año de crecimiento decepcionante y destaca la sensibilidad de Brasil al último estímulo agresivo por parte de la FED.
Washington/Salo Paulo. El representante comercial de Estados Unidos, Ron Kirk, pidió al gobierno de Brasil que reconsidere un plan para subir los aranceles, lo que provocó una respuesta del país sudamericano indicando que la política monetaria estadounidense ha "distorsionado" las tasas globales de cambio.
La disputa atrajo la atención sobre las crecientes barreras comerciales de la sexta mayor economía mundial en momentos en que lucha por salir de un año de crecimiento decepcionante y destaca la sensibilidad de Brasil al último estímulo agresivo por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos.
En una carta al ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Kirk expresa "en términos firmes y claros" las preocupaciones de Estados Unidos sobre los planes de elevar los aranceles a la importación de 100 productos extranjeros, advirtiendo que podría provocar represalias por parte de sus socios comerciales.
El ministro de Relaciones Exteriores Antonio de Aguiar Patriota respondió en una carta el jueves diciendo que los efectos del estímulo monetario estadounidense obligaron al Brasil a enfrentar "una avalancha de productos importados a precios artificialmente bajos".
Patriota enfatizó que las medidas eran "instrumentos legítimos" bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El aumento temporal de impuestos, inicialmente por un año, se aplicará a productos que van desde vidrio a tubos de hierro y neumáticos de autobús. La tasa se duplicará en términos generales en un 25% para la mayoría de esos productos.
Washington anticipa que los aumentos de los aranceles de Brasil, programados para el 25 de septiembre o una fecha cercana, "perjudicarán significativamente a las exportaciones estadounidenses a Brasil en áreas claves de interés exportador para Estados Unidos", dijo Kirk.
Patriota respondió sosteniendo que Estados Unidos ha sido uno de los principales beneficiarios de una moneda brasileña más fuerte, que tocó un máximo en 12 años en el 2011.
Las exportaciones estadounidenses a Brasil casi se duplicaron del 2007 al 2011, dijo, en momentos en que Brasil pasó de ser el decimosexto al octavo mayor mercado para los productos estadounidenses.
"Sería más justo si esos aumentos se llevaran a cabo en un ambiente no distorsionado por desajustes en los tipos de cambio y un evidente apoyo gubernamental", escribió Patriota.
Polémica política agrícola. La decisión de Brasil de aumentar los aranceles de importación en repetidas ocasiones durante el último año "representan claramente medidas proteccionistas", dijo Kirk, arriesgando medidas similares de sus socios comerciales, lo que "amplificaría el impacto negativo" de las medidas anunciadas.
Pero Patriota calificó a la política brasileña como "compatible con la OMC", contrastándolo con la "subvención ilegal de productos agrícolas de Estados Unidos, que tienen un impacto en Brasil y otros países en desarrollo, incluidos algunos de los países más pobres de África".
Funcionarios brasileños se han quejado por largo tiempo sobre la política agrícola de Estados Unidos y en los últimos años calificaron la política de la Fed como un frente en una "guerra de divisas" global que distorsiona los flujos comerciales.
La Reserva Federal puso en marcha una tercera ronda de relajación monetaria no convencional este mes, comprometiéndose a comprar US$40.000 millones en valores respaldados por hipotecas al mes con el fin de reducir las tasas de interés.
Menores rendimientos en Estados Unidos y otros mercados desarrollados han impulsado los flujos de "dinero caliente" a mercados emergentes como Brasil en los últimos años, elevando el valor de sus monedas y abaratando las importaciones en sus mercados nacionales.