Los organismos calculan más incrementos, pero descartan una crisis alimentaria como la de 2007-2008; las tarifas del maíz, el trigo y la soja se elevaron debido a la sequía en Estados Unidos.
Los prestamistas financieros globales aconsejan a los países prepararse para la posibilidad de mayores precios de los alimentos en los próximos meses, pero por el momento el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) ven pocas señales de una crisis extendida como en el periodo 2007-2008.
Los comentarios contradicen a los de la agencia FAO de las Naciones Unidas, que el 9 de agosto advirtió que el mundo podría sufrir una crisis alimentaria como la del lapso mencionado si los países restringen sus exportaciones por temor a una escalada de precios ligada a la sequía que afecta a naciones productoras.
La peor sequía que ha visto Estados Unidos en medio siglo y los flojos cultivos en el Mar Negro elevaron los precios del maíz, el trigo y la soja. El precio del arroz -un alimento de primera necesidad en Asia y partes de África- no se ha visto afectado por el momento.
"No estamos diciendo que anticipamos una gran crisis en este momento", dijo Jürgen Voegele, director del Departamento de Desarrollo Agrícola y Rural del Banco Mundial.
"El mundo posee alimentos suficientes, pero por supuesto no podemos predecir el clima y si algo extraordinario ocurre, podríamos encontrarnos en una situación difícil nuevamente", agregó.
Los datos del BM muestran que los costos de los alimentos en general son más altos pero aún no llegan a los niveles históricos del 2007/08, que llevaron a millones a la pobreza ante el alza generalizada de los precios de la comida al mismo tiempo que se disparaba el petróleo.
Los efectos de las crisis de 2008 se disiparon a medida que se intensificaba la crisis financiera global y la demanda se moderó.
"Nuestra recomendación es que los países se vayan preparando. Mientras nuestras reservas de alimentos estén tan bajas, la volatilidad no se irá fácilmente", manifestó Voegele.
Ambiente global. La última escalada en los precios de los granos se produce en momentos en que la economía mundial se desacelera, la zona euro está sumida en problemas y el desempleo es más elevado en casi todas partes.
El peligro para los países más pobres es que su poder fiscal fue erosionado por la crisis financiera global y su capacidad para operar con mayores precios para importar alimentos será limitada.
El índice de alimentos de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas trepó 6% en julio, por sobre su nivel del 2008, y el organismo advirtió contra los vetos de exportación, tarifas y olas de compras que empeoraron el alza de precios cuatro años atrás.
Andrew Burns, un economista del Banco Mundial, dijo que si bien los precios más altos de los alimentos probablemente no contribuirán a una mayor desaceleración de la economía mundial, es una nueva preocupación para los consumidores.
"Esta es otra fuente de inseguridad, es otra fuente de preocupación para las personas", dijo Burns.
"Si la situación se vuelve más delimitada, si también vemos los precios del petróleo subiendo nuevamente, entonces eso bien podría causar el retiro de la actividad que observamos en el pasado, con un importante efecto sobre la actividad global", agregó.
Thomas Helbling, un jefe de división del Departamento de Investigación del FMI, describió el actual alza en los precios de los granos como un "problema clásico de suministro".
"Si esto es realmente un problema clásico de suministro, los precios se dispararán y si la próxima cosecha vuelve más a la tendencia o la normalidad, los precios de los alimentos bajarán", declaró.
"Sin embargo, hay una reducción temporal en los ingresos reales, especialmente en las economías emergentes y en desarrollo, y eso no es útil ya que la economía global es dirigida por las emergentes y los precios más altos de los alimentos se traspasarán a los precios internos del sector, incluso si el traspaso es limitado", sostuvo.
Por otra parte, los temores por las presiones inflacionarias son menores a los existentes en el 2007/08 y los altos precios del petróleo a nivel mundial cedieron.
Los movimientos en el tipo de cambio también tienen un rol, la depreciación del dólar estadounidense contra varias divisas mitigó el impacto de un aumento en el valor en dólares de los alimentos en ese momento, señaló Helbling.
En varios países en desarrollo, los precios de los alimentos suelen ser menores que los precios internacionales y los consumidores pueden depender del suministro local.
"Hay menos preocupaciones sobre una inflación subyacente, dadas las actuales condiciones económicas globales", indicó Helbling.
"Por lo que si es un problema clásico de abastecimiento, se traspasará a la inflación general en cierta parte, pero es menos probable que se traspase a la inflación subyacente. En ese sentido, no debería ser una preocupación de política monetaria", agregó.