Para los Veintisiete es imprescindible que el acuerdo de pesca incluya tanto los aspectos comerciales de los productos del sector como las posibilidades de pesca de la flota y que forme parte del gran acuerdo económico y comercial entre las partes.
Londres. La Unión Europea y Reino Unido han constatado tras una primera ronda de contactos que existen "serias diferencias" sobre el acuerdo de futuro que deben negociar antes de que acabe el año, entre las que el negociador europeo, Michel Barnier, ha destacado este jueves que Londres quiera negociar "cada año" el acceso a sus aguas por la flota europea, algo que Bruselas considera "absolutamente irrealizable".
Para los Veintisiete es imprescindible que el acuerdo de pesca incluya tanto los aspectos comerciales de los productos del sector como las posibilidades de pesca de la flota y que forme parte del gran acuerdo económico y comercial entre las partes.
Los británicos, sin embargo, no quieren ligar los dos pactos porque, según ha explicado Barnier al término de la ronda de negociaciones, "quieren negociar en concreto el acceso recíproco a las aguas sobre una base anual", algo que a ojos de Bruselas es "absolutamente irrealizable".
La UE ya negocia cada año la cuota de su flota en aguas de Noruega, como país tercero, pero el negociador europeo ha subrayado que en ese caso las conversaciones apenas afectan a las posibilidades de pesca de unas pocas especies, mientras que en el caso británico tocaría caladeros de "más de un centenar" de recursos.
"Quiero ser muy claro una vez más, un acuerdo comercial y económico con Reino Unido tendrá que incluir una solución equilibrada para la pesca", ha dicho el excomisario francés, antiguo ministro de Pesca, que ha advertido de que el sector necesita "previsibilidad" y no depender de negociaciones sobre cuotas cada temporada.
La UE y Reino Unido dejaron dicho en la declaración política que sirve de punto de partida para esta negociación que el objetivo era lograr un acuerdo pesquero a tiempo para el 1 de julio, si bien este jueves el negociador europeo ha concedido que si para entonces no hay éxito seguirán intentándolo hasta final de año.
Pero la pesca no es el único de los puntos que de partida más diferencias "serias" han encontrado los negociadores en su primera cita en Bruselas. Las garantías que reclama la UE en materia de competencia para evitar prácticas desleales y distorsiones comerciales no convencen a Reino Unido, que sostiene que mantendrá los "estándares altos" pero rechaza ponerlo por escrito en el acuerdo ni crear mecanismos de control, ha dicho Barnier.
Londres tampoco quiere seguir adscrita a la Carta de Derechos Humanos de la Unión Europea ni estar sometido a los dictámenes del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, dos elementos que preocupan a la UE y que consideran esenciales para construir un marco futuro de confianza y estable.
La primera ronda de contactos arrancó el lunes en Bruselas y estuvo dividida en un total de once mesas sectoriales con las que las partes esperan ir avanzando en paralelo en las distintas áreas cubiertas por el futuro acuerdo.
No habrá, sin embargo, una mesa dedicada a las cuestiones de Relaciones Exteriores y Defensa porque Reino Unido no está interesado en negociar nada concreto en esta área, ha lamentado Barnier, que ha añadido que la UE mantendrá la opción sobre la mesa por si Londres cambia de opinión.
Tanto el equipo británico como el europeo cuentan con más de un centenar de expertos negociadores, que tienen su próxima cita en Londres el 18 de marzo, ya que la intención de las partes es ir alternando las dos capitales como sede de las rondas.
Las conversaciones y el marco futuro dependerán de otros dos ejes al margen del nuevo acuerdo, según ha expuesto Barnier, el primero de ellos que se cumpla en los términos en que se pacto el acuerdo de divorcio. Para ello han creado una comisión mixta desde la que tutelar la aplicación de la nueva situación.
La segunda clave, a ojos de la UE, es asegurarse de que todo está listo para dar el paso a la nueva situación que se dará a partir del 1 de enero de 2021, haya o no acuerdo, cuando deje de aplicarse el periodo de transición actual.
Barnier ha alertado a quienes "subestiman" los cambios "definitivos y difíciles" que quedan por hacer en los meses que quedan por delante y ha recalcado que aún teniendo éxito en la negociación contrarreloj la UE y Reino Unido seguirán teniendo "puntos de fricción" en su nueva relación.