Dilma Rousseff emprendió una cruzada para reducir una de las tasas de interés más altas del mundo, que llegan hasta 150% al año en algunos tipos de préstamos.
Sao Paulo. La presidenta Dilma Rousseff está logrando recortar las tasas de interés en Brasil. Pero la respuesta creativa de los bancos hace que el costo de los préstamos siga siendo estratosférico.
Rousseff emprendió una cruzada para reducir una de las tasas de interés más altas del mundo, que llegan hasta 150% al año en algunos tipos de préstamos. Su mensaje a los bancos: reduzcan las tasas y "spreads", la diferencia entre la tasa a la cual los bancos prestan y la que pagan por los depósitos, para que los brasileños tengan acceso a dinero más barato.
Los bancos están respondiendo con nuevos tipos de préstamos, incluyendo algunos productos que podrían aumentar el costo para los consumidores.
Y aunque los banqueros elogiaron públicamente la medida para asegurar la salud de la economía en el largo plazo, están elevando silenciosamente los costos y exigiendo a los acreedores más colaterales para proteger sus beneficios.
¿Resultado? Los "spreads" están subiendo en lugar de bajar. Aumentaron en julio tras caer durante cuatro meses consecutivos, según datos del Banco Central. En segmentos de riesgo como los préstamos para la compra de autos, donde los incumplimientos de pagos se dispararon en los últimos meses, los diferenciales han ido subiendo sistemáticamente.
"Las tasas de interés más bajas llegaron para quedarse. Pero apostar por una rápida caída de los spreads es quizás poco realista", dijo Maria Rita Gonçalves, analista de Fitch Ratings en Río de Janeiro. "Los bancos ponen sus utilidades primero. Cualquier erosión de sus ingresos no ocurrirá mañana ni tampoco en los próximos meses", agregó.
La presión de Rousseff por recortar las tasas de interés y diferenciales bancarios no ha caído totalmente en oídos sordos.
El Banco Central redujo su tasa de referencia Selic en ocho oportunidades desde agosto del 2011, hasta un mínimo histórico de 8%, y bancos estatales como Banco do Brasil y la Caixa Economica Federal han seguido el ejemplo.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, instó el miércoles a los bancos privados a ser más "proactivos" en la concesión de préstamos de bajo costo, porque los recientes recortes de tasas de interés no lograron resucitar el crédito ni estimular la economía, dijeron a Reuters dos fuentes con conocimiento directo de la situación.
Un creciente número de analistas teme que la campaña de Rousseff por reducir el costo del dinero pueda tener el efecto indeseado de reducir las utilidades de los bancos al mínimo en décadas.
Tras años de un rápido incremento de las carteras de préstamos para captar a clientes que antes temían al crédito, la mayoría de los bancos del sector privado pisó el freno este año para reducir la creciente cifra de incumplimientos de pagos.
Con los impagos todavía en aumento, la estrategia de Rousseff podría estimular los préstamos irresponsables en algunos bancos que temen perder su participación de mercado frente a los bancos estatales.
Las previsiones para préstamos incumplidos en los cinco mayores bancos de Brasil subieron a un récord de 30.000 millones de reales (US$14.800 millones) hasta junio, según cálculos de Thomson Reuters. Como resultado, los bancos están buscando enlentecer los desembolsos para contener las pérdidas, a pesar de la presión del Gobierno para hacer lo opuesto.
"No es normal que los spreads bajen cuando los incumplimientos están subiendo", dijo el presidente ejecutivo del Banco Santander Brasil, Marcial Portela Alvarez, en una conferencia de prensa a fines de julio. Santander Brasil es el mayor banco extranjero del país.
Ansiosos por proteger sus balances ante el recorte de los tipos de interés, algunos bancos están apelando a la innovación.
Unibanco Holding, el mayor banco privado del país, lanzó una tarjeta de crédito que reduce las tasas de interés a la mitad pero lo compensa mediante el cobro de tasas desde el momento de la compra, una novedad en Brasil.
El producto, llamado Itaucard 2.0, aumentará las utilidades de Itaú en lugar de reducirlas, dijo Fabio Zagatti, un analista de Barclays. Si los bancos rivales copian la idea, cobrando a los clientes por la refinanciación, aumentarán los costos en lugar de reducirlos.
Estrategias como las de Itaú deberían contener una caída en el precio de las acciones de los bancos brasileños, suavizando los temores de los inversores sobre el agresivo ciclo de recorte de tasas. El índice MSCI Brazil Large Financials ha perdido un 16% desde abril, cuando Rousseff instó por primera vez a los bancos a abaratar el costo del dinero.
La disputa sobre los diferenciales bancarios se recalentó en junio, cuando el economista jefe de la federación de bancos irritó a Rousseff al cuestionar públicamente la eficiencia de su estrategia. El economista fue rezongado a raíz de la protesta del Gobierno, pero incluso algunos funcionarios comparten su escepticismo.
"Hemos visto una pronunciada reducción de las tasas y sólo una parte de eso se ha traducido en menores spreads, pero no podemos esperar que la tendencia sea lineal", dijo el director de política económica del Banco Central, Carlos Hamilton, la semana pasada.
Hasta el Banco de Brasil, controlado por el Estado, está sumándose a sus rivales para contener potenciales pérdidas de ingresos como resultado de la llamada "guerra contra los spreads" de Rousseff.
Los ingresos por cargos en cuentas de los clientes podrían subir en el segundo trimestre, después que el Banco do Brasil adelantó los aumentos anuales de comisiones. Según analistas, el programa de reducción de tasas del banco, "BomPraTodos", está ayudando a estimular las ventas simultáneas de varios productos.
La campaña de Rousseff puede no estar logrando todos los efectos deseados, pero está impidiendo que los bancos reduzcan agresivamente los desembolsos para préstamos, según Paulo Rabello de Castro, presidente de la agencia local de calificaciones SR Ratings.
"Si la presidenta no hubiera intervenido, la generación de préstamos se habría hundido", dijo.
El crecimiento de los préstamos en Brasil se enlenteció a un 17 por ciento en junio, desde un ritmo superior al 20 por ciento más temprano este año, según datos del Banco Central.
La obsesión de Rousseff con las tasas de interés es bienvenida por la clase media emergente de Brasil, que está usando el crédito para comprar sus primeros autos y otros artículos caros en cantidades récord.
Los brasileños ahora citan las tasas de interés como la principal variable a la hora de pedir préstamos, reemplazando el plazo de los préstamos como la mayor preocupación, según una encuesta reciente de NovaQuest.
En otras palabras, cambios en el comportamiento del mercado de crédito podrían estar ocurriendo más rápido de lo que se pensaba anteriormente. Los resultados pueden reflejarse en los ingresos de los bancos, a medida que los clientes aprenden a negociar menores costos a la hora de pedir un préstamo.
Y los bancos podrían sufrir también por otras razones.
Marcelo Telles, un analista de Credit Suisse Group, espera por ejemplo que la erosión de los márgenes continúe siendo el mayor problema de la industria en el corto plazo. Los inversores están ignorando en gran medida el impacto que tendrán las futuras refinanciaciones de préstamos a tasas fijas con menores spreads, dijo.