El jueves, la tensión en el ambiente es palpable y, entre el tintineo de las tazas de café y el olor del pan tostado, tan solo hay un tema de conversación: cómo controlar el daño de lo que consideran injustamente llamados "Papeles de Panamá".
Sacudidos por el mayor escándalo "offshore" de la historia, abogados, empresarios y políticos abarrotan el Café Boulevard Balboa, un emblemático restaurante que desde los años 50 les sirve de refugio en el corazón financiero de Ciudad de Panamá para cerrar negocios e intercambiar historias.
El jueves, la tensión en el ambiente es palpable y, entre el tintineo de las tazas de café y el olor del pan tostado, tan solo hay un tema de conversación: cómo controlar el daño de lo que consideran injustamente llamados "Papeles de Panamá".
Los más de 11,5 millones de documentos sustraídos del bufete de abogados panameño Mossack Fonseca, especializado en crear compañías extraterritoriales, han puesto contra las cuerdas a la élite política, artística y deportiva mundial, desde Islandia al Reino Unido, pasando por China y Rusia.
Pero también amenazan a la próspera comunidad legal del país centroamericano, indignada por el duro golpe para la reputación de la nación y sus más de 22.000 abogados.
"Yo tenía para firmar un contrato el lunes con unos clientes italianos, pero lo demoraron", se lamentó Pablo González, un abogado corporativo de 39 años que trabaja para varias firmas que declinó mencionar.
"Quieren que lo revisemos todo diez veces más. Están recelosos y quieren asegurarse que todo es legal", agregó con tono fastidiado, acodado en la barra del bar.
Los abogados reconocen que Mossack Fonseca y otras compañías por el estilo pueden ser utilizadas para evadir impuestos y lavar capitales, pero aseguran que la amplia mayoría son utilizadas para negocios lícitos por panameños y foráneos.
El jefe de la Cámara de Comercio e Industria dijo que pese a que la industria legal "offshore" apenas representa un 0,5 por ciento del Producto Interno Bruto panameño, el daño en la reputación del país podrían impactar a otras áreas de la economía, desde la inversión extranjera al turismo.
La revelación de cuatro décadas de información de Mossack Fonseca por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés) y un centenar de medios el domingo puso en evidencia cómo los poderosos utilizan complejos entramados corporativos para ocultar sus fortunas.
Mossack Fonseca aseguró en una entrevista con Reuters el martes que sus actividades son completamente legales y denunció haber sido víctima de un ataque de piratas informáticos. [nL2N17902O]
El Gobierno prometió crear un comité para revisar sus políticas, pero advirtió que responderá con medidas recíprocas a cualquier país que, como Francia, lo amenace con devolver a la nación centroamericana a las listas de jurisdicciones que no cooperan con el intercambio de información financiera.
Sin embargo, las autoridades tampoco tienen la intención de proteger ese sector a toda costa.
"Es un mercado que se regula por oferta y demanda: si la demanda (para crear compañías 'offshore') disminuye, evidentemente las firmas de abogados que se dedican a eso van a tener que reinventarse", dijo Gian Castillejo, un asesor de alto rango del Gobierno del presidente Juan Carlos Varela.
Histeria colectiva
Bajo la sombra de los grandes rascacielos que le dieron a Panamá el sobrenombre de la "Singapur de Centroamérica", un modesto edificio de tres plantas color crema sirve de sede al Colegio Nacional de Abogados. En el cuartel general de los letrados panameños, los ánimos están caldeados.
Letrados de un amplio espectro de especialidades intercambian rumores y teorías sobre quién pudo estar detrás de la filtración, especulando desde un ataque informático de la CIA a un complot orquestado por los países ricos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Aunque ninguno de los más de 20 profesionales consultados por Reuters reportó una caída sensible en su negocio, sí comienzan a escucharse de algunos tratos cancelados. Y, por la reacción de su clientela, la mayoría cree que el peso del escándalo se dejará sentir en unos meses.
"Esto ha generado una histeria colectiva entre los clientes", dijo la abogada María Isabel Saravia, de Legal Engine Solutions. "¿Por qué le pusieron el nombre de 'Panamá Papers' y no 'Offshore Papers' o 'Fonseca Papers'? El cliente se siente ahora un delincuente por tener una sociedad acá", agregó.
Imán desde hace un siglo para el comercio mundial por su famoso canal interoceánico, que en breve inaugurará su ampliación, Panamá floreció cómo un vibrante centro financiero y legal tras aprobar en 1927 una ley inspirada en la del estado de Delaware, Estados Unidos, que favorece la creación de empresas.
Sin embargo, la dolarizada economía del istmo también es asociada a "paraíso fiscal" y "negocios opacos", algo que el Gobierno y los abogados aseguran que acabó tras profundas reformas, incluyendo una ley contra el lavado de capitales aprobada el año pasado para regular más de cerca al sector.
"Estamos preocupados", dijo Jima Araúz, una abogada de 58 años, mientras comentaba en el desayuno que un colega perdió a dos clientes internacionales desde el domingo. "Esto da mala imagen a nuestro país y no refleja la realidad", se quejó mientras bebía a sorbitos un jugo de naranja.