Existen indicios de que estos brasileños -conocidos como la "nueva clase C" y formada por unas 40 millones de personas- estén en peligro de volver a entrar en la pobreza. Las consecuencias son potencialmente graves para la presidenta Dilma Rousseff, para algunas de las principales compañías de Brasil y para la economía del gigante sudamericano.
Brasilia. Fueron grandes ganadores en la bonanza económica de Brasil: casi 40 millones de personas que entraron a la clase media desde el 2003 y se entregaron a una fiebre de compras, comprando muchos de ellos por primera vez televisores, automóviles o aire acondicionado.
Sin embargo, existen indicios de que estos brasileños -conocidos como la "nueva clase C"- estén en peligro de volver a entrar en la pobreza.
Las consecuencias son potencialmente graves para la presidenta Dilma Rousseff, para algunas de las principales compañías de Brasil y para una economía que en años recientes ha sido uno de los motores más poderosos de crecimiento mundial.
Causas. Existen varias causas detrás de la incipiente reversión de la fortuna, incluyendo una economía que se desacelera junto a la del resto del mundo, una creciente inflación y un alto nivel de deuda en los hogares.
Pese a haber heredado los problemas, el Gobierno de Rousseff ha luchado por limitar la caída y, según algunos, ha empeorado algunos de ellos.
"Si no tenemos cuidado, un empeoramiento del escenario internacional puede causar un contratiempo", dijo el ministro de Asuntos Estratégicos, Wellington Moreira Franco, encargado de coordinar la planificación a largo plazo.
"Lo que queremos es un tipo de freno para impedir que estos brasileños vuelvan a caer en la pobreza", sostuvo.
Ese "freno" podría tomar varias formas y Rousseff y altos funcionarios económicos han dicho en reiteradas oportunidades que tienen herramientas disponibles para proteger las ganancias de años recientes.
Durante la última crisis en el 2009, Brasil respondió a una caída en la demanda de consumo con un enorme programa de estímulo fiscal.
Sin embargo, esta vez sus opciones son mucho más limitadas, dado que aún sufre los efectos colaterales de ese derroche presupuestario, incluyendo una tasa de inflación que ahora se ubica en cerca de un 7,3% anual, muy por encima del rango del centro de meta oficial.
Debilitamiento para Rousseff. Cualquier erosión de las ganancias en el combate de Brasil contra la pobreza podría debilitar la base política de Rousseff y su respuesta podría determinar sus posibilidades para la reelección en el 2014, y también golpearía a empresas brasileñas y multinacionales.
Se espera que el crecimiento económico de Brasil en el 2011 se desacelere a al menos la mitad de la expansión del 7,5% del año pasado, en medio de un escenario global amenazante.
Pagando deudas. La tasa de incumplimiento en pagos de créditos saltó un 3% en agosto y un 29,2% en la comparación interanual.
La demanda de crédito se está desacelerando respecto al 2010, en parte debido a que el Banco Central elevó la tasa de interés en 175 puntos base en el año hasta agosto.
En el nivel más bajo de la categoría de ingresos "C", que abarca a los que ganan entre 1.200 y 5.174 reales (US$656 a US$2.827) al mes, el crecimiento del crédito es la mitad del promedio nacional.
Los expertos afirman que los que están en mayor riesgo son aquellos que por primera vez tienen ingresos disponibles para consumir más allá de las necesidades básicas.
"La gente ha sido encandilada por la locura del consumo; necesitan educación financiera", dijo Alessandra Ninis, que dirige el proyecto "nueva clase media" en el ministerio de Asuntos Estratégicos.
Hasta el momento, ni una política monetaria ni fiscal más estricta han sido capaces de contener la inflación, que afecta particularmente a los hogares con menores ingresos.
La falta de reformas estructurales para lidiar con salarios indexados a los salarios y precios de servicios básicos han agravado el problema.
"Hay indicios de que la clase media emergente se está estancando - esas son malas noticias para Brasil. Si se contrae, sería un desastre", afirmó el profesor Marcelo Neri, un experto en movilidad social en el centro de políticas sociales de la escuela de negocios de la Fundación Getúlio Vargas, en Río de Janeiro.
La gente dice que está sintiendo los efectos.
"El presupuesto se está volviendo ajustado. Los alimentos y la ropa están subiendo (de precio) y tengo esos pagos del auto", comentó Edinaldo dos Santos, que trabaja en una empresa de catering en Brasilia.
"Muchos de mis vecinos están lidiando con deudas", agregó.
Si el crecimiento económico se desacelera más agudamente en el corto plazo, como pronostican algunos economistas, y el desempleo comienza a subir, el Gobierno podría tener que tomar medidas agresivas para proteger a la clase media baja.
Rousseff ya ha lanzado un programa de microcrédito diseñado para reducir el costo de capital para pequeños empresarios y un programa de capacitación laboral pensado para forma a futuros profesionales que sigan alimentando la demanda de consumo.