El primer semestre vino acompañado de una brisa favorable dada por factores externos que contribuyeron al buen desempeño de la economía local, apoyado fuertemente en el consumo y las exportaciones.
ElObservador.com El repunte de la economía uruguaya en el cierre de 2016 y arranque de este año dejó en claro que la actividad local abandonó la fase de estancamiento por la que atravesó hasta mitad del año pasado.
Hoy las perspectivas de crecimiento para los próximos dos años se ubican en una franja con un piso de 2% y un techo de 4%, y son más optimistas que las de meses atrás.
El primer semestre vino acompañado de una brisa favorable dada por factores externos que contribuyeron al buen desempeño de la economía local, apoyado fuertemente en el consumo y las exportaciones.
La caída del dólar fue un factor clave que jugó fuerte en la confianza de los consumidores al momento de volcarse a la compra de bienes durables. Un ejemplo claro es el mercado automotor, que entre enero y junio batió el récord de automó- viles nuevos comercializados con más de 20 mil unidades.
También las colocaciones de bienes en el exterior crecieron 8% con ventas por US$ 4.480 millones –incluyendo las realizadas desde zonas francas–, lo que representó el primer incremento semestral desde el período enero-junio de 2014.
La mejora estuvo impulsada sobre todo por mayores ventas de carne vacuna y de parte de la cosecha récord de soja, que en las últimas semanas tuvo un repunte de los precios. Por el lado de la industria, los últimos números del núcleo manufacturero cerrados a mayo mostraron un crecimiento interanual de 8,9%.
Pese a un leve revés registrado en abril, cuando se analiza la tendencia detrás de los números puntuales de los últimos meses, la recuperación es clara.
En otro frente, el cierre del primer semestre también dejó de manifiesto el fuerte apetito de los inversores internacionales por instrumentos de deuda uruguaya. El gobierno concretó una emisión global en pesos nominales a cinco años de plazo por US$1.250 millones tras recibir una demanda total por US$5.600 millones.
Y este jueves la agencia Moody's ratificó la nota de deuda uruguaya en Baa2 y mejoró la perspectiva de negativa a estable, basada en el fuerte compromiso de las autoridades por reducir el déficit fiscal.
El repunte de la actividad no está exento de desafíos.
Aunque la economía crece, la mayoría de las empresas y el mercado de empleo no lo perciben. Los expertos hablan de un crecimiento todavía "frágil" porque está asociado a factores externos que se pueden revertir, como la debilidad del dólar. Y "asimétrico" porque hay sectores que crecen, pero otros siguen en problemas y no se generan nuevos puestos de trabajo.
Los números positivos no se reflejan en el ánimo y la rentabilidad de algunos sectores, como la cadena agroindustrial, golpeada por los problemas de competitividad.
Más de un analista compara hoy las características del crecimiento con lo que ocurría en la década de 1990. El tipo de cambio depreciado sostiene el consumo, los sectores transables ven sus márgenes de rentabilidad afectados, el mercado laboral tiene dificultades y la inversión crece, pero a tasas bajas, según graficó días atrás en una conferencia el economista de CPA Ferrere, Gabriel Oddone.
"La reducción de la inflación ha sido una sorpresa, pero queda por ver cuán duradera es. Una reducción estructural podría ser algo positivo para la calificación", Todd Martínez.
Sobre el empleo en particular, el gobierno considera que la recuperación económica que está en marcha no ha impedido el surgimiento de señales negativas en el mercado laboral.
"Es particularmente preocupante la pérdida de casi 40 mil puestos de trabajo en los últimos dos años y el aumento de la tasa de desocupación", dice en uno de los informes que acompaña el proyecto de la Rendición de Cuentas. Mientras el año pasado el número de personas ocupadas se redujo 0,3%, el equipo económico prevé una caída adicional de 0,4% para 2017. Para 2018 se espera una leve recuperación de 0,5% y de 0,8% en 2019.
Otra debilidad que tiene hoy el país es el déficit de las cuentas públicas (fue de 3,4% del PIB en los 12 meses cerrado a mayo). En ese sentido, el analista de la consultora Fitch Ratings Todd Martínez dijo a El Observador que la recuperación de la economía "sigue en el buen camino", pero no hará mucho para los desequilibrios fiscales, tomando en cuenta las presiones persistentes del gasto social.
La calificadora –que en abril mantuvo la nota de deuda en BBB con perspectiva estable– considera que a pesar de una mejora en las perspectivas de crecimiento, las proyecciones del gobierno para alcanzar sus metas fiscales "parecen menos probables".
"El déficit fiscal de Uruguay, obstinadamente alto, refleja las presiones del gasto en lugar de los efectos cíclicos de un crecimiento más lento", indicó Martínez.
Añadió que a pesar de los repetidos aumentos de impuestos y la recuperación del crecimiento podría ser necesario un nuevo "esfuerzo" para cumplir con la meta oficial de déficit de 2,5% del PIB en 2019.
"Tal medida podría llegar a ser cada vez más difícil en términos políticos antes de las elecciones de ese año", apuntó.