Las promesas de ayuda de la Unión Europea y el Banco Central Europeo han reducido en los últimos meses los costes de financiación de España desde niveles insostenibles.
Madrid. Cuanto más aplace el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, la petición de ayuda a la eurozona, mayor será el riesgo de turbulencias financieras e incluso de una peor recesión para España, según varios analistas.
Las promesas de ayuda de la Unión Europea y el Banco Central Europeo han reducido en los últimos meses los costes de financiación de España desde niveles insostenibles. Sin embargo, irónicamente, si Rajoy está convencido por las mejores condiciones del mercado de que ya no necesita pedir ayuda, eso podría empeorar la situación.
Una fuente gubernamental dijo este miércoles a Reuters que el presidente del Gobierno no había descartado pedir un rescate, pero tanto los progresos en el recorte del déficit y los movimientos de la UE hacia una unión bancaria le dan un cierto respiro al Ejecutivo.
"Eso no significa que no lo vayamos a pedir, pero no lo vemos necesario (en este momento)", dijo la fuente. Anteriormente durante este mes, otra fuente familiarizada con la forma de pensar de Rajoy dijo a Reuters que España pediría la ayuda, pero no se precipitaría.
Bajo el programa propuesto, los países como España podrían pedir ayuda del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que activaría la compra de bonos por parte del banco central para estabilizar los costes de financiación.
El gobierno central ya ha cubierto un 95 por ciento de las necesidades de financiación para 2012 y comenzará con la pre-financiación de 2013 con las subastas de bonos este año, lo que parece dar cierto de respiro a Rajoy para retrasar la decisión.
Sin embargo, los analistas dijeron que con el aplazamiento de la petición de una línea preventiva de crédito se pierde un tiempo precioso para recomponer la cuarta economía de la eurozona, que ya se ha contraído durante cinco trimestres.
La incertidumbre ha paralizado las inversiones, y se espera que el desempleo continúe incrementándose el próximo año, empeorando una tasa de paro que ya alcanza el 25 por ciento.
El retraso hace que afloren las dudas entre los inversores sobre si el plan del BCE hará algo más que comprar tiempo para España antes de que el país necesite un rescate completo.
Madrid podría ver su deuda soberana degradada a grado especulativo, perder su acceso a los mercados y verse empujado a un rescate completo que traería condiciones más drásticas que las que incorpora la línea de crédito que ahora se ofrece.
Durante los últimos nueve meses, España ha sido el centro de atención de la crisis de deuda de la eurozona - que ya dura tres años - y ya ha obtenido una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros para recapitalizar a sus bancos.
Tras haber subido por encima del 7 por ciento en julio, la rentabilidad de los bonos soberanos a 10 años ha caído, anticipando una actuación del BCE, y se sitúa ahora alrededor del 5,6 por ciento.
Sin embargo, la visión dominante entre los inversores, analistas y fuentes es que la confianza del mercado es sólo temporal, a menos que el BCE actúe realmente.
"No estamos de acuerdo con todos aquellos que creen que el rescate no es necesario. Creemos que no hay otra manera salvo un rescate", dijo la semana pasada Credit Agricole-Cheuvreux en una nota.
El primer ministro italiano, Mario Monti, dijo esta semana que para recuperar la confianza, la compra de bonos por parte del BCE necesitaba ser real, no sólo un plan. El Fondo Monetario Internacional expresó una visión similar a comienzos de este mes.
Fuentes diplomáticas aseguran que el presidente francés, François Hollande, también ha presionado a Rajoy para que acepte el rescate.
Importantes ejecutivos han pedido públicamente al gobierno que siga adelante con el rescate, incluyendo los dos mayores bancos españoles, BBVA y Santander.
Dos altos responsables de la eurozona con conocimiento directo de la situación dijeron anteriormente ese mes que estaban preparando al terreno para que la petición de rescate se hiciera en noviembre.
