Aún es incipiente, pero la necesidad de expansión empresarial está conformando un virtual bloque económico entre los tres países sudamericanos con 90 millones de habitantes y US$500.000 millones de PIB.
En las 15 hectáreas de la finca de Harald Faber, en Colombia, el verde del pasto que alimenta a las cabras contrasta con el amarillo y rojo de los ajíes peruanos. Dos de sus variedades, el escabeche y el rocoto, crecen en una pequeña porción, produciendo cada semana 110 kilos.
Un pequeño negocio que tuvo su germen en unas semillas regaladas por la cadena de restaurantes del peruano Gastón Acurio, Astrid & Gastón, a cuya sede en Bogotá Faber abastecía de quesos. Ahora el colombiano les vende también a otros restaurantes peruanos en el país. “Hemos generado la demanda y les hemos enseñado a nuestros clien-tes esos productos”, dice Claudia Delgado, gerenta del restaurante en Bogotá, creado hace cinco años junto al boom de la comida peruana en Colombia. El establecimiento, además, se abastece en un 100% de salmón chileno y ha permitido que las importaciones de pisco peruano se dupliquen en ese período.
El caso es un ejemplo a pequeña escala de cómo se están desarrollando las relaciones de negocios entre Chile Perú y Colombia, un eje que está haciendo convivir cada vez más a inversionistas de los tres países.
Las sinergias son naturales. Chile, Perú, Colombia (junto a México) son los países que más han abierto sus puertas en toda América Latina. Los dos primeros han firmado Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, mientras que Colombia lo tiene pendiente en el Congreso de EE.UU. Y los tres tienen firmados TLC entre ellos. Además, poseen acuerdos de doble tributación. Eso los está transformando en una especie de submercado andino con más de 90 millones de habitantes con un PIB de más de US$ 500.000 millones.
Los tres comparten modelos de desarrollo y crecimiento similares. Las reformas liberales de los 80 en Chile fueron imitadas por Perú y Colombia con más fuerza que nadie en la región. “Las reformas en Colombia se convirtieron en una garantía de una plataforma sólida”, dice Andrés Cadena, socio de la consultora multinacional Mckinsey, que tiene subdividida América Latina en tres grandes oficinas: México, Brasil, y un eje entre Perú, Colombia, Chile y Argentina, cuyos socios se reúnen semanalmente vía teleconferencia en un modelo de trabajo conjunto.
Hoy la afinidad política es bien vista ante los ojos de los inversionistas. “Hay un alineamiento ideológico en torno a una serie de principios fundamentales que no se había dado nunca”, dice Cadena. “Y Piñera y Santos son sumamente parecidos en su estilo gerencial”.
Una sola bolsa. Quizá lo más concreto es la integración de las bolsas de Santiago, Lima y Bogotá que a partir de este mes de noviembre comienzan a operar en forma conjunta, dándoles la posibilidad de convertirse en la segunda plaza de América Latina en capitalización bursátil, con una cifra cercana a los US$ 450.000 millones. Incluso será el mayor mercado de la región en actores, con 564 emisores listados, y el tercero en volumen negociado, con US$ 250 millones diarios. Sus promotores esperan que en unos cinco años el volumen diario de operaciones se duplique y pueda convertirse en una alternativa ante la enorme irrupción que ha tenido el Bovespa, el cada vez más enorme mercado bursátil de Brasil.
Uno de los más entusiastas es el banco de inversiones chileno Celfin Capital, que lleva dos años operando en Perú, y ya está entre los principales jugadores de ese país, como Credibolsa e Intelligo. En las próximas semanas espera recibir la licencia por parte de las autoridades colombianas para operar en Bogotá y, en un año y medio a contar de entonces, tener una posición similar en ese país a la que tienen en Chile, dice Alejandro Montero, gerente general de la empresa. “Queremos ser un actor relevante en estos países”, enfatiza. “Ya lo somos en Perú y lo vamos a ser en Colombia”.
