El exceso de agua no tiene solución, y si bien cuando esta falta, existe la posibilidad de regar, no todos los productores tienen acceso a la tecnología adecuada para hacerlo.
Montevideo. Los precios de las principales hortalizas y frutas consumidas en el mercado interno, tras las subas de hace 10 días se han estabilizado y en varios casos comenzaron a descender. No obstante, de registrarse un nuevo episodio de lluvias en exceso el alza en los valores puede regresar, lo que incluso se teme suceda en los próximas días. Ese panorama se desprende de un relevamiento realizado por El Observador este fin de semana, luego de visitar puestos de venta en el Mercado Agrícola de Montevideo, en una feria del barrio Cordón y en dos comercios ubicados en el Centro.
"En una semana el precio de la lechuga bajó más de la mitad, se planchó en $20, pero si llueve un par de días volverá a las nubes", explicó Carlos Cintas, puestero en una feria que se arma cada viernes en Chaná y Gaboto.
Rita Tormo, del puesto Bianco Hnos, en el Mercado Agrícola de Montevideo (MAM), comentó que lo que nunca falla es que apenas hay una secuencia de días lluviosos suben los precios de los cultivos de campo, especialmente las hortalizas de hoja. "Llueve y el precio de la acelga y el de la espinaca vuela; a la gente le duele, pero en general lo acepta y compra, menos, pero compra", dijo.
Añadió que "aunque los precios suban, la gente no deja de comprar. De pronto llevan un atado en vez de dos; la clientela acá es estable, gente que le gusta comer sano, no cambia la dieta".
Una diferencia de criterios se refleja cuando el motivo del incremento de los precios es por exceso de lluvias: en ese caso, el consumidor entiende la situación, sabe que eso complica al productor, según indicaron distintos actores del mercado. Pero cuando los precios se disparan por una sequía, como ocurrió este verano, indicaron que al comprador le cuesta entender mucho más esa coyuntura, pues le cuesta creer que en las quintas la producción pueda estar amenazada.
El exceso de agua no tiene solución, y si bien cuando esta falta, existe la posibilidad de regar, no todos los productores tienen acceso a la tecnología adecuada para hacerlo.
También en el MAM, en otro puesto, el de Domingo Moizo, hay una realidad que permite que las subas de precios se puedan atenuar, al menos los primeros días tras la adversidad productiva. "Comercializamos lo que producimos; no vamos a comprar al Mercado Modelo y eso nos da una ventaja", admitió Pablo Moruzzo, el puestero que estaba de turno.
"Nos ha pasado que cierta gente, sobre todo personas mayores, cuando uno les explica lo que pasa en la quinta se interesan y hasta nos han pedido para ir a conocer el lugar donde producimos", dijo. Tanto que ya tienen un sistema de visitas guiadas.
Una mujer que pasaba por allí, con el carrito bastante cargado, escuchó cuando se hablaba de precios e hizo su aporte. "Acá sube todo a cada rato, el boleto, los impuestos, la fruta sube, pero baja, la verdura sube, pero a la larga baja; solo hay que saber qué, cuándo y dónde comprar", dijo.
En el puesto ubicado en Mercedes y Eduardo Acevedo, Diego Curbelo, con una sonrisa, dijo: "A veces hay quejas, pero lo que veo es que se quejan del precio de la lechuga, del tomate, pero hay un recital en el Estadio (Centenario) y van pagando una fortuna".
Con el equivalente del precio de la entrada más barata para asistir al recital de Marc Anthony del próximo jueves se podrían comprar hasta 85 lechugas.
Curbelo admitió, no obstante, que hay precios muy elevados, como el del durazno, el kiwi o las ciruelas, que cuestan $ 120 el kilo, "pero es porque esa mercadería es importada". Quienes compran para hacer ensalada de fruta, apuntó, solo cambian los ingredientes: dejan de lado el kiwi y consiguen un kilo de uva moscatel por $ 49, lo que da un color y sabor especial a ese postre, comentó.
Otro aspecto a considerar, indicó otro puestero de la feria del Cordón, es que al comprar mercadería en el Mercado Modelo, se toma el precio fijado y se le agrega un 20% como valor de venta para cubrir el costo. "Ahí está la ganancia, pero el precio de base no lo pongo yo".
Y, luego, dijo que la clientela "es fiel", y que en un escenario de aumento de precios, quizás disminuya el volumen de la compra.
El abastecimiento de frutas y verduras en el Mercado Modelo tiende a normalizarse y en consecuencia a operar con precios sin tantos sobresaltos. Sin embargo, persisten las diferencias sobre el costo de la intermediación, que repercute en el bolsillo de los consumidores.
Para los productores resulta muy elevado ese costo con precios que hasta duplican lo que se les paga a los granjeros (y en algunos casos más).
Afirman que se les responsabiliza de ser un factor que contribuye a la inflación y citan el caso de los zapallitos, que se cotizan a nivel mayorista entre $ 9 y $ 11 el kilo, pero en las góndolas el consumidor puede pagarlos a $ 20 el kilo, como mínimo.
En el Mercado Modelo entienden que los precios que reciben los productores no cubren lo que consideran altos costos que implica la actividad productiva; pero, por otro lado, se observa que el comercio que hace la intermediación tiene también costos fijos operativos muy importantes para poder llegar con el producto al consumidor final.