El Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) comenzó sus operaciones de integración este lunes. Entre los tres mercados bursátiles sumarán en conjunto una capitalización que bordearía los US$660.985 millones.
Las bolsas de valores de Lima (BVL), Colombia (BVC) y Santiago de Chile (BCS) comenzaron a negociar sus acciones de forma simultánea a partir del 22 de noviembre. Ese día comenzó la primera etapa de las operaciones para permitir la integración de los mercados de renta variable y facilitar el acceso tecnológico de los intermediarios extranjeros al mercado local. Las bolsas se mantendrán como entidades jurídicas funcionales y operativas independientes en cada uno de sus respectivos países.
La integración busca el desarrollo del mercado de capitales a través de la integración de los mismos para proporcionar a los inversores una mayor oferta de valores y a los emisores mayores fuentes de financiación. "En teoría, la integración de los mercados de valores permite el intercambio de flujos de capitales entre los países de manera mucha más expedita", destaca Jaime A. Retamal Smith, director del MBA de la Universidad Gabriela Mistral de Chile. De forma muy simplista, añade, "esta integración permitiría a cualquier ciudadano de estos países, invertir en un mercado en particular con la misma facilidad que en su país de origen. En este contexto, se esperaría que el pequeño inversor, que anteriormente por escala no podía buscar una diversificación en estos mercados, ahora perfectamente pudiera efectuarlo".
Retamal considera que esta iniciativa "va en el sentido adecuado, es positiva pero con efectos en el mediano a largo plazo". En la misma línea se pronuncia Diana P. Piedrahíta, coordinadora del Laboratorio Financiero de la Universidad EAFIT de Colombia, para referirse a la importancia de la integración de las bolsas de los tres países: “Es un enorme paso para la profundización de los mercados en la región”.
Un gigante en América Latina. Según la información proporcionada por los propios países en la página oficial de la integración (http://mercadointegrado.com/), el mercado unificado de Perú, Colombia y Chile se convertirá en el primero de América Latina en número de emisores (563 empresas). En términos de capitalización bursátil al 9 de noviembre de 2010 y según datos recogidos por Bloomberg, el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) sumaría US$660.985 millones , en donde Chile representaría el 50,6% con US$334.461 millones, Colombia el 33,55% con US$221.775 millones y Perú el 15,85% con US$104.749 millones. Esto convierte a MILA en el segundo mercado por capitalización bursátil después de Brasil que tiene US$1.747.315 millones y por encima de México con US$457.997 millones.
Y en lo que a volumen de negociación se refiere, el MILA sería el tercer mercado de América Latina con US$57.000 millones al año, después de Brasil (US$633.000 millones) y México (US$87.000 millones). Los expertos consultados por la agencia de noticias Reuters aseguran que las negociaciones con acciones de las tres plazas de la región integradas podrían alcanzar cerca de US$300 millones al día.
La plaza bursátil de Perú se caracteriza por tener una mayor oferta de títulos de empresas mineras, que representan el 53% de la capitalización de la plaza local, según datos de la bolsa limeña. En la bolsa de Colombia, el sector industrial constituye el 78% de su capitalización, mientras que la bolsa de Santiago tiene un mayor peso las empresas de servicios, que equivalen al 32% de su capitalización.
Ventajas y algunos inconvenientes. Piedrahíta señala que el principal aporte de la integración de los mercados para los inversores nacionales es la posibilidad de invertir en más instrumentos y que, por los enfoques productivos diferentes de cada uno de los mercados, se conseguiría una mayor diversificación invirtiendo entre ellos. "Finalmente entre los tres mercados hay diferentes tipos de productos (ETF´s, carteras colectivas, productos derivados) que aumentarían las posibilidades de inversión", comenta Piedrahíta respecto a las ventajas que la integración tendrá para los inversores. “Adicionalmente, se esperaría una mayor competencia entre comisionistas que podría llevar a una disminución de los costes de transacción, más opciones para elegir entre ellos y posibles fusiones y adquisiciones”, añade.
Desde el punto de vista de los emisores, esta profesora de la Universidad EAFIT cree que la integración “traería mayores facilidades para entrar al mercado de capitales, que se vería traducido en menores costes de financiación o mejor aceptación de sus ofertas públicas”.
Para Diego Agudelo, director de la Maestría Sc. en Finanzas de la Universidad EAFIT, en Colombia, la integración “beneficiará a las firmas inscritas en las bolsas que se integrarán, e incluso firmas extranjeras, ya que les brindará un mayor conjunto de potenciales compradores para sus nuevas emisiones”. Agudelo explica que “al aumentar la disponibilidad de agentes que potencialmente pueden negociar un título, debe aumentarse el volumen de negociación en los diferentes títulos”, lo que, a su juicio, se ha evidenciado en otros procesos como la integración de cuatro bolsas europeas en Euronext en el año 2000, tres bolsas colombianas en BVC en el 2001 y el mercado Nórdico.
“Podemos ilustrar esto último con un ejemplo simplificado. Supongamos que existen dos mercados accionarios A y B independientes el uno del otro. En cada mercado al día hay 10 agentes potencialmente compradores y 10 vendedores. En cada mercado se tendrán 100 potenciales transacciones, para un total de 200. Si los dos mercados se integran plenamente, se tendrán 20 potenciales compradores y 20 potenciales vendedores, para un total de 400 potenciales transacciones diferentes. En este modelo simplificado la integración duplicó el número de transacciones potenciales”, señala.
