La política de endeudamiento aplicada por Venezuela en el último año no está muy alejada de la que adoptaron el resto de los países de la región, aunque por causas diferentes señalan.
En Sudamérica están optando por diversificar su política de endeudamiento y aprovechan el crecimiento de demanda y producción interna para emitir bonos en sus propias monedas, y no depender de inversionistas
La política de endeudamiento aplicada por Venezuela en el último año no está muy alejada de la que adoptaron el resto de los países de la región, aunque por causas diferentes. Tanto el gabinete económico nacional, como el de otros países de Sudamérica, como Colombia, Brasil, Perú o Chile, optaron por aumentar financiamiento interno.
Sin embargo, en estos casos, no se ha privilegiado la deuda interna sobre la externa, sino que se ha establecido un portafolio diversificado; es decir, la deuda soberana se conforma de manera variada.
En Venezuela, el principal elemento que motivó a privilegiar durante el último año la deuda en bolívares sobre la emitida en dólares fue evitar los altos cupones con los que el país tuvo que endeudarse en los mercados internacionales, pues las últimas emisiones abiertas a inversionistas extranjeros oscilaron entre 12% y 13% de interés.
Y así lo dijo claramente el ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, cuando expresó que Venezuela no tenía necesidad de endeudarse a esos porcentajes.
Pero a este panorama nacional, se suman, además, otros aspectos y la inflación es uno de estos, pues con el financiamiento interno, el Ejecutivo logra recoger con más rapidez la liquidez que existe en el mercado, lo que representa una política tradicional para combatir el aumento de los precios.
Suma también el tema del déficit fiscal. En Venezuela los gastos pudieran superar los ingresos en 8% -sólo el Gobierno central- al final de este año, según los cálculos de algunos economistas, como José Manuel Puente, profesor del Iesa.
Este escenario hace probable un ajuste cambiario, en el que la deuda en bolívares se diluiría. "Hay una apreciación muy fuerte del bolívar, lo que conllevaría un posible ajuste de cambio para corregir ese proceso. Y eso produjo el aumento actual que muestran las importaciones", explicó Puente.
En efecto, economistas y analistas financieros coinciden en afirmar que la depreciación de la moneda crea una expectativa de devaluación que le da al gobierno un incentivo para endeudarse en moneda local.
"La deuda interna terminará licuándose. Tenemos una moneda sobrevaluada, con lo que cada vez toma más vigencia la posibilidad de ajustar, a lo que se le suma el escenario inflacionario", señala Víctor Silva, director de Kapital, firma de consultoría económica y financiera.
Inflación: elemento decisivo. Ese mismo panorama inflacionario ha conducido a otros países de Centroamérica, como Panamá, México o Guatemala, a financiarse más en el extranjero que en el mercado interno.
"En Centroamérica están buscando financiamiento afuera, porque les sale más barato que endeudarse en su propio país. Esto por el incremento que está teniendo su inflación en economías que están sobre calentadas, con déficit fiscales en crecimiento", explica el analista financiero Alfredo Puerta, director de la firma internacional Estrategia Financiera.
El experto en capitales señala que esa situación se dio, sobre todo, en aquellos países que se vieron más impactados por las crisis de Estados Unidos en 2008, y la que ocurrió posteriormente en Europa. "Tuvieron que generar mucho gasto interno para mantener sus economías a flote", señala el especialista.
En Venezuela, el proceso inflacionario ha traído consecuencias diferentes. Carlos Jaramillo, profesor del Iesa y experto en materia financiera, explica que en el país en realidad ningún inversionista se interesaba en deuda interna, precisamente por el alza de los precios; sin embargo, la liquidez monetaria en la economía, ocasionada entre otros elementos por el propio control de cambios, hace que instituciones financieras compren estos títulos de deuda en bolívares.
"El problema de la inflación en Venezuela hace que nadie esté interesado en comprar deuda interna, pero los bancos están llenos de dinero, y ven esos papeles emitidos por el Gobierno como una opción para invertir esos recursos", señala Jaramillo.
"Más allá de eso, no veremos en Venezuela a una familia de altos recursos comprando un bono en bolívares a largo plazo", agregó.
Según el experto, han sido los bancos y las compañías de seguro los inversionistas que han decidido adquirir ese tipo de bonos, sobre todo, porque el Ejecutivo los emitió a corto plazo, y con un cupón que, por al menos, iguala a la inflación (hasta 18% de interés).
Diversificación como política. En otras naciones, como las sudamericanas, la crisis mundial afectó en menor medida, y esto porque las economías internas, aunque no crecieron, tampoco cayeron.
"Países como Chile, Perú y Colombia, además de Brasil, lograron mantener estables sus economías; en términos reales se mantuvieron", recuerda Puerta.
Sustentados en esa realidad, aplicaron políticas de endeudamiento interno porque el país produjo ingresos suficientes que, luego, podía recoger de manera acelerada con títulos en moneda local.
El endeudamiento interno buscaba atender el tema fiscal y no un abaratamiento en el costo de la inversión en mercados internacionales, como en el caso de Venezuela, explica el director de Estrategia Financiera.
De hecho, Carlos Jaramillo acota que, además, el inversionista extranjero tiene en la actualidad un interés por endeudarse en moneda local de países emergentes como Brasil o de otros que, económicamente, están muy sólidos, como es el caso de Perú.
La razón de esta tendencia se debe, en gran medida, a la apreciación de las monedas de esas naciones.
"Hay mucho atractivo por papeles en monedas locales, que pagan altos intereses de hasta 12%", indica el experto. "Si el real, por ejemplo, se revalúa, el inversionista no sólo ganará los intereses, sino que con esa misma cantidad de reales revaluados comprará más dólares", explica.
Y así, el mercado internacional se beneficia de esa situación, pero también los emisores de esa deuda interna que, al ver el interés por ese endeudamiento en moneda local, ofertan con más fuerza, aprovechando esa inversión extranjera y, a su vez, aplicando política fiscal. Mata dos pájaros de un tiro.