El pacto de crecimiento de 120.000M de euros aparenta una victoria para Italia, España y Francia; pero el establecimiento de una autoridad central dedicada a vigilar bancos es el triunfo germano.
Berlín. A primera vista, los grandes ganadores de la última cumbre de Europa para salvar al euro fueron los líderes de Italia, España y Francia.
Al aliarse en una poderosa coalición para desafiar a Alemania; Mario Monti, Mariano Rajoy y François Hollande consiguieron arrancar importantes concesiones para luchar contra la crisis de una inesperadamente flexible Angela Merkel.
Pero si en los próximos años no hay un cambio notorio en la zona euro, la sesión maratónica en Bruselas será recordada tanto por lo que la líder alemana sacó de sus combativos socios como por las amargas políticas que se vio obligada a tragar.
"Que Monti, Rajoy y Hollande estén vendiendo ahora felizmente esto como una victoria dice mucho sobre las habilidades diplomáticas de la señora Merkel", dijo Holger Schmieding de Berenberg Bank.
Al tener planes pendientes las votaciones parlamentarias previstas para horas después de la cumbre, Merkel adoptó una posición pública inflexible por adelantado. Eso hizo que pareciera como si se hubiera retractado, cuando de hecho podría haber conseguido mucho de lo que quería.
La mayor concesión de Merkel en la madrugada del viernes 29 de junio fue aceptar que el nuevo fondo permanente de rescate de la zona euro, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), pueda inyectar ayuda directamente a los bancos con problemas.
Según los reportes posteriores a la cumbre, Merkel cedió después de que Monti amenazara con retirar su apoyo a un nuevo "pacto de crecimiento" europeo que la Canciller necesitaba desesperadamente para ganar votaciones cruciales en el Parlamento alemán horas después.
Varios altos cargos europeos en Bruselas dijeron a Reuters que poco días antes de la cumbre, Merkel había mencionado en privado que podría vivir con la idea de recapitalizaciones bancarias directas.
Su condición era el respaldo a una de las demandas claves de Berlín: el establecimiento de una autoridad de supervisión central para los bancos dirigida por el Banco Central Europeo (BCE).
Los detalles de cómo funcionará esta nueva autoridad, qué poderes tendrá y qué bancos supervisará siguen poco claros.
Pero su creación podría verse a la larga como una victoria para Merkel y su visión de una Europa unida, integrada, con estrictos controles centrales. Una pérdida de soberanía que podría no ser evidente para Monti, Rajoy y Hollande hasta que los responsables de la UE pongan la carne en el asador del plan en la segunda mitad del año.
"El tono de la cumbre desde luego hizo que pareciera una gran derrota para Merkel, pero en lo que se acordó en lo fundamental no creo que lo fuera", dijo Guntram Wolff, Vicedirector del Centro de Estudios Bruegel en Bruselas.
"La recapitalización directa de bancos sólo puede producirse una vez que esté creado y funcionando el nuevo organismo de supervisión bancaria. Esta ha sido su estrategia todo el tiempo: sí a la ayuda, pero sólo cuando estén en marcha los controles adecuados".
¿Importantes concesiones alemanas?
Pese a la reputación de inflexible que la ha convertido en una figura odiada en Grecia y ha hecho que la revista británica de tendencia izquierdista New Statesman la calificara como la "Líder más peligrosa de Europa", Merkel ha mostrado una disposición inusual a hacer concesiones en medidas a corto plazo de lucha contra la crisis recientemente.
El mes pasado, Alemania anunció que estaba dispuesta a conceder a España un año más para alcanzar sus objetivos de reducción de déficit. Y los alemanes también rompieron un tabú de la posguerra mostrando una tolerancia a niveles de inflación alemana más altos para ayudar a sus socios europeos del sur.
En la cumbre en Bruselas, Merkel aceptó que los préstamos del MEDE a España no tuvieran el estatus de acreedor preferente, un paso que podría frenar la huída de bonos españoles por parte de inversores privados.
Pero las concesiones a Italia fueron modestas como mucho, y los alemanes rechazaron enérgicamente las pretensiones de Monti para que cualquier compra futura de deuda italiana por parte del fondo de rescate europeo se produjera con condiciones mínimas.
El "pacto de crecimiento" de 120.000 millones de euros acordado y publicado en Bruselas fue celebrado como una gran victoria para Hollande, quien prometió durante su campaña para la presidencia francesa oponerse a las políticas de austeridad de Merkel y encontrar nuevos fondos para respaldar a las economías golpeadas por la recesión en la periferia sur de Europa.
Pero antes de celebrar, hay que mencionar que esta victoria fue más simbólica que importante. Gran parte de la cifra procederá de fondos estructurales de la UE ya comprometidos, pero no utilizados.