A todo eso hay que añadir, según este profesor, “el beneficio para los corredores de bolsa y para las bolsas mismas: mayores ingresos por mayores volúmenes de transacción, y estar en mayor capacidad de competir por nuevos emisores e inversión extranjera frente a las grandes bolsas latinoamericanas actuales como Bovespa (Sao Paulo) y BVM (México)”.
Robert Tornabell, profesor de finanzas de la escuela de negocios Esade, en España, también considera que la integración tendrá ventajas para las empresas cotizadas y los inversores. “Las compañías tendrán la oportunidad de atraer un mayor volumen de capitales y competir entre ellas mediante nuevas emisiones en los mercados bursátiles”, mientras que “los inversores podrán colocar sus ahorros en países diferentes al suyo pero que podrán conocer y controlar mucho mejor”.
Tornabell va más allá y ve la integración positiva porque puede convertirse en el comienzo de algo más importante para Latinoamérica. “Podemos encontrarnos ante un primer paso dado entre países pequeños que pudiera allanar el camino hacia una integración de mercados mucho más grande, con la incorporación de gigantes de la zona como Brasil. Al país brasileño también le interesa esta integración porque atraerá un mayor volumen de movimiento de capital a la región, más liquidez, diversificación del ahorro y, por lo tanto, riqueza para todos”.
Pero los expertos consideran que la integración de las bolsas de Perú, Colombia y Chile no sólo tiene aspectos positivos. Para Piedrahíta, “un posible efecto negativo sería que, por el exceso de apetito de inversores por estos mercados emergentes, no completamente soportado por variables fundamentales de las economías y empresas, sino por la gran liquidez y bajas tasas de interés en sus países de origen, se inflen los precios de los activos hasta generar burbujas especulativas”.
Un proceso con sus dificultades. La página web oficial del MILA explica que la integración se llevará a cabo en dos fases. En la primera de ellas se realizará la integración a través de enrutamiento intermediado con valor agregado. El objetivo es facilitar el acceso tecnológico al mercado local por parte de los intermediarios extranjeros, a través de mecanismos desarrollados por las bolsas y los depósitos, bajo la responsabilidad de un intermediario local en la negociación, compensación y liquidación de las operaciones. En la segunda fase habrá una integración a través del acceso directo de intermediarios y estandarización de reglas de negociación y definición de un modelo de compensación y liquidación transfronterizo.
“Por el lado de la institucionalidad entre países, este proceso obliga a resolver todas las interrogantes que genera el flujo de capitales entre los mercados, tales como sistemas operativos, clearing [todas las actividades desde el momento en que se haga el compromiso de una transacción hasta que sea establecida], tributarios, etc”, destaca Retamal sobre las dificultades del proceso de integración. “Por último, dado que el sistema operaría con ‘espejos’ entre los países, la transacción en sí se estaría viendo directamente por las puntas participantes, independiente del mercado que se trate”, añade el director del MBA de la Universidad Gabriela Mistral.
Agudelo cita como problema “ciertas diferencias de sofisticación” entre las Bolsas. “Por ejemplo, en Chile es posible realizar ventas en corto en acciones, no así en Colombia o Perú. En Perú está más desarrollado el Mercado Global (firmas extranjeras) que en Chile y en Colombia”, argumenta.
Para Tornabell, “una de las mayores dificultades para que triunfe la integración es la falta de un mercado libre de capitales entre los tres países”. A eso hay que añadir que “las balanzas de pagos con importantes desajustes que sufren los países y la falta de una moneda común y estable”, por lo que considera que el MILA se trata de “un esfuerzo muy meritorio” pero “complicado”. “Una integración de bolsas en Mercosur [formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; Bolivia y Venezuela en proceso de adhesión; y Chile, Colombia, Perú y Ecuador como Estados asociados] sería mucho más factible, entre otras razones, porque Brasil tiene grandes reservas de monedas”, señala.
Este profesor de ESADE considera que los tres países podrían tomar como un buen ejemplo de integración al Latibex, el mercado bursátil para valores latinoamericanos de la Bolsa de Madrid, ya que todas las empresas cotizan en la misma moneda: el euro. “Creo las bolsas de Perú, Colombia y Chile deberían plantearse la posibilidad de que todas las acciones se negociaran en una misma moneda, facilitaría mucho las cosas”, recomienda.
Piedrahíta, por su parte, lamenta el hecho de que en la primera fase de la integración “no se tendrá un sistema de negociación conjunto sino que cada bolsa mantiene su sistema y compensan las operaciones a través de sus depósitos centralizados de valores”. A este problema añade el de las diferencias actuales en las regulaciones entre los tres países: “Los puntos críticos de esta regulación conjunta son el manejo cambiario, tributario y conceptual de los títulos valores, aunque se espera que esto quede solucionado en la segunda fase de la integración”.
Dejando a un lado las dificultades de este camino, Piedrahíta observa la integración de mercados como un trampolín para metas mucho más ambiciosas para Latinoamérica. “El gran paso que podría hacerse es pasar de una integración de las bolsas a una integración de las economías. Para esto, el primer paso podría ser a través de las integraciones comerciales entre los tres países con Tratados de Libre comercio más sólidos”, concluye.