ONGs protestaron en Berlín contra el futuro acuerdo de libre comercio transatlántico (TTIP) y escucharon la experiencia de México a 20 años del Tlcan, que hizo emigrar a agricultores y es ahora importador de maíz.
Más de 60 organizaciones ecologistas, de derechos civiles y de productores agrícolas convocaron a una protesta ante la Puerta de Brandenburgo y exhortaron a que se suspendan las negociaciones para firmar un acuerdo de libre comercio trasatlántico (TTIP), al tiempo que alertaron sobre las consecuencias que tendrá de entrar en vigor.
Según los manifestantes, el TTIP abrirá la puerta a alimentos modificados genéticamente, destruirá la industria del Viejo Continente y reducirá masivamente la protección laboral, medioambiental y del consumidor.
“No queremos que los consorcios tengan derechos especiales que les permitan eludir a los tribunales públicos. Vivimos en el siglo XXI, cuando la sociedad civil demanda transparencia, en vez de eso se negocia el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (TTIP) en secreto“, arremetió Michael Efler, de la organización alemana “Mehr Demokratie e.V.“.
Negociaciones a espaldas de la opinión pública. La alianza alemana para el medioambiente y la protección de la naturaleza (BUND), criticó que las negociaciones para dicho tratado se lleven a cabo bajo consultas con numerosos representantes de la industria, pero a espaldas de la opinión pública. La portavoz de la organización, Kathrin Birkel, advirtió sobre el peligro de las demandas millonarias de consorcios contra los Estados que introduzcan leyes que reduzcan sus expectativas de ganancias.
“Para que se permita la entrada de químicos peligrosos, para introducir el controvertido sistema de explotación de gas de esquito (Fracking), así como productos genéticamente manipulados los consorcios multinacionales intentan imponer sus intereses y expectativas de ganancia“, dijo.
Georg Janssen, director de la asociación de agricultura campesina (AbL), techo de miles de pequeños agricultores en toda Alemania y socio del movimiento internacional La Via Campesina, advirtió sobre el peligro que dicho tratado supone para la diversidad de semillas, la producción de alimentos libres de tecnología genética y la crianza ecológica de animales.
México, ejemplo de lo que logra el cabildeo industrial. La mexicana, Elena Alvarez Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue invitada a hablar sobre la experiencia de México a 20 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Ante un centenar de personas la académica señaló que dos millones de campesinos abandonaron sus cultivos y emigraron a Estados Unidos. “México pasó de ser un país autosuficiente en la producción de maíz a un país importador del grano. En el 2007 las importaciones de maíz de baja calidad proveniente de Estados Unidos alcanzaron la cifra de 7 millones de toneladas anuales.
Aunque hubo una intervención del gobierno mexicano todavía se mantiene un nivel de importaciones de este grano básico que se encuentra por encima de las cuotas establecidas por el TLC“, dijo. El precio del maíz disminuyó en un 59% y es ridículamente bajo tras la firma del TLCAN. "Una gran cantidad de maíz de bajísima calidad a bajísimos precios fue sustituyendo el maíz de alta calidad mexicano producido por los pequeños productores. Inundó no sólo los mercados industriales de México sino que llegó a los hogares mexicanos, acostumbrados a consumir un maíz nativo, criollo, como le llamamos, que tiene altos contenidos de nutrientes, de fibra, de proteínas. Además, son anticancerígenos porque tienen altas cantidades de antioxidantes".
La investigadora lamentó que el impacto de los argumentos científicos sobre las políticas del gobierno mexicano sean mínimos. “La capacidad de cabildeo, por grandes cantidades de dinero, que favorecen los intereses económicos de grandes empresas trasnacionales, generan una preocupante presión sobre las decisiones del gobierno mexicano“.
