La primera ministra británica, intenta convencer a los líderes del bloque europeo de la necesidad de modificar el acuerdo del "brexit" y evitar así un divorcio abrupto, a menos de dos meses de su consumación.
Bruselas. La primera ministra británica, Theresa May, llegó hacia las 10H00 GMT a la sede de la Comisión Europea para reunirse con su titular, Jean-Claude Juncker, en un contexto tenso, después que el jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, deseara el "infierno" para los adalides del "brexit".
La misión principal de la líder conservadora, de 62 años, es convencer a ambos dirigentes de la necesidad de cambiar la salvaguarda ideada para evitar una frontera dura entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte, que centra el rechazo del Parlamento británico.
La semana pasada, Westminster "dejó claro que, por primera vez, podía apoyar el acuerdo de retirada, a condición de que se introdujeran cambios en la salvaguarda", debe decir May a los líderes, según los mensajes avanzados por un portavoz de Downing Street.
Los diputados británicos quieren evitar que esta salvaguarda, que busca además proteger el Acuerdo de Paz de Viernes Santo de 1998, haga que Reino Unido quede atrapado en las redes de un territorio aduanero con la UE que le impida negociar acuerdos comerciales con terceros.
Aunque este mecanismo sólo se utilizaría como último recurso, en caso de no lograrse una solución mejor en la negociación sobre la futura relación entre ambos, Westminster urgió a May a lograr arreglos alternativos para la cuestión de Irlanda con la UE.
Pero su tarea se presenta ardua, máxime cuando la UE se niega a reabrir el acuerdo de divorcio negociado durante casi año y medio. Y "como la salvaguarda forma parte [de él], no podremos reabrir la discusión sobre ello", en palabras de Juncker este miércoles.
A medida que la cuenta atrás hacia el 29 de marzo se vuelve más agobiante, tanto Londres como Bruselas reiteran en cambio sus deseos de evitar el temido Brexit sin acuerdo, pero se preparan al mismo tiempo para enfrentar las consecuencias de este escenario.
La solución para May pasa por modificar la salvaguarda y, aunque no llega a Bruselas con una propuesta concreta, debe insistir en varias pistas: fijar un límite temporal al mecanismo, una salida unilateral del mismo o el uso de tecnología para controles aduaneros desmaterializados, según Downing Street.