Boris Johnson debe navegar por las complejidades de la política de la UE para llegar a un acuerdo en una cumbre de la UE el 17 y 18 de octubre y luego tratar de convencer a un parlamento británico profundamente dividido el 19 de octubre.
Londres. El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo este domingo a su gabinete que aún era posible llegar a un acuerdo por el Brexit de última hora, pero que había mucho trabajo por hacer para alcanzarlo, ya que las intensas conversaciones con la Unión Europea entraban en su fase más crítica.
En una semana crucial que podría decidir el futuro del Brexit y el destino de la quinta economía más grande del mundo, Johnson está tratando de llegar a un acuerdo de salida con la UE para permitir una división ordenada con su mayor socio comercial el 31 de octubre.
Pero Johnson debe navegar por las complejidades de la política de la UE para llegar a un acuerdo en una cumbre de la UE el 17 y 18 de octubre y luego tratar de convencer a un parlamento británico profundamente dividido el 19 de octubre para que ratifique cualquier acuerdo.
Si tiene éxito, Reino Unido abandonará el bloque el 31 de octubre con medidas para minimizar los trastornos en las fronteras y preservar las complejas cadenas de suministro que sustentan a sectores de la economía.
Si fracasa, Reino Unido se enfrenta a un futuro incierto: los legisladores iniciarán una batalla para retrasar el Brexit que podría acabar siendo decidida en los tribunales, mientras que Johnson luchará por una salida sin acuerdo a finales de mes para asegurar su supervivencia política.
Si Reino Unido abandona la UE sin llegar a un acuerdo, muchos esperan que se produzcan graves perturbaciones a corto plazo debido a la posible escasez de alimentos, combustible y medicamentos, y que se dañe a largo plazo la reputación de Reino Unido como un lugar seguro y estable para la inversión extranjera.
El gobierno dice que está haciendo todo lo posible para llegar a un acuerdo y que tiene planes de contingencia para mitigar el impacto de una salida sin un pacto.
Irlanda ha demostrado ser el tema más difícil en las conversaciones de Brexit: específicamente cómo evitar que la provincia británica de Irlanda del Norte se convierta en una puerta trasera hacia los mercados de la UE sin tener controles fronterizos.