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América Latina: el nuevo imán de los inversionistas internacionales
Viernes, Octubre 12, 2012 - 16:23

Mientras la crisis económica tiene en llamas a Europa y Estados Unidos, América Latina lentamente se convierte en una plataforma atractiva para los inversores mundiales.

Julio de 1990: las dos Alemanias se reunificaban dando fin a la guerra fría y, como una sola y orgullosa nación, ganaban el Mundial de Fútbol de Italia ante las lágrimas inconsolables de Diego Maradona. Eso por no hablar del colombiano René Higuita, que pasó a la historia con una de las chambonadas más jocosas en la historia del fútbol ante Camerún. Mientras estas imágenes recorrían el mundo, en Nueva York una empresa latinoamericana ponía fin (simbólicamente) a la década perdida.

Mucha agua ha pasado por debajo del puente desde que la Compañía Teléfonos de Chile (CTC) logró colocar sus acciones en Wall Street, por una cifra que hoy parece pintoresca: US$75 millones.

Dos décadas después los países desarrollados viven una crisis sin precedentes y sus inversionistas ahora miran a América Latina con interés. Con tasas de crecimiento positivas, grandes proyectos de inversión, inflaciones controladas, precios de materias primas al alza y estabilidad política, América Latina y sus empresas son ahora atractivos. Y lo demuestran la colombiana Ecopetrol, la peruana Pacamayo, la chilena Cencosud y la argentina Mercado Libre. Son sólo algunas de las empresas de la región que han logrado hacer sonar la campana en el mayor mercado bursátil del mundo. Esto junto con el desafío de atraer inversionistas extranjeros a las bolsas locales.

¿Cómo aprovechar el momento y transformarlo en un cambio estructural? ¿Cómo escapar del karma latinoamericano de la golondrina que no hace verano?

Creerse el cuento. “Los grandes inversionistas institucionales van a tener el gran reto de diversificar sus portafolios,  escoger nuevos destinos de inversión y  seleccionar adecuadamente el balance de riesgo-retorno de sus portafolios”, dice Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia.

El chileno Jorge Errázuriz, presidente de Celfin Capital, lo sintetiza con una frase típica de su país: “Nos tenemos que creer más el cuento”. Para Errázuriz, quien participó también en la ya legendaria colocación de CTC, lo ideal es que las inversiones que se hagan sean a través de las bolsas latinoamericanas, algo que ya está ocurriendo.

Los mercados de valores se vislumbran como un medio importante para la recepción de flujos de capitales, más aún si se tiene en cuenta que la región dispone ahora de un creciente nivel de ahorro doméstico, no sólo de instituciones sino también de personas.

En este contexto, no son sólo los inversionistas del primer mundo los que están llegando a colonizar las bolsas locales, como ocurrió a mediados de los años 90. Tras la compra de la filial chilena Celfin Capital y de la colombiana Bolsa y Renta por más de US$300 millones, el brasileño BTG Pactual se convirtió en el banco de inversión más grande de la región. A ello se suma la alianza de BCP, IM Trust y Correval para la creación del Banco de Inversión Regional. Y estas multilatinas de las finanzas tienen ambiciones grandes, personal especializado y estrategias específicas para cada mercado.

Los analistas coinciden en catalogar a  Brasil, México y el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) -conformado por Chile, Colombia y Perú- como los mercados más importantes. Según cifras de la Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB), estos mercados tienen una capitalización conjunta de US$3,9 billones.

El resto de los países de América Latina, en cambio, generan pocas  expectativas dados el tamaño de sus bolsas y el número de empresas listadas. “Son lo que llaman economías fronteras y eso implica que la liquidez, las reglas de juego y la regulación no son atractivas o estables para que un inversionista acceda sin mayores riesgos”, explica Daniel Velandia, director de investigaciones económicas de la corredora colombiana Correval.

Velandia ve en el MILA una oportunidad muy grande, dada la complementariedad de los tres países que lo componen actualmente: Colombia, Chile y Perú. Mientras Chile ofrece acciones de empresas financieras y de retail, Colombia tiene hidrocarburos y energéticos, y Perú, minería. Aunque Colombia y Perú tienen relativamente pocas empresas listadas, la unión de ambos con Chile genera sinergias positivas.

“Hay un futuro gigante en el mercado porque ya no estamos hablando de un potencial de 45 millones de personas, sino de 100 millones”, dice. Cifras que podrían aumentar si se concreta el ingreso de México. De llegar a ocurrir, América Latina pasaría a tener dos grandes mercados: MILA y Brasil.

Sin embargo, los expertos coinciden en que el MILA aún no despega, lo que pasa por ajustar algunos procedimientos que permitan aprovechar el potencial. “Falta homogenizar procedimientos del sector público en la parte tributaria y en las facilidades para los flujos de capitales”, dice Jorge Errázuriz, para quien es necesario “pensar como si fuera el mercado financiero integrado de los estados unidos de Latinoamérica”.

Otros desafíos son la estandarización de los requisitos para que una empresa pueda transar sus acciones de forma inmediata en todos los mercados; la reducción de los costos de intermediación, y el afinamiento de aspectos operativos (por ejemplo, quién tendrá la custodia de los títulos negociados).

“Todos los mercados deben estar interrelacionados, para que uno pueda comprar aquí una acción de México con la misma tranquilidad con la que compra allá”, señala Jaime Humberto López, presidente de la Asociación de Comisionistas de Bolsa de Colombia (ASOBOLSA). Algo que para Velandia requiere tiempo y paciencia para ahondar en el conocimiento de los mercadcos vecinos por parte de cada uno de los actores.

Porque, atractiva y todo, la región enfrenta riesgos que derivan, en parte, de su propio éxito reciente. Los analistas resaltan el caso brasileño, en donde la revaluación del real ha desestimulado las inversiones y causado volatilidad. Un reto común a todas las economías de la zona: los precios de materias primas al alza atraen más inversión extranjera directa y de cárter, lo que deprime el tipo de cambio.

¿Cómo equilibrar este proceso? La fórmula de Errázuriz para el inversionista extranjero es clara: “Mejor que venga hoy que venga mañana... mañana le va a salir más caro”, dice el presidente de Celfin Capital.

Para Sandra Manuelito, oficial de asuntos económicos de la CEPAL, la resistencia de los empresarios a abrirse al mercado de acciones es otro de los factores limitantes  en el desarrollo de los mercados accionarios. “Muchas de las empresas en la región son de grupos relativamente cerrados o familiares, y abrir el capital significa abrir la empresa a otras personas y compartir el control”, explica.

En general las compañías son reacias a hacer pública su información, condición para ingresar a las bolsas, y frente a la cual los diferentes actores del sector tienen el reto de transmitir las bondades de estar en el mercado de valores. Eso junto con recalcar el hecho de que los parámetros exigidos para listarse se convierten en un factor de valorización.

Y esto está funcionando, hasta cierto punto, porque los inversionistas están reclamando nuevas emisiones, como afirma el chileno Jorge Errázuriz. “No hay nueva emisión que se quede sin colocar en el mercado; la gente quiere diversificación”, dice.

Con todo, analistas y directores de las bolsas de valores coinciden que tampoco se trata de acelerar artificialmente las cosas. El pasado tiene más de una lección en este sentido.

Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia, lo sintetiza: “Se trata de un cambio muy estructural, de cómo convertir esta economía global en fuente de financiación y de crecimiento”.

Autores

Jenny González