La polémica empezó cuando el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia acusó ministro de Justicia, Sergio Moro, de haber copiado el paquete anticrimen que presentó al Congreso. El hijo de Bolsonaro respondió que Maia estaba muy nervioso.
Río de Janeiro. Considerada clave para sanear las maltrechas cuentas públicas de Brasil y calificada de prioritaria por el Gobierno de Jair Bolsonaro, la reforma de la Seguridad Social y de las pensiones en Brasil pende ahora de un hilo tras el cruce de declaraciones entre Bolsonaro y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.
La polémica empezó este jueves, cuando Maia dijo que el actual ministro de Justicia, Sergio Moro, había copiado el paquete anticrimen que presentó recientemente en el Congreso. Poco después, el hijo del presidente Bolsonaro, Carlos Bolsonaro, preguntó en Twitter "¿por qué el presidente de la Cámara está tan nervioso?", junto con una foto de Moro.
El presidente Bolsonaro defendió el diálogo entre él y Maia. "Esto se resuelve conversando. ¿Nunca tuviste una novia? Y cuando ella te quiso dejar, ¿qué hiciste para que volviera?, ¿no conversaste? Estoy a disposición de conversar con Rodrigo Maia, sin ningún problema", afirmó el presidente.
En entrevista con el canal de televisión Globo, Maia respondió que Bolsonaro necesita pasar "más tiempo atendiendo a la reforma de la Seguridad Social y menos tiempo en Twitter, porque si no, la reforma no avanzará", criticó.
"Yo no necesito almorzar, no necesito tomar un café ni volver a tener citas. Necesito que el presidente asuma de forma definitiva su papel institucional, que es liderar la votación de la reforma de la Seguridad Social", agregó el presidente de la Cámara de Diputados.
Según explicó a Xinhua la profesora de Ciencias Política de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (UFERJ), Marcia Dias, "este rifirrafe pone en duda la aprobación de la reforma.
Bolsonaro, consciente de que necesita a Maia para aprobarla, mantuvo una buena relación con él desde el inicio de su mandato, pero parece que las cosas han cambiado. Y sin Maia a su favor, el gobierno lo tiene difícil para aprobar la reforma", comentó.
Para Dias, "la cuestión de fondo es que Maia considera que está recibiendo muchas críticas de la opinión pública por defender la reforma mientras que el gobierno no para de criticar la 'vieja política' de distribución de cargos en favor de apoyo político".
En cualquier caso, la luna de miel que vivía Bolsonaro con el Congreso parece haber acabado, y es una incógnita lo que pasará de ahora en adelante.
"Hay un descontento muy grande en el Congreso, porque el Gobierno no quiere incluir a los militares en la reforma. La reacción del mercado no se ha hecho esperar, la bolsa ha caído esta semana más de un 5% y el dólar se ha disparado en comparación con el real. Son indicios de que algo no funciona", dijo Dias.
Como presidente de la Cámara Baja, Maia marca el ritmo de las votaciones, por lo que una buena relación con él es imprescindible para Bolsonaro. El mejor ejemplo es la mala relación entre la expresidenta Dilma Rousseff y el entonces presidente de la Cámara Baja Eduardo Cunha, enemigo declarado de la mandataria y que torpedeó todo lo que pudo con los proyectos del Gobierno en la Cámara.
"Hasta ahora, Maia se había comprometido a articular la base del gobierno para buscar los votos necesarios para sacar adelante la reforma, pero ya ha amenazado con dejar de hacerlo y que lo haga el Gobierno, que es prácticamente nuevo y con poca experiencia. Y los continuos ataques de Bolsonaro a sus rivales no ayudan en nada a buscar aliados para votar la reforma", comentó la experta.
La reforma prevé un aumento de la edad mínima para la jubilación de 65 años para los hombres, y 62 para las mujeres, endurece las reglas de jubilación y reduce los gastos del Gobierno en el pago de beneficios, con el objetivo de llegar a un ahorro para las arcas públicas de aproximadamente 1,16 billones de reales (unos US$315.000 millones) en 10 años.
Según un informe elaborado por la Secretaría de Política Económica, la economía brasileña podría entrar en recesión nuevamente en 2020 en caso de que la reforma de las pensiones no sea aprobada por el Congreso este año.
La imposibilidad de alcanzar los votos exigidos para la aprobación de un Proyecto de Enmienda Constitucional para modificar el sistema de pensiones impidió aprobar un proyecto semejante al de Bolsonaro enviado por el expresidente Michel Temer al Congreso.
El proyecto debe ser votado por una mayoría calificada, lo que obliga al Gobierno a una amplia negociación con las numerosas bancadas partidarias.