Medidas como la regla fiscal o las exenciones tributarias convirtieron a Colombia en un paraíso para los inversionistas, cuyos capitales mantuvieron la economía a flote.
Hace tres años, cuando la quiebra de Lehman Brothers anunció la debacle financiera y posteriormente económica del mundo, Colombia se alarmó. Las imágenes de ejecutivos despedidos, fusiones de último minuto en el sector bancario y la confección de salvavidas económicos por parte del gobierno, hacían prever que el país no sería ajeno a la racha de números en rojo que se avecinaba.
Y aunque algunos sectores sintieron el peso de la desaceleración, en términos generales el país no sufrió los mismos efectos que Estados Unidos, donde el empleo cayó a pique, o en los miembros de la Eurozona, cuyos déficits fiscales se triplicaron. Medidas como la regla fiscal o las exenciones tributarias convirtieron a Colombia en un paraíso para los inversionistas, cuyos capitales mantuvieron la economía a flote.
Ese comportamiento aún se mantiene y es tenido en cuenta por el Banco Mundial, que en su informe presentado este miércoldes, en el que auguraba un futuro gris para la economía mundial, lo señala como uno de los líderes a nivel regional. En esencia, cuando proyecta un crecimiento económico del 3,6% para América Latina, confía en que Colombia termine 2012 con una tasa de 4,4%.
“Es una predicción que podría estar subvalorada. Si bien su visión general es pesimista, los analistas creen que la expansión de la economía en este año se ubicará en 5%”, sostiene Daniel Velandia, director de Investigaciones Económicas de la firma comisionista de bolsa Correval, la cual cree que el PIB colombiano cerrará el año en 4,6%.
Sin embargo, a pesar del optimismo prevalece un factor que podría minarlo: los precios de commodities energéticos, minerales y agrarios, que se encuentran en una tendencia bajista por primera vez desde enero de 2011. Para el Banco Mundial, este fenómeno ha incidido en el crecimiento de la inflación global durante los últimos meses.
“El carbón, el gas natural y los minerales se han unido a esta tendencia, principalmente por la baja demanda de los países asiáticos. Y aunque esto incidiría en una disminución de nuestras exportaciones, creo que será un fenómeno moderado”, comenta Germán Corredor, director del Observatorio Colombiano de Energía, de la Universidad Nacional.
Por su parte, Velandia cree que el vaticinio del Banco Mundial respecto a Colombia ya contempla este fenómeno: “Por los datos macroeconómicos, es posible que el PIB en 2011 haya crecido 5,7%. Creemos que el vaticinio del 4,4% para este año ha considerado el impacto”.
Las proyecciones del banco también evidencian una tendencia bajista en lo que tiene que ver con el flujo mundial de inversión directa, el cual pasó de US$309.000 millones en 2010 a los US$170.000 millones registrados el año pasado.
Y aunque por esta vía se estima un golpe sensible a las cuentas colombianas, su impacto no sería muy profundo. “El nivel de exposición es menos reducido, porque el dinamismo comercial ejerce un peso menor sobre el PIB. Y aunque se prevé que este año entre en vigor el TLC con Estados Unidos, éste sigue siendo en la actualidad nuestro principal socio comercial, por lo que el panorama no se transformará drásticamente”, opina Francisco Chaves, analista de mercados de la comisionista de bolsa Corredores Asociados.
En su opinión, el vaticinio del Banco Mundial para el mundo aún está lejos de cumplirse: “Es posible que en el futuro veamos incertidumbre inversionista y aversión al riesgo. Pero Estados Unidos se sigue recuperando, el euro aún es la moneda común y el FMI sigue apoyando a la Eurozona. El panorama inmediato es positivo”.