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El futuro del comercio internacional de Colombia
Jue, 20/02/2014 - 09:07

José Roberto Concha

Dos años del TLC entre Colombia y Chile
José Roberto Concha

José Roberto Concha es el director del Consultorio de Comercio Exterior (Icecomex)  y jefe del departamento de mercadeo y negocios internacionales de la universidad Icesi (Colombia). Con un Master of Management y un Phd en Mercadeo de Tulane University en New Orleans, Estados Unidos. Trabajó durante 13 años como gerente de mercadeo en Miles Laboratorios y en Sucromiles, y por 16 años se desempeñó como gerente general de empresas del país y del exterior como Comolsa, Valores en Carvajal S.A., Offsetec en Quito, Ecuador y Zona franca Palmaseca. Dicta cátedras en negocios internacionales y mercadeo en la Universidad Icesi y dicta cursos en estas materias en Ecuador y Bolivia en los MBA de Espol y de la Universidad Católica, respectivamente.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas de Colombia (DANE), el crecimiento del PIB en Colombia en este siglo alcanzó un promedio anual de 3,5%. Hoy, nuestro país no es el mismo de hace diez años, hemos mejorado en casi todas nuestras cifras macroeconómicas y orgullosamente ostentamos ya el título de la tercera economía de América Latina en tamaño del PIB.

Desde la Apertura Económica que experimentó Colombia a principios de los 90, la estrategia de crecimiento ha sido la de inserción en los mercados internacionales. El crecimiento de las exportaciones se ha quintuplicado en la última década, lo cual es explicado principalmente por el comportamiento de exportaciones de carbón  y petróleo. Las llamadas exportaciones “no tradicionales”, que son las exportaciones de productos con valor agregado, tuvieron una dinámica heterogénea de crecimiento desde 2003: mientras que la industria metalúrgica y de productos químicos han más que triplicado sus ventas, la industria textil y de confecciones sigue perdiendo volumen en el exterior, y de US$2.172 millones en 2007, ahora sólo exporta algo más de US$1.050 millones.

El cambio más importante que han sufrido las exportaciones colombianas se presentan en la creciente diversificación de destinos desde 2005. Si bien Estados Unidos continúa siendo nuestro socio comercial más importante, ha venido perdiendo importancia, al igual que Ecuador y Venezuela; a agosto de 2013, 50% de nuestras exportaciones tuvo como destino final mercados diferentes a los tres mencionados.

Y, ¿cómo será el futuro del comercio exterior en Colombia? De seguir la tendencia, las exportaciones minero-energéticas irán perdiendo peso en la balanza comercial, en especial las de petróleo, no sólo porque no tenemos nuevos descubrimientos de yacimientos importantes, sino también por la tendencia mundial de utilizar otros tipos de energía. Ante esta perspectiva, Colombia deberá diversificar su oferta exportable tanto en productos como en mercados: Ecuador y Venezuela, aliados por tradición, parecen alejarse del plano de la integración: el primero por sus reformas; el segundo por sus crisis. Aprovechar los nuevos TLC firmados, la mano de obra calificada y bien educada y los buenos contactos internacionales para desarrollar una oferta agresiva de servicios (call centers, BPO, software, etc.), es el compromiso para Colombia en el futuro cercano.

La posición geográfica privilegiada con la que cuenta nuestro país en el continente y el mundo debe aprovecharse desarrollando los puertos de la costa atlántica y pacífica buscando la integración de los mercados con el Caribe y la región Asia/Pacifico respectivamente.

Buenaventura, a través de sus tres puertos (SPRBUN, TCBUEN y próximamente Agua Dulce) debe convertirse en centro (HUB) para toda América de recepción, logística y distribución del comercio internacional. Con inversión de US$400 millones, el puerto Aguadulce en Buenaventura tendrá una capacidad de 1.200.000 contenedores y 2.000.000 TM en granel al año, con una línea de atraque de 2 Km.

Si se logra la paz, Colombia debe impulsar su imagen receptora de turismo internacional, ofreciendo sus costas, selvas, montañas, llanuras y privilegiada biodiversidad. Los 1.600 Km. de Costa Atlántica deben competir directamente con los países caribeños y superar a los países sudamericanos, que no tienen la misma oferta de playas y en este momento reciben más turistas que en nuestro país.

Por último, no podemos conformarnos con el crecimiento orgánico de la industria nacional, es necesario impulsar el país como plataforma exportadora en las que empresas extranjeras, de países que no tengan los beneficios del libre comercio, traigan sus productos semiprocesados, para que aquí se les dé “origen” y se exporten a los más de 1.200 millones de usurarios de todo el mundo con los cuales ya tenemos firmados TLC.

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