La consultora Deloitte divulgó un informe donde advierte que el “foco” de la nueva pauta que fijó el Ejecutivo continúa haciendo hincapié “en el promedio del sector” y no en las empresas que enfrentan realidades heterogéneas entre sí.
Pese a que el propio Poder Ejecutivo recomienda “cautela” al sector privado para renovar los Consejos de Salarios futuros y asume la incertidumbre que gira entorno a la economía global, los analistas y consultoras critican las pautas que fijó el gobierno para negociar las próximas rondas de ajuste. También los trabajadores le reclaman al Ejecutivo la inclusión de alzas diferenciales para los salarios por debajo de $14.000 (US$629) y mantener una pauta que corrija el salario mínimo como en la ronda anterior.
La consultora Deloitte divulgó un informe donde advierte que el “foco” de la nueva pauta que fijó el Ejecutivo continúa haciendo hincapié “en el promedio del sector” y no en las empresas que enfrentan realidades heterogéneas entre sí. Agrega que los criterios que definió el gobierno “no aportan señales de moderación salarial” y tampoco abre una “espacio sustantivo” para la negociación por empresa.
Para la consultora, los lineamientos que debió fijar el gobierno para la próxima ronda debieron “apuntar a subas muy moderadas del salario real a nivel de sectores (del orden de 1% a 2%)”. Sugiere que la pauta pudo dejar “mayor espacio” para entablar una negociación a nivel de cada empresa para “eventualmente” establecer ajustes adicionales a estos mínimos que recomienda.
En la misma línea, el economista de PwC, Ramón Pampín, explicó que el “modelo ideal” que debió “intentar” poner sobre la mesa el Ejecutivo era que las ramas sectoriales definieran aumentos mínimos o por inflación y luego se negociara a la interna de cada empresa incrementos adicionales si las condiciones lo permitían. “Lamentablemente estamos muy lejos de esta realidad”, criticó.
Para Pampín, no hay una “voluntad política” para modificar esta decisión porque la estructura salarial es “rígida”, a diferencia de otras políticas como la monetaria o la fiscal. En analista, dijo que lo ideal sería que cada empresa y sus empleados pudieran discutir desde “una misma visión” sobre el entorno competitivo al cual se enfrenta un emprendimiento para luego arribar a un acuerdo que satisfaga a las partes.
“Aguardamos aumentos de salarios relativamente significativos que seguirán planteando un desafío de costos para las empresas”, advierte Deloitte. Explica que el hecho que las proyecciones que realizó el Ejecutivo en la última Rendición –donde prevé aumentos reales de 3,5% para el sector privado para lo que resta del período– constituye un “indicio” de que las autoridades “difícilmente” laudarán diferencias entre empresarios y trabajadores a favor de subas más moderadas. Esto llevará a las empresas a elevar su volúmenes de negocios para mejorar su productividad y estar en condiciones de pagar mejores salarios para retener al personal valioso.
El economista, Aldo Lema, de Vixion Consultores dijo ayer a El País que la próxima ronda de ajuste debería estar entre 1% a 3% dada la perspectiva de menor crecimiento. Para el experto, esto sería clave para atenuar el aumento del desempleo y acentuar las presiones inflacionarias. Precisamente, el presidente del Banco Central dijo a El Observador la semana pasada que en materia inflacionaria hay una presión sobre la inflación por parte de la “demanda doméstica” y no por las variables externas.
Alerta. La consultora Deloitte advierte que la actividad económica de Uruguay “ya ha comenzado a mostrar varias señales” de desaceleración, que llevará a un ritmo de crecimiento económico moderado. Por su parte, Pampín recordó que la realidad del mercado laboral actual “dista bastante” de la situación de 2005. “En estos siete años los salarios más sumergidos crecieron en forma significativa. Por tanto, cualquier movimiento respecto al crecimiento de la masa salarial no va hacer inocuo”, alertó.
En tanto, consultado por la actitud en la próxima ronda de negociación salarial, Bergara comentó que “lo que está claro es que tanto para el gobierno como para el sector privado, los contextos de incertidumbre reclaman actitudes de prudencia.
En una línea similar, el ministro de Trabajo Eduardo Brenta, había advertido que “si la política salarial no es responsable, se paga con empleo”.