Más que cualquier otra industria, el sector automotor ha sido foco de la fuerte molestia del presidente estadounidense, Donald Trump.
El gobierno de Estados Unidos se encamina esta semana a un choque inevitable con la industria automotriz cuando empiece a renegociar el pacto comercial TLCAN, en su búsqueda por reducir el creciente déficit comercial con México y endurecer las normas de origen para automóviles y partes de vehículos.
Más que cualquier otra industria, el sector automotor ha sido foco de la fuerte molestia del presidente estadounidense, Donald Trump, por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un pacto comercial vigente hace 23 años al que culpa de provocar el traslado a México de fábricas de automóviles y miles de empleos para reducir costos por salarios.
Estados Unidos registró un déficit comercial de US$74.000 millones con México en automóviles y piezas de vehículos el año pasado, el componente dominante de un déficit total de Estados Unidos de US$64.000 millones, según datos de la Oficina del Censo.
"La administración Trump ha enmarcado sus objetivos de negociación del TLCAN en torno a reducir el déficit comercial con México", dijo Caroline Freund, una experta en comercio del Peterson Institute for International Economics. "Si no tocan los autos, no hay forma de llegar a lo que quieren".
Entre las herramientas que el Representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, podría buscar para impulsar el empleo del sector automotor en Estados Unidos está reforzar las normas de origen para no dejar entrar más piezas de vehículos desde Asia, y posiblemente un requisito de contenido específico sin precedentes para los vehículos hechos en México.
Los objetivos de Lighthizer en la negociación del TLCAN buscan "asegurar que las reglas de origen incentiven el abastecimiento de bienes y materiales de Estados Unidos y Norteamérica", lo que ha generado preocupación entre ejecutivos de la industria automotriz y grupos comerciales que él buscará un acuerdo que garantice un cierto porcentaje de producción para Estados Unidos.
La industria se opone a esta obligación o al aumento del porcentaje del valor de un vehículo que debe venir de la región sobre el actual 62,5%, una cifra que ya es la más alta de cualquier bloque comercial global.
"Nuestros miembros sienten muy fuertemente que las reglas de origen no son herramientas para usar para recuperar empleos en Estados Unidos", dijo Ann Wilson, vicepresidenta senior de asuntos gubernamentales para la Motor and Equipment Manufacturers Association, un grupo comercial que representa a fabricantes de piezas de vehículos.
Wilson y otros defensores de la industria dicen que una mejor manera de impulsar los empleos manufactureros de Estados Unidos es a través de políticas dirigidas a expandir las exportaciones de vehículos.
Si los requisitos de contenido se vuelven demasiado costosos, los fabricantes de automóviles simplemente se saltarán el cumplimiento "y terminarán pagando el impuesto", dijo Charles Uthus, vicepresidente de política internacional del American Automotive Policy Council, un grupo de presión para Ford Motor Co., General Motors y Fiat Chrysler.