Después de comprar más de US$18.000 millones este año, para debilitar al real, el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, probablemente tendrá que dejar que las entradas masivas de capital hagan subir a la moneda.
Sao Paulo. El real de Brasil podría reanudar su avance contra el dólar más adelante este año, ya que un repunte en los precios del consumidor limitará el alcance del gobierno para presionar por una moneda más débil que beneficie a las exportaciones, de acuerdo con un sondeo de Reuters entre analistas.
Se espera que la moneda brasileña se mantenga cerca de niveles estables de 1,88 reales hacia fines de mayo según la mediana del pronóstico de 24 estimaciones en el sondeo de Reuters.
A partir de entonces, el real debería revertir las pérdidas negociándose a 1,85 unidades por dólar para fines de julio y en 1,82 en abril del 2013, de acuerdo a la mediana de los pronósticos del sondeo.
Después de comprar más de US$18.000 millones este año, para debilitar al real, el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, probablemente tendrá que dejar que las entradas masivas de capital hagan subir a la moneda mientras la inflación, alimentada por tasas de interés cerca de mínimos históricos, se aleja de la meta oficial, dijeron los estrategas.
El gigante latinoamericano, ansioso por proteger su atribulada industria, ha sido uno de los más firmes defensores de las intervenciones en el mercado cambiario como parte de lo que llama una "guerra cambiaria" -luchando contra los efectos secundarios de billones de dólares en dinero fresco que fluyen desde los países desarrollados que tratan de revivir sus golpeadas economías.
Sin embargo, las autoridades brasileñas pueden verse obligadas a detener sus armas ya que una moneda más débil aumenta los precios de las importaciones.
"En este momento la inflación está por debajo de las previsiones anteriores, pero no se espera que eso dure mucho tiempo. La inflación no se desacelerará hasta la meta de este año", dijo a Reuters Bruno Lavieri, economista de la firma de investigación Tendencias Consultoría en Sao Paulo.
"Alimentar las pérdidas de la divisa a 2 reales por dólar, sería muy malo para los precios", agregó.
Después de un desempeño muy fuerte en los dos primeros meses de este año, la moneda de Brasil revirtió su tendencia por las agresivas intervenciones del Banco Central y cerró en 1,9232 unidades por dólar el 2 de mayo, su cierre más débil desde julio del 2009.
Un sondeo similar realizado en febrero, cuando la moneda brasileña cotizaba ligeramente por encima de 1,7 unidades por dólar, mostró que los analistas esperaban que la moneda estuviera en 1,75 unidades por dólar dentro de un año.
Si bien los precios al consumidor en Brasil han bajado desde un máximo de seis años alcanzado en septiembre pasado, se espera que recuperen fuerza en el segundo semestre de este año para terminar el 2012 en 5,3 por ciento, por encima del punto medio del objetivo del gobierno del 4,5 por ciento, según otro sondeo de Reuters.
Esto no es un llamado unánime. Algunos analistas sostienen que el Banco Central de Brasil tolerará tasas de inflación más altas a medida que trata de estimular el crecimiento.
"Al Banco Central no parece preocuparle (la inflación). Si nos fijamos en las expectativas, la curva se ha empinado, y sin embargo siguen bajando las tasas", dijo Eduardo Suárez, estratega cambiario senior de Scotia Capital.
"Ha sido muy difícil intervenir y vender dólares. Los inversores están casi tratando de coger un cuchillo en el aire", agregó.
Además de reducir una de las tasas de interés más altas del mundo al 9 por ciento, cerca de mínimos históricos, el gobierno brasileño ha visto las intervenciones de la moneda como un pilar clave de su estrategia para estimular a los manufactureros locales.
Las industrias brasileñas se han quejado de que una moneda sobrevalorada hace a los productos del país menos competitivos, al tiempo que invita a una oleada de importaciones baratas. Las importaciones de Brasil alcanzaron un nuevo máximo en abril, mientras que las exportaciones se hundieron frente al mes anterior, según mostraron el miércoles datos del gobierno.
Las débiles fábricas de Brasil casi arrastran a la sexta economía más grande del mundo a la recesión a fines del año pasado. Después de una incipiente recuperación en el primer trimestre del 2012, la actividad industrial se contrajo nuevamente en abril, con el índice Markit de Gerentes de Compras de Brasil (PMI) cayendo a 49,3.