Esta actividad se estima que genera a los contrabandistas un ingreso de US$3.500 millones anuales, con el consiguiente perjuicio en la recaudación fiscal para los municipios fronterizos.
A tan sólo días de la ruptura comercial entre Venezuela y Colombia, ya puede decirse que se sintió su efecto en la frontera del país, donde el precio de la pimpina de gasolina (recipiente de 21 litros que se vende ilegalmente) se disparó de 18.000 pesos (US$9) a 34.000 pesos (US$17) entre este jueves y domingo.
Esta subida se traduce en un incremento de 88,8% en el precio del producto, lo que sin duda deja en evidencia el alza del contrabando entre los dos países.
La información la dio a conocer José Rozo, presidente de Fedecámaras Táchira, quien además informó que cuando el presidente Chávez hizo el anuncio, el suministro de gasolina en la frontera se redujo 50%, aunque luego volvió a normalizarse.
"Se paralizó, pero hoy (ayer) los gasolineros están para arriba y para abajo, los contrabandistas están haciendo su agosto y los poteros, quienes recogen el dinero, están en las calles, eso desgraciadamente es lo normal", explicó.
Esta actividad, aunque evidentemente es ilegal, genera a los contrabandistas un ingreso de US$3.500 millones al año.
"Esta es una de las cosas que el Gobierno no ha atendido. Por eso, el contrabando de combustible, está fomentado de manera indirecta por las malas políticas del Gobierno", afirmó.
Más ilegales, menos recaudos. Según Rozo, otro de los rubros que más se comercializa de forma ilegal es el de los alimentos. Pues este, junto con la gasolina, forma parte de la lista de los productos que no pueden importarse legalmente, "porque el Gobierno los ha restringido o suspendido".
No obstante, también están entrando al país calzados, cuero y confecciones textiles procedentes de Colombia.
"Y esto, que se hace en complicidad con los funcionarios de la Guardia Nacional, evidentemente le hace un daño enorme al empleo formal, porque impacta a las empresas legalmente establecidas en el país", dijo.
Aunado a esto, debe destacarse que los ingresos fiscales de los municipios fronterizos han descendido más de 40%, y con ello la recaudación de impuestos regionales y nacionales, según el vocero de Fedecámaras.