La afirmación del presidente Juan Manuel Santos sobre la buena salud del bloque no encuentra eco entre analistas.
La afirmación se produjo en medio del optimismo y de la atención de la comunidad internacional. Ocurrió en Cartagena, en el epílogo a la firma del Protocolo Comercial de la Alianza del Pacífico, el documento que da vía libre a la rebaja de aranceles para el 92% de los productos fabricados por México, Chile, Perú y Colombia (se activará en un año, cuando los cuatro congresos lo aprueben).
Allí, el presidente Juan Manuel Santos lanzó su afirmación: “Estos cuatro países están mejor preparados para enfrentar las volatilidades externas de los mercados. Cuentan con crecimientos fuertes, altas tasas de inversión, una buena situación fiscal y amplias reservas monetarias”.
En su concepto, no se trata de una frase suelta. El mandatario explicó que las proyecciones de sus economistas indican que el bloque añadirá un crecimiento adicional al PIB de 0,7%, un aumento de 1,4% en los flujos de inversión extranjera directa y la creación de al menos 40.000 empleos de alta calidad.
Pero la afirmación no cuadra en las cuentas de los analistas independientes, entre quienes circula un axioma: Nunca desmentir a un presidente, pero establecer las nubes negras a su alrededor.
“La historia es la mejor forma para juzgar ese tipo de pronunciamientos. Basta recordar que, en su momento Óscar Iván Zuluaga, como ministro de Hacienda, aseguró que la economía estaba blindada y sucedió que entre 2007 y 2009 el PIB pasó de un crecimiento de 6,9% a 1,7%. Además, los economistas que están asesorando al presidente Santos son los mismos que se declararon incapaces de calcular el potencial de creación de nuevos empleos de la reforma tributaria”, comenta José Roberto Acosta, gerente de Inversiones de la firma Asesores en Valores.
De hecho, las cifras no respaldan completamente la afirmación presidencial. En el último año el país ha sufrido el embate de la volatilidad originada desde Washington por la decisión de la Reserva Federal (Fed) de reducir su programa de estímulo monetario, que consistía en compras mensuales de activos por US$85.000 millones. Esto ha desencadenado una fuerte crisis en los mercados emergentes, como el colombiano, donde los inversionistas internacionales que se refugiaron durante la crisis financiera de 2008 decidieron repatriar sus ganancias.
Debido a eso el índice Colcap, el más importante de la Bolsa de Valores de Colombia porque mide la liquidez del mercado, ha perdido el 19,95% de su valor por cuenta de la inestabilidad. Una historia similar ha vivido el Mercado Integrado Latinoamericano (Mila), la bolsa integrada por Chile, Perú y Colombia y a la que muy pronto se unirá México, cuyo indicador, el S&P Mila 40, ha caído 31,85% en ese mismo período.
“El mercado chileno se ha estancado y sus acciones han perdido precio, igual a lo que sucede en Perú con las inversiones mineras, muy cuestionadas por el gran impacto ambiental que han dejado. El único fuerte ahora es México, cuya economía se comporta muy similar a la de EE.UU. Es el actor que jalonaría el crecimiento. En Colombia, la gran esperanza es la infraestructura, en donde los constructores externos son quienes pueden por fin poner a marchar esta locomotora”, dice Acosta.
Tampoco es muy claro el horizonte. La decisión de la Fed también ha afectado las cotizaciones de commodities esenciales para Colombia, como el carbón, el café o el ferroníquel, y se anticipa que el petróleo, el único que mantiene un perfil alto, se desinflaría por el contexto internacional.
“EE.UU. y la Unión Europea son los principales interesados en sellar un acuerdo con Irán, el tercer productor mundial de crudo que hoy sufre el embargo de sus exportaciones. Esto les permitiría, como compradores, beneficiarse de precios más baratos”, dice César Ferrari, PhD. en Economía y catedrático de la Universidad Javeriana.
Según el DANE, entre enero y noviembre de 2013 el país exportó US$29.138 millones en petróleo y sus derivados, ingresos que se afectarían con una eventual caída del precio. De acuerdo con Ferrari, sería sólo una parte del problema: “La recesión de liquidez hará que suban las tasas de interés comerciales, por lo cual las empresas dejarán de financiarse en el exterior. Es una presión adicional a la tasa de cambio, porque no se traerán dólares para monetizar”.