Sin embargo, Rajoy ha dado continuas señales de que no se precipitará con la decisión a menos que las condiciones de mercado empeoren.
El presidente del Gobierno ha construido su carrera política basándose en la cautela, dijo un economista español que pidió no ser identificado: "Rajoy cree que el tiempo lo cura todo, esa es su estrategia distintiva, su característica genética".
Rajoy también que considerar la resistencia interna. Un rescate podría traer aparejado nuevas exigencias para más recortes presupuestarios, algo a los que se oponen los manifestantes que se concentran en Madrid varias veces por semana.
Fuente familiarizadas con el pensamiento de Rajoy han dicho que el presidente quiere estar seguro de que las condiciones unidas al rescate sean mínimas, y que la ayuda no crearía nuevos riesgos para España.
El ahorro conseguido con las anteriores medidas de austeridad, que incluyen recortes en salarios públicos y recortes de gastos en colegios y hospitales, ya ha sido neutralizado por el mayor gasto en prestaciones por desempleo y en el pago de los intereses de la deuda.
MÚLTIPLES PRESIONES
El Gobierno español debe captar 207.000 millones de euros en deuda el año que viene y posiblemente otros 20.000 millones para cubrir las finanzas de los endeudados gobiernos regionales. Analistas dicen que será complicado cumplir esas necesidades sin ayuda externa.
Las 17 comunidades autónomas llevan fuera de los mercados de deuda durante meses y hasta ahora nueve han solicitado fondos al llamado Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) por unos 17.000 millones de euros y otras más podrían seguir los mismos pasos.
En el sector privado las necesidades son incluso más acuciantes. Las empresas españolas se lanzaron al mercado de bonos en septiembre con la caída de los tipos de interés.
Ahora tienen cierto espacio para respirar puesto que han refinanciado parte de los vencimientos de 2013, pero siguen preocupadas por sus calificaciones crediticias y por el acceso a los mercados si el rescate se retrasa.
Ya hay algunos indicios de que los mercados están perdiendo la paciencia. El diferencial entre los bonos de referencia de Alemania y España -que refleja la percepción del riesgo de invertir en España- se encuentra ahora en unos 414 puntos básicos, muy por debajo de las cotas de 640 puntos básicos alcanzadas en julio pero todavía testarudamente alto.
"El descenso (de la prima de riesgo) se ha detenido. El diferencial español ha encontrado suelo un poco por encima de los 400 puntos básicos. Esto podría ser gradual pero ha comenzado una senda ascendente", dijo José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Aunque pocos analistas consideran que los inversores apostarán en contra del BCE ante la posibilidad de que esté a punto de intervenir comprando bonos de manera masiva, algunos creen que España corre el riesgo de perder acceso al mercado. Las agencias de rating Standard & Poor's y Moody's han sugerido que podrían rebajar la calificación de la deuda española al bono basura si no se materializa el rescate.
Los analistas de Citi esperan que España pierda su preciado grado de inversión en los próximos 6-9 meses, incluso a pesar del apoyo europeo.
Los españoles siguen sufriendo. La mayoría de proyecciones apuntan a que la economía se contraerá otro 1,5 por ciento el año que viene. Entretanto, la inflación sube por el incremento del IVA y otros impuestos.
Esta sombría perspectiva entraña algunos riesgos para el plan del BCE y algunos analistas dicen que el restablecimiento de la confianza del mercado podría durar solo unos meses. Si el BCE empieza a comprar bonos, no podría detenerse sin consecuencias devastadoras.
"El efecto en el mercado podría ser corto, un mes o dos, pero un rescate se trabaja en un periodo de dos años", dijo Díez.
"En un plazo de seis meses podría estar debatiéndose un rescate en toda regla. Para evitar eso, el BCE tiene que cumplir con sus compromisos y comprar (bonos) cada semana (...) Y como compre y luego se pare, entonces habrá problemas", añadió.