El tratado equivale a firmar seis nuevos TLC en una sola exhibición, pero también implica profundizar los vínculos de libre comercio con las otras cinco naciones con las que México ya tiene acuerdos.
El Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP, por su sigla en inglés) será la mayor apertura comercial de México en los últimos 21 años, puesto que prácticamente eliminará los aranceles a todos los productos, unas 12,100 clasificaciones, con seis países de la región Asia-Pacífico.
La apertura equivale a que México firme seis nuevos Tratados de Libre Comercio (TLC) con esas naciones: Singapur, Malasia, Nueva Zelanda, Australia, Brunei y Vietnam.
El TPP abarca además a Estados Unidos, Canadá, Japón, Chile y Perú, con quienes México ya tiene TLC. Los 12 países en conjunto ultiman las negociaciones para desarrollar reglas de origen comunes, dándoles ventajas frente a terceras naciones para comerciar internamente en la región.
Las reglas de origen se refieren al criterio pactado en un TLC para definir cuándo un bien es considerado originario, por su nivel de contenido regional, para gozar de las preferencias arancelarias. Esto es, a partir del porcentaje cumplido de insumos, partes y componentes en un producto se puede gozar de arancel cero.
También el TPP establecerá las disposiciones que se ocupan de las barreras no arancelarias en un horizonte de largo plazo, incluidos los requisitos de licencias de importación y otras restricciones.
“El persistente compromiso de México con el libre comercio busca generar oportunidades para acceder a mercados con mayor crecimiento y consolidar las preferencias comerciales con las que ya se cuenta”, dijo Francisco Rosenzweig, subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.
Con la nueva apertura, México podría incrementar sus exportaciones de productos más competitivos, como autos, camiones, aguacates, tomates, cervezas o zarzamoras, gozando de nulos aranceles, una vez que éstos queden totalmente desmantelados.
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Pero al mismo tiempo, las aduanas terminarán permitiendo el ingreso de productos en los que México es menos competitivo, como lácteos de Nueva Zelanda, calzado y prendas de vestir de Vietnam, circuitos integrados de Singapur o aceite de coco de Malasia.
“Los seis países (Singapur, Malasia, Nueva Zelanda, Australia, Brunei y Vietnam) son muy lejanos y competidores directos nuestros, por lo que seguramente nuestros beneficios con el TPP serían muy marginales”, cuestionó Arnulfo Gómez, investigador de la Universidad Anáhuac.
Sobre los productos digitales, el TPP hará permanente la obligación de no aplicar aranceles aduaneros, en línea con la moratoria de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y los países asumirían el compromiso de no discriminación (trato nacional y nación más favorecida).
Como nuevas disposiciones incluiría la libre transferencia transfronteriza de información por medios electrónicos, la libertad de localización de equipos informáticos, la cooperación en ciberseguridad y la protección de los códigos fuente.
Los socios del TPP están considerando propuestas relacionadas con la importación y exportación de productos de licencias y remanufacturados, así como disposiciones relacionadas con la seguridad alimentaria.