“Es la hora de hacer un plan realmente estratégico, consensuado, creíble y compatible con el modelo de desarrollo que el país está implementando”, afirma Óscar Almario, docente de la U.N. en Medellín.
Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia y expertos consultados por la Institución han coincidido en afirmar que los acuerdos comerciales firmados por Colombia, entre los cuales se encuentra la Alianza del Pacífico (AP), no podrán ser beneficiosos para el país mientras las políticas emprendidas no tengan en cuenta a las comunidades de la región.
En su opinión, en primer lugar es importante conectar política, económica, social y culturalmente al Pacífico colombiano, luego a Colombia con esta región y después al país con la orilla latinoamericana del Asia-Pacífico.
“Es la hora de hacer un plan realmente estratégico, consensuado, creíble y compatible con el modelo de desarrollo que el país está implementando”, afirma el profesor Óscar Almario, docente de la U.N. en Medellín.
Para la profesora Diana Gómez, directora de la Cátedra China de la Universidad, la geopolítica mundial está cambiando de eje y Colombia ha tardado mucho tiempo en mover sus fichas. No es la primera vez que sucede, pues “uno de los aspectos que caracteriza negativamente la política y el comercio exterior del país es su alto grado de ensimismamiento”.
La AP no es un cuento chino. El lento pero constante giro desde el Atlántico al Pacífico es un hecho irrefutable. Los protagonistas son cuarenta países que están liderados por China, la segunda economía mundial, cuyo crecimiento anual (7%) promete desplazar del primer lugar a Estados Unidos en 2017 y convertir a Shanghái en la nueva capital financiera del mundo. Esto abre significativas posibilidades de desarrollo para las economías históricamente rezagadas.
Según Sun Yi, consejero político de la Embajada de la República Popular China en Colombia, no se puede hablar solo de un giro del Atlántico al Pacífico, sino también de una rotación de los países desarrollados hacia los países en desarrollo; estos últimos ganan cada vez mayor protagonismo.
“Los emergentes empiezan a mantener relaciones más horizontales, especialmente económicas, aunque en la toma de decisiones políticas tienen todavía una menor incidencia”, subraya.
Si Colombia desea tener un papel medianamente protagónico en este nuevo mapa geopolítico debe apoyarse en las experiencias de países como Chile y Perú, socios de la Alianza del Pacífico, o Brasil, que llevan la delantera en el ámbito latinoamericano.
Según las estadísticas, el 10% de las exportaciones de América Latina se dirige a ese destino y se prevé que se dupliquen en 2020. Asimismo, en 2011 el principal receptor de la inversión extranjera directa (IED) fue Brasil, con US$66.660 millones (43,8% del total), seguido por México (US$19.440 millones), Chile (US$17.299 millones) y Colombia (US$13.234 millones).
Desarrollo sí, pero sostenible. Aunque los expertos coinciden en destacar que la AP es una oportunidad importante para que Colombia no siga alejada de la economía internacional, también han subrayado que este acercamiento debe hacerse de forma inteligente para no recaer en los errores cometidos con otros acuerdos realizados.
El profesor Ricardo Mosquera Mesa, exrector de la Institución, menciona que aunque el país ha mejorado en sus indicadores económicos, todavía debe afrontar retos importantes para alcanzar una competitividad idónea en el mercado globalizado.
El primer destino de las exportaciones en el año 2012, con el 36,6% del total, fue Estados Unidos (US$60.208 millones); seguido por la Unión Europea, con el 15,09%; y China, con el 5,6%. Por el lado de las importaciones (US$58.632 millones), el país del Norte participa con el 24%; China, con el 16,3%; México, con el 10,9%; y Brasil, con el 4,8%.
Una parte importante de esas exportaciones son commodities (alimentos, hidrocarburos, petróleo y gas), es decir, se trata de un mercado basado en las materias primas, que está devolviendo al país a una reprimarización que se verá profundizada con la entrada en vigor de los TLC.
El profesor Pío García, de la Universidad Externado de Colombia, asegura que el aparato productivo actual solo permitiría aprovechar los TLC desde el extractivismo de los recursos naturales; esto implicaría efectos nefastos sobre el medioambiente.
Los cuatro países que conforman la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile, Perú y México) concentran la mitad del comercio de América Latina con el mundo (US$1,1 billones) y totalizan una población de 209 millones de personas.