El riesgo proviene de la venta de acciones y bonos de mercados emergentes por parte de los inversionistas internacionales desde mediados de 2015.
El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, enfatizó en una entrevista con el Financial Times, que los países emergentes deben estar preparados para una crisis potencialmente severa y de consecuencias violentas, debido a los estragos que pudieran causar el retiro de las políticas monetarias no convencionales en países ricos y la desaceleración de China.
El riesgo proviene de la venta de acciones y bonos de mercados emergentes por parte de los inversionistas internacionales desde mediados de 2015, que amenaza con provocar una contracción crediticia que dificultaría a las empresas de estos países pagar sus deudas.
Carstens expone que los bancos centrales de los mercados emergentes podrían imitar a sus contrapartes del mundo desarrollado y convertirse en “formadores de mercado de última instancia”, mediante el uso de políticas monetarias no convencionales para intentar estimular sus estancadas economías.
Los comentarios hechos por Agustín Carstens se suman a una creciente preocupación acerca del deterioro de las perspectivas para los mercados emergentes en 2016, encabezadas por una desaceleración económica en China, explicó en el Financial Times.
Los mercados emergentes deben estar listos para una crisis potencialmente severa. El ajuste podría ser violento, y las autoridades deben estar listas para ello”, dijo.
Ajustes. Autoridades y economistas han advertido que las ventas de acciones y bonos de los emergentes por parte de inversionistas internacionales desde mediados de 2015 amenazan con provocar una crisis crediticia que les dificultaría a las compañías satisfacer el servicio de sus deudas.
Muchas compañías de mercados emergentes se han llenado de crédito barato en la última década, después de un auge de las materias primas y las políticas monetarias ultra laxas. Conforme se retiren los inversionistas, esos costos aumentarán.
Carstens dijo que la respuesta política necesaria por parte de los bancos centrales de los mercados emergentes no llegaría a ser una “expansión cuantitativa” completa, la compra a gran escala de activos financieros realizada por la Reserva Federal y otros bancos centrales de los mercados desarrollados.
Pero, incluiría el intercambio de activos de alto riesgo y con vencimiento a largo plazo en manos de inversionistas por pasivos de menos riesgo y con vencimiento a menores plazos de bancos centrales o de gobiernos.
El diario señala que durante la década pasada las compañías de países emergentes se han hecho de créditos baratos, luego de un boom de commodities (materias primas) y políticas monetarias ultra laxas, lideradas por la Reserva Federal de Estados Unidos, dando lugar a bajos costos de endeudamiento.
Pero si los inversionistas venden, los costos se elevan, agregó al Financial Times.
Opción. Según Carstens, la respuesta de los bancos centrales detendría el uso de la expansión o flexibilización cuantitativa, aquella herramienta poco convencional utilizada por algunos bancos centrales, como la Fed, para aumentar la oferta de activos financieros.
La propuesta de Carstens podría funcionar en México dado el “inmenso” incremento de deuda de bajo interés en el sector privado, de acuerdo con analistas consultados por el Financial Times.
Esto siempre y cuando el gobierno mexicano tenga solvencia económica para respaldar el valor de sus activos, sugirieron los expertos.
Agregaron que incluso China ya opera una política de este tipo a través de su equipo nacional de las grandes instituciones financieras.
Al respecto, Carstens dijo al periódico que las maniobras de China van más allá de lo que él recomendaría para otros mercados emergentes.
Sugieren que México se proteja contra volatilidad
México no puede soslayar el contexto de volatilidad internacional, en el que además gravitan otros peligros, como una caída más pronunciada de los precios del petróleo, para blindarse, consideró el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón Castañón.
De acuerdo con el dirigente empresarial, ante la incertidumbre que dificulta la planeación con parámetros certeros, se impone la prudencia, la capacidad de reacción y la resiliencia, conservando y fortaleciendo el modelo económico que el país ha construido.
Confió en que el Banco de México (Banxico) sabrá responder adecuada y oportunamente ante una eventual “guerra competitiva” de tipo de cambio y mayores salidas de capital de cartera. No obstante, consideró que se requiere de un esfuerzo real de austeridad y eficiencia en el gasto público, ante la presión en las finanzas públicas.
Vigilancia. Es cierto que la inflación ha estado en niveles históricamente bajos, pero aun así, las autoridades tendrán que estar al pendiente del efecto del tipo de cambio en los precios, tanto en la canasta básica como por categorías. Habrá que analizar los escenarios y alternativas de respuesta en los distintos sectores, para compensar los aumentos de costos con disminución de otros, sustituir importaciones con productos mexicanos y defender los mercados, de acuerdo a las posibilidades de cada empresa”.
Dijo que si realmente se quiere “apuntalar el blindaje” es preciso alentar con más fuerza la inversión y al mercado interno, las cadenas de valor y la integración hacia las exportaciones.
Este año podemos crecer cerca de tres por ciento o incluso podemos aspirar a un mayor crecimiento, siempre y cuando se realicen estrategias y acciones adecuadas, para el fortalecimiento de los mercados regionales”.
Indicó que es momento de implementar políticas, estímulos y facilidades que alienten la inversión, el empleo y el mercado interno. “Igualmente, ampliar el acceso a capital, con el desarrollo de todo el potencial de alternativas como la banca de desarrollo, en conjunción con la banca comercial. Incentivos competitivos y facilidades para la inversión, para la modernización de nuestra planta industrial”.