"Las autoridades monetarias y los mercados deberían prepararse para una convalecencia prolongada y agitada", dijo Claudio Borio, jefe del Departamento Monetario y Económico del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus iniciales en inglés).
Londres.- Los mercados financieros necesitan prepararse para un largo período de turbulencia a medida que más de los principales bancos centrales del mundo comienzan a cerrar sus programas de estímulo y a elevar las tasas de interés, dijo el Banco de Pagos Internacionales en su último informe.
Una década después de que el colapso de Lehman Brothers disparó la crisis financiera global, la entidad financiera propiedad de varios bancos centrales con sede en Basilea comparó la volatilidad del mercado este año con la reacción de un paciente que termina un tratamiento farmacológico fuerte.
Podría haber más turbulencias en el futuro, con el probable aumento de tasas en Estados Unidos, el creciente temor por las guerras comerciales, el Banco Central Europeo a punto de poner fin a su programa monetario expansivo y mercados emergentes en problemas que deben elevar las tasas de interés.
"Las autoridades monetarias y los mercados deberían prepararse para una convalecencia prolongada y agitada", dijo Claudio Borio, jefe del Departamento Monetario y Económico del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus iniciales en inglés).
La ola de ventas de activos en los mercados emergentes que comenzó a fines de enero ya ha igualado a otra vista hace cinco años, cuando la Fed comenzó a reducir uno de sus programas de estímulos y los inversores enloquecieron.
Durante un plazo corto eso sacudió a los mercados, pero el BIS considera que este nuevo episodio tiene una mecha de combustión más lenta y que su duración dependerá parcialmente de si las recesiones comienzan a golpear, como algunos economistas temen.
Los bancos centrales aplicarían la cautela. El inminente final del plan de compra de bonos de 2,5 billones de euros del Banco Central Europeo se amortiguará mientras reutiliza sus beneficios durante años, mientras que el Banco de Japón está aún más rezagado en el proceso.
El reporte del BIS volvió a traer su usual advertencia sobre el inmenso monto de deuda en dólares y otras monedas extranjeras que tienen los mercados emergentes, así como sobre criptomonedas y sobre compañías "zombies", aquellas cuyas ganancias no cubren los pagos de intereses de su deuda.
Las monedas emergentes han caído como fichas de dominó este año ante el fortalecimiento del dólar, respaldado por tasas de interés más altas en Estados Unidos, una economía estadounidense más robusta y los temores que despiertan las disputas comerciales globales.
Los préstamos en dólares estadounidenses a mercados emergentes -excluyendo bancos- ha crecido más del doble desde el crash financiero, a unos US$3,7 billones. Y esa cifra no incluye ningún préstamo a través de swaps cambiarios, que tranquilamente podrían tener una magnitud similar.
"Irónicamente, había demasiada deuda en el corazón de la crisis, y ahora tenemos más", dijo Borio.
El reporte del BIS también contiene un oportuno estudio sobre la exposición de economías y bancos de todo el mundo a Turquía, que ha sido uno de los puntos principales de turbulencia en los mercados emergentes este año.
De acuerdo a los datos que cubren el período hasta fines de marzo de este año, bancos extranjeros tienen US$223.000 millones en préstamos pendientes, tenencias de valores y otras reclamaciones con residentes de Turquía.