La rapidez de varios gobiernos latinoamericanos para ofrecerse a Rusia como socios comerciales no ha sentado nada bien en Bruselas, que esperaba más solidaridad política de la región.
La Unión Europea transmitirá en los próximos días a “un grupo de países” de América Latina su malestar por las rápidas reacciones oficiales luego de las sanciones rusas a los productos agrícolas de la UE, EE.UU., Australia, Canadá y Noruega y los llamará a tener en cuenta el carácter político del actual conflicto, según informan varios medios europeos.
En la UE cayó mal especialmente que los embajadores de Argentina, Chile, Ecuador y Uruguay en Moscú se reunieran, pocas horas después de que Putin decretase la prohibición de importaciones, con Serguéi Dankvert, director del Servicio Federal de Supervisión Veterinaria y Fitosanitaria de Rusia.
Gobiernos impulsan exportaciones. Efectivamente, varios gobiernos y organizaciones de comercio exterior de América Latina resaltaron de inmediato que las medidas de Moscú prometen beneficios para la región.
Jorge Capitanich, el jefe de Gabinete de la Argentina, manifestó, por ejemplo, que su gobierno elabora una agenda para “maximizar el comercio con Rusia”. “Estamos desarrollando la agenda con el sector privado para potenciar las exportaciones de nuestros productos, que van a sustituir los de la UE y los EE.UU.”, agregó.
Senerido Paludo, secretario de política agrícola del gobierno de Brasil, resaltó que el embargo de Rusia a los alimentos europeos podría permitir al Brasil exportar más maíz y soja a ese país. Interesantes para Brasil pueden ser también las posibilidades de vender más carne vacuna y de aves.
Voces escépticas en Chile y Uruguay. Según fuentes rusas, para septiembre está planeada la visita de Tabaré Aguerre, ministro de Agricultura de Uruguay, a Moscú. El presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay, Álvaro Queijo, es, sin embargo, escéptico. Al periódico local El Observador dijo que “las mejoras de este tipo no son las más deseadas” y que prefiere que sean “reales y fruto de la competitividad”.
Andrés Rebolledo, director de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, dijo por su parte ver también una “oportunidad de aumentar las exportaciones chilenas a Rusia”. Resaltó, no obstante, que “este es un tema estrictamente comercial. Nuestras posiciones en política exterior son claras (…) Son canales separados”, poniendo un acento diferente en la actitud de Chile ante las nuevas circunstancias.
UE: una cuestión política. La UE dice que las conversaciones con los países latinoamericanos no tematizarán cuestiones legales, sino que serán a nivel político, a efectos de resaltar la importancia de mantener un frente internacional unido y una actitud política en relación con Ucrania, es decir, con la anexión de Crimea y el apoyo ruso a los separatistas.
“La UE impuso las sanciones sobre una clara base de derecho internacional”, dijo un funcionario de la UE, citado por European Voice. Agregó que las medidas rusas carecen de esa base. “Si otros países sustituyen ahora las exportaciones de la UE a Rusia, eso es “difícil de justificar”, agregó.
La UE no critica la actividad de empresas privadas, sino claramente la de los gobiernos. “Podemos entender que productores y exportadores privados busquen nuevas oportunidades. Lo que no compartimos es que haya Gobiernos detrás”, dijeron voceros de la UE.
Pese al malestar, la UE ha optado por canalizar las quejas vía diplomática. En los próximos días, representantes diplomáticos europeos transmitirán el descontento de la UE a sus interlocutores latinoamericanos y, por ahora, no se planea llevarlo al plano político.