Tras una larga disputa desde 2006, Iron Maiden Holdings Limited, compañía que maneja el uso del nombre de la banda a nivel mundial, logró que la Corte Suprema anulara el registro de la marca Iron Maiden que había inscrito el comerciante santiaguino para su uso en ropa.
El mundo metalero ya no es tan underground como solía ser. La ropa negra, los pantalones apretados y pelo largo llegaron a la Corte Suprema de Chile. Sus magistrados reconocieron que el nombre de la banda de rock inglesa Iron Maiden no sólo es una marca reconocida en el ámbito musical, sino también en artículos de merchandising, como la ropa. Y dejaron abierto el camino a la banda heavy metal para inscribir esta marca en Chile.
Iron Maiden Holdings Limited, compañía que maneja el uso del nombre de la banda a nivel mundial, logró que el máximo tribunal chileno anulara el registro de la marca Iron Maiden que había inscrito el comerciante santiaguino Horacio Mardones para su uso en ropa.
En la disputa, que viene desde 2006, la banda fue representada por el estudio Albagli Zaliasnik, que se enfrentó a un desafío nada fácil: lograr que tradicionales jueces sin mucho conocimiento metalero reconocieran la fama transversal de la marca.
Para ello, lo primero que hizo el estudio de abogados fue refrescar la memoria de los jueces sobre la accidentada historia de Iron Maiden en Chile: en 1992 el gobierno prohibió a la banda tocar en Chile por primera vez argumentando que su música ofendía la moral del pueblo por tratar en sus letras temas supuestamente “satánicos”, lo que fue ampliamente cubierto por los medios, incluso con una conferencia de prensa del ministro del Interior de la época, Belisario Velasco.
El desafío posterior fue demostrar que el nombre de la banda trascendía el ámbito musical, para lo que presentaron fotografías de personas famosas usando con las clásicas poleras negras con imágenes de la conocida mascota-monstruo Eddie, e imágenes de los 40.000 chilenos que asistieron en marzo al último de los seis recitales que ha ofrecido el grupo en Chile con su respectiva indumentaria.
Mala fe
La clave fue revertir la prescripción del caso: Mardones había inscrito la marca en 1994 y la ley da un plazo de 5 años para que otros interesados reclamen, lo que no había hecho Iron Maiden. “Sin embargo, si se demuestra que la inscripción se hizo con mala fe, el caso no prescribe”, explica la abogada de los demandantes, Ariela Agosin.
“Acreditamos en el proceso que había fotos en la prensa de Mardones con unas poleras de Iron Maiden de fondo, lo que sirvió para demostrar a la Corte que no estaba usando la marca en una etiquetita, si no que derechamente estaba usufructuando la imagen de Iron Maiden de mala fe”, explicó la abogada.
Pese a la cantidad de años en que Mardones utilizó la marca, Iron Maiden Holding Limited no solicitó indemnización.
El comerciante santiaguino también tiene registrada la marca Megadeth, otro de los gigantes de la música metal, y solicitó la inscripción del nombre Metallica, a lo que la banda estadounidense se opuso, por lo que la solicitud fue rechazada en primera instancia y en el Tribunal de Propiedad Industrial. En este momento el caso se encuentra en la Corte Suprema.
Ariela Agosin dice que aunque la actual legislación hace cada vez menos habituales este tipo de casos, pues creó una institucionalidad muy activa en esta materia, las disputas por las marcas siguen existiendo ya que las marcas son un activo cada vez más valioso para las empresas. De hecho, Albagli Zaliasnik está defendiendo la inscripción en Chile de JLo, marca de ropa, perfumes y accesorios de la conocida cantante Jennifer López.