La apreciación de más de 6% que lleva el peso en lo que va del 2011, más que en todo 2010, y el creciente atractivo de los bonos mexicanos, hacen olvidar el vértigo de la masiva salida de flujos de capital que se registró durante la crisis de 2008.
México DF. En medio de las turbulentas aguas del sistema financiero internacional, México será el que recoja las ganancias este año, dado que los inversionistas se volcarán a su moneda y a su deuda a pesar de la falta de reformas económicas de fondo.
La apreciación de más del 6% que lleva el peso en lo que va del 2011, más que en todo el año pasado, y el creciente atractivo de los bonos mexicanos hacen olvidar el vértigo de la masiva salida de flujos de capital que se registró durante la crisis del 2008.
Durante ese sacudón, México sufrió rebajas en su calificación soberana y una pronunciada depreciación del peso, en la medida que el mercado y los analistas le cobraban la factura de su dependencia petrolera, baja recaudación tributaria y escasas reservas internacionales.
Pero la compleja situación de los mercados, heredada de la crisis, ha puesto en circulación billones de dólares de dinero barato que están hallando destino en los más elevados rendimientos de los mercados emergentes como México, devolviendo bríos a sus activos.
La situación internacional ha ayudado a México más que sus propias políticas.
Salvo una mejora de las reservas internacionales dos años después de la crisis, siguen sin aparecer las esperadas reformas laboral y energética, en un Congreso contaminado por las campañas electorales previas a unos comicios estatales clave este año y las presidenciales del 2012.
"No veo ninguna reforma significativa de aquí a las elecciones presidenciales. Veo mucho ruido y nada más", estimó Gabriel Casillas, economista en jefe para México de JP Morgan.
Rezago favorable. La sed por rendimientos ha sido también apoyada por el repunte de los ingresos de México, gracias a la recuperación de Estados Unidos -su mayor y casi exclusivo cliente comercial- así como por un alza en los precios del petróleo.
Y mientras las monedas de competidores regionales como Brasil o Chile retomaron y superaron sus niveles anteriores a la crisis hace casi dos años, el peso mexicano sigue lejos de esa meta y debería permanecer así, según economistas.
Hoy, la moneda se cotiza en un rango de 11,60 a 11,85 por dólar -su mejor nivel desde octubre del 2008-, pero aún está muy lejos de la banda de 10 a 11 pesos por dólar donde flotaba antes de la crisis.
Bancos como JP Morgan, Credit Suisse y el local Banamex coinciden en que el rango actual del peso frente al dólar ya es un precio justo en comparación con las monedas de sus socios comerciales. En suma, la debilidad relativa sería saludable.
"No vemos un argumento de competitividad que pudiera llevar a un debilitamiento de las exportaciones por el nivel del tipo de cambio", dijo Sergio Luna, economista de Banamex, el segundo mayor banco del país.
Además, datos del banco central de México confirman que el apetito de extranjeros por la deuda local sigue a tope, lo que hace prever una mayor demanda.
Hasta el 11 de abril, la tenencia de bonos mexicanos de largo plazo por extranjeros ha aumentando un 13% con respecto al cierre del 2010, en torno a 5,199 millones de dólares.
No mejor, sino más grande
Con un déficit de cuenta corriente estimado en un 0,9% de su Producto Interno Bruto para fin de año, según datos del FMI; un pronóstico de crecimiento económico de al menos 4,3% y expectativas inflacionarias benignas, las cifras de México lucen sólidas.
Pero ninguno de estos números sobresale del resto de la región, por lo que el atractivo de México sigue estando en las fortalezas de forma que pesan más que la ausencia de reformas.
"Ciertamente las cifras macro este año pintan bien, pero también pintan bien para muchos otros países, tal vez tiene que ver con el tamaño del mercado (...) que ha invitado a flujos extranjeros en cantidades importantes", dijo Alonso Cervera, economista para América Latina de Credit Suisse.
Las ventajas de los mercados mexicanos saltan a la vista: liquidez y profundidad, compromiso con la libre flotación del tipo de cambio, ausencia de controles de capital, una curva de rendimientos bien desarrollada y correspondencia con un mayor número de monedas principales.
Y México también cuenta con la fortaleza de su papel como gran proveedor industrial de Estados Unidos, que le permite competir en una liga mayor que buena parte de la región.
Benito Berber, economista de Nomura Securities, comentó que "México es un lugar muy competitivo para hacer manufacturas (...) hay una serie de factores fundamentales que hacen que el tipo de cambio se siga apreciando".