Otros también están con el mismo foco. La corredora de bolsa chilena LarrainVial acaba de recibir autorización para operar en Nueva York, donde pretende ofrecer los servicios a sus clientes latinos, aprovechando sus operaciones en Perú, Colombia, Brasil y México. La corredora Penta, también con sede en Santiago, anunció que está gestionando alianzas con intermediarios de los países andinos. “Estamos viendo a muchos bancos y firmas de bolsas buscando hacer alianzas con las colombianas”, dice José Manuel Vélez, presidente de la corredora Serfinco, en Bogotá.
La operación financiera integrada permitirá a las empresas que quieren expandirse en los tres mercados financiarse más fácilmente. Y no sólo a las locales que ya están, sino a grandes multinacionales que pueden ver mayores oportunidades en el eje andino. Hay sectores donde el desarrollo conjunto es menor y tienen un potencial enorme, como la minería, la energía e infraestructura. El propio Alan García ha dicho que su meta es que Perú supere a Chile en producción minera. “Y estudios preliminares indican que en Colombia hay la misma mezcla de minerales que en el Perú, lo que pasa es que no se ha explorado”, dice Cadena, de Mckinsey.
La banca, en tanto, también deberá surgir como una alternativa de financiamiento a los nuevos negocios internacionales. “En Perú, por ejemplo, el BCP es un banco grande, pero no puede seguir creciendo dentro de su país”, dice Cadena. “En Chile pasa lo mismo con el Banco de Chile y el Bci”.
La industria de Private Equity está en la misma línea. “Analizamos potenciales invesio-nes en Perú y Chile”, dice Luc Gerard, presidente de la administradora de fondos colombiana Tribeca Asset Mangement. “Vendrán nuecas integraciones en los mercados y en algunas industrias en particular, además de la natural inversión del sector privado”.
El eje Pacífico también es una plataforma comercial interesante para que las empresas de los tres países puedan salir desde más ramas con sus productos a Asia, especialmente a India y China. El presidente peruano, Alan García, propuso recientemente crear un bloque integrado con Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Su objetivo es “trabajar mejor nuestra relación con el otro lado del Pacífico”. Y avanzar en la libre movilidad de bienes, servicios, capitales y personas. A fines de octubre, los países del Foro del Arco del Pacífico Latinoamericano (todos los que dan a ese océano) acordaron trabajar en conjunto para llegar a los mercados asiáticos.
Tras el consumidor. El rubro que está explotando más las sinergias entre los tres países es el retail. Un movimiento liderado por los operadores de grandes tiendas chilenos.
Cuando Falabella llegó a Colombia, no había tiendas por departamento, algo inédito para un país de 45 millones de habitantes. Hoy los detallistas chilenos siguen expandiéndose, estimulados por el crecimiento de la clase media y la baja penetración del comercio formal en Colombia y Perú. A principios de año Falabella dio a conocer un plan de inversión regional de US$ 2.572 millones hasta 2014. Durante lo que queda de 2010 abrirá 25 locales (entre tiendas Falabella, locales de mejoramiento para el hogar bajo la marca Sodimac, sus hipermercados Tottus y otros). 15 de ellos estarán en Perú y dos, en Colombia.
La operadora de centros comerciales Parque Arauco, por su lado, acaba de vender su participación en el mall Alto Palermo, en Argentina, en poco más de US$ 120 millones, para concentrarse en el eje Pacífico. Hoy tiene un plan de inversiones de US$ 450 millo-nes de aquí a 2012 en los tres países. Hace pocas semanas anunció la compra del centro comercial peruano Larcomar y una asociación estratégica con Graña y Montero, la mayor constructora peruana, para desarrollar otros proyectos.
