Alemania, Francia y Gran Bretaña se declararon "comprometidas" con la implementación agenda de reformas al sector financiero, a pesar del poco apoyo que existe para la aplicación del impuesto bancario.
París/Berlín. Alemania, Francia y Gran Bretaña anunciaron este martes planes para implementar un impuesto a los bancos para financiar los costos de los rescates durante la crisis, sin esperar a la cumbre del G-20 a fines de esta semana, en un hecho que marca diferencias con socios clave.
En un comunicado conjunto, las tres mayores economías europeas dijeron que estaban "comprometidas con la plena implementación de la ambiciosa agenda de reformas al sector financiero fijada por el G-20", pero el momento del anuncio sobre el impuesto sugirió que tienen pocas esperanzas de alcanzar un acuerdo internacional en torno al tema.
Los ministros de Finanzas del G-20 abandonaron este mes la idea de un impuesto bancario común por la resistencia de Canadá y Japón.
Pese a ello, los líderes de la Unión Europea, bajo presión para justificar ante sus votantes los planes de austeridad, renovaron su llamado para una acción internacional.
El nuevo gobierno de centroderecha de Gran Bretaña incluyó un impuesto a los bancos en su austero presupuesto anunciado el martes, con el que busca reducir un déficit fiscal récord acumulado tras rescatar a varios bancos en problemas y combatir la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
En el otro lado del mundo, Japón anunció metas ambiciosas para reducir su deuda y el gobierno ha dejado claro que tendrá que realizar polémicas alzas de impuestos para financiar el déficit.
Por su parte, Alemania dijo que presentaría para su aprobación al gabinete durante el verano boreal el proyecto de un impuesto a los bancos, mientras que Francia indicó que revelará los detalles de su gravamen en el presupuesto del 2011, que irá al parlamento en el otoño europeo.
Canadá, anfitrión de la cumbre del G-20 este fin de semana, pareció suavizar el martes su oposición al impuesto bancario. El ministro de Finanzas Jim Flaherty dijo en una entrevista con un diario: "Realmente quiero ver al G-20 acordar cómo ir hacia adelante. Es importante que intentemos ser colaboradores".
Victoria alemana. Varios funcionarios alemanes cantaron victoria incluso antes de que los líderes del G-20 se reúnan en Toronto, al decir que el grupo de naciones industrializadas y las principales economías emergentes no estaba demandando nuevas medidas de estímulo y que Berlín no enfrentaba críticas por su plan de austeridad.
Estados Unidos ha dicho en numerosas oportunidades que los "países con superávit" -una referencia velada a China y Alemania- deben hacer más para impulsar su mercado interno.
La cuestión sobre cómo rebalancear la economía global y restaurar la disciplina fiscal sin sumir nuevamente al mundo en una recesión marcarán la cumbre del G-20.
"Podemos esperar más desacuerdos entre Estados Unidos y Europa, plasmados en el llamado para 'medidas que apunten a asegurar la sustentabilidad fiscal de una manera que impulse el crecimiento'", dijo Marco Annunziata, economista jefe del banco UniCredit.
Autoridades europeas y estadounidenses dicen que el G-20, cuyos líderes comenzaron a reunirse de manera regular a fines del 2008 para incluir a potencias emergentes como China, India y Brasil, está teniendo problemas para funcionar correctamente.
El G-20 ha desplazado al más exclusivo Grupo de los Ocho como el principal foro internacional para discutir políticas, pero ha tenido dificultades para tomar decisiones debido a que cuenta con más miembros.
"La cuestión del impuesto bancario, por ejemplo, será una prueba con la cual quedará más claro si el G-20 está en una posición para formular intereses de manera conjunta o si se separa en dos partes", dijo un funcionario alemán.