Analistas dudan de la eficacia de las medidas anunciadas por el Ejecutivo en un intento por dar batalla contra una evolución de los precios por arriba del 10%.
Montevideo. El mensaje de compromiso para contener los precios y las medidas que fue comunicando el equipo económico en los últimos días para contener las presiones inflacionarias no sorprendieron a la mayoría de los analistas, una vez conocido el dato de inflación de febrero que dejó el indicador en 10,23% en la medición interanual. El mensaje de compromiso para contener los precios y las medidas que fue comunicando el equipo económico en los últimos días para contener las presiones inflacionarias no sorprendieron a la mayoría de los analistas, una vez conocido el dato de inflación de febrero que dejó el indicador en 10,23% en la medición interanual.
Ninguno esperaba grandes anuncios porque las recetas disponibles en los manuales de economía -que tiene el gobierno para contener los precios- son bastante acotadas. Sin margen para apelar a las tarifas públicas como en el pasado producto de un elevado déficit fiscal -se ubicó en 3,8% del PIB en los 12 meses a enero-, y las rigideces para meter tijera en el gasto público, la primeras medidas de más corto impacto se concentraron en la política monetaria. También se anunció un investigación para determinar si en algunos rubros no existen conductas anticompetitivas en la fijación de precios.
¿Cuál fue la reacción de los expertos? El Observador recogió el punto de vista de seis economistas para que transmitieran su visión al respecto. El economista Javier de Haedo dijo que los controles en la fijación de precios "son para la tribuna, no para la inflación". "Ojalá los mercados fueran más competitivos, empezando por frutas y verduras, pero es otro tema. En definitiva, como siempre, lo único que se hace cuando la inflación se les escapa, es apretar en la política monetaria y bajar el precio del dólar", apuntó De Haedo. A su juicio, los precios tienen "su dinámica, muy atada al pasado (indexación) e incorporando efectos de cambios en precios relativos (devaluación) y shocks (clima, tarifas, etc.) Para el experto, al pasarse la inflación del umbral de 10%, ahora "el verdadero techo del rango meta pasó a ser del 12%".
El economista Alejandro Cavallo de Equipos Consultores consideró que las medidas anunciadas pueden tener efectos puntuales. "Evidentemente la suba de encajes tiene efectos en el sector bancario, puesto que acota la capacidad de conceder crédito de estas instituciones y puede llevar a encarecer los préstamos, lo que llevaría a restringir el circulante", indicó. Respecto al control de precios, dijo que puede evitar las subas por algunos meses, lo que repercutiría en menores subas de algunos rubros. "Sin embargo, no esperamos que estas medidas tengan un impacto sustantivo sobre los precios o sobre las expectativas de los agentes", aseguró. No obstante, admitió que en la actual coyuntura "no sería del todo recomendable que la política económica enfatice el cumplimiento de los objetivos de inflación, puesto que eso dificultaría el ajuste de precios relativos que la economía debe necesariamente procesar".
El economista Rafael Mantero ensayó esta semana en su cuenta de la red social Twitter una breve y sintética descripción analizando por qué la inflación superó el umbral de los dos dígitos y por qué el gobierno tiene poco para hacer. Para el experto, la inflación actual "no es un accidente, y resultará mayormente estéril intentar reencausarla vía información sobre precios y/o controles". También apuntó a una economía con doble moneda que debilita los canales de transmisión de la política monetaria con "una efectividad acotada". A esto hay que sumarle "una política fiscal procíclica (desde que existen datos), que genera excesos de absorción (demanda) en épocas de auge". A juicio de Mantero, también tienen su rol un mecanismo de fijación de salarios mayormente disociado de la evolución de productividad, indexado a inflación pasada. Dada la indexación en los salarios, "excesos transitorios de demanda agregada (privada y pública), tienden a generar efectos permanentes en inflación", indicó.
Por otro lado, recordó que Uruguay cuenta con pasividades constitucionalmente indexadas a los salarios, lo que "agrava y amplifica efectos distorsivos". Además, los precios de muchos bienes y servicios están fijados en dólares en el mercado interno. Por tanto, con "algo" de rigidez nominal más un tipo de cambio en alza, es igual a una inflación "involuntaria".
En una línea similar, la coordinadora de la área de coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Udelar, Gabriela Mordecki, tiene una visión un poco escéptica sobre el impacto inmediato de ajustar aún más la política monetaria sobre los precios. La experta explicó que Uruguay es una economía "bimonetaria" por lo que el BCU solamente controla "una parte" del dinero circulante. La experta consideró que apelar a una rebaja de las tarifas públicas sería hoy la herramienta "más a mano" y con un "impacto fuerte" para contener la inflación, aunque la "situación fiscal" le impide hoy el Ejecutivo apelar a esa vía.
Por su parte, la gerente senior de la consulta PwC, Mercedes Comas, dijo que hoy la principal herramienta en el terreno monetario que el gobierno está utilizando para contener los precios es la cotización del tipo de cambio. "Eso es lo que al final del día ha terminado impactando de forma más directa en los precios", indicó. Dado el "delgado equilibrio entre inflación y competitividad", las restricciones desde el punto de vista salarial y fiscal, la analista consideró que el política monetaria cuenta con un margen de acción "muy estrecho" para tener resultados en el corto plazo.