Los movimientos de ejecutivos también generan negocios para las empresas hoteleras. La colombiana Hoteles Royal, con presencia en varias ciudades de América Latina, sustenta el 22% de sus operaciones en Chile. “El trafico de ejecutivos produce la materia prima del negocio: entre más desarrollo comercial, más se incrementa en número de clientes”, dice Fernando Malo, gerente general. La cadena acaba de abrir un centro en La Dehesa, y comenzó la construcción de otro en Concepción, con inversiones que suman US$ 45 millones en Chile, y en Perú está finiquitando los términos para un nuevo hotel en Cusco.
Entre las empresas colombianas que han mirado con más interés al sur están las energéticas. Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) ya es propietaria de la principal red de transmisión eléctrica en Perú y este año desarrollará dos proyectos por cerca de US$ 1.800 millones. Tras comprar la mayor operadora de concesiones viales en Chile, Cintra, en US$ 290 millones, se transformó en el mayor inversionista colombiano en el sureño país. La operación le entregará un nuevo know-how. La firma quiere que el 20% de sus ingresos venga de actividades distintas a la transmisión de energía. Y está presente también en Panamá, Brasil y Bolivia y prevé ingresos anuales por US$ 3.500 millones para 2015.
Para chilenas de otros rubros, Colombia también puede ser un trampolín a Panamá y Centroamérica. Es el caso de la operadora de seguros y centros de salud Banmédica, que en 2009 facturó US$1.200 millones y que está invirtiendo US$ 60 millones en Perú y Colombia este año. “Puede ser una plataforma desde donde podamos mirar algunos países que desde Chile se ven lejos, pero que desde Colombia se ven más cerca”, dice Carlos Kubick, gerente general de la empresa.
Cinturón próspero. Los hermanos Pedro y Mario Brescia Cafferata, conductores del grupo familiar más grande de Perú, también han apostado muy fuerte por Colombia y Chile, a los que denominan “un cinturón de prosperidad”. En Colombia compraron las empresas soldadoras líderes del mercado para expandir las operaciones de su empresa Soldexa. Ahora buscan instalar filiales de su cadena hotelera Libertador en ese país. En el caso chileno, compraron la cementera Melón. En Pisco, mediante una sociedad con la chilena Sigdo Koppers, están desarrollando lo que será la planta petroquímica más grande del Pacífico. Y ha trascendido su interés por las salmoneras, el turismo y el sector inmobiliario.
No son los únicos peruanos pensando en Chile. Sería el caso de los grupos Romero, que opera en transporte, agroindustria, logística, financiero y alimentos, y Gloria, uno de los mayores productores lácteos de Sudamérica y que opera en segmentos de alimentos, agroindustria, cemento y nitrato.
Sin embargo, quedan todavía miles de detalles para que se pueda hablar verdaderamente de un bloque económico. “Hay necesidades empresariales y falta información es-tadística de los organismos del Estado, sobre todo de las aduanas”, dice Walter Buckley, presidente de la Cámara Peruano Colombiana (Capecol), en Lima. “Se necesita revisar y preparar la normatividad de cada país a fin de que sea fluida y transparente”, dice Jorge Medina, socio principal de Ernst & Young en Perú. “Un ejemplo son los detalles técnicos para lograr la próxima integración de las bolsas”.
La gran proliferación de bloques puede ser un distractor para acuerdos formales. “Tenemos al Mercosur, a la Comunidad Andina, acuerdos bilaterales diversos, que sumados todos habría que ver si es que ayudan a la consolidación de América Latina como un todo o si la complican aún más”, dice César Peñaranda, director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima.
Para el socio principal de Mckinsey en Lima, Lino Abram, no se puede hablar de un solo mercado. “Aún hay muchas barreras legales, diferencias normativas, regulatorias y arancelarias que nos alejan de eso”. Para él, la integración ha surgido más por la necesidad de grandes empresas de invertir su flujo de caja fuera de sus fronteras. Incluso afirma que la expansión internacional de las pymes aún es tímida, si bien reconoce que la gastronomía es uno de los rubros que han permitido la integración de emprendedores. El colombiano Harald Faber, con sus ajíes, sabe que es cierto.