Autoridades monetarias y financieras han reiterado que para el próximo año será innecesario modificar el tipo de cambio oficial y que solo se llevaría a cabo una flexibilización en esta materia.
El gobierno afirma que no modificará la paridad bolívar-dólar, pero planea algún tipo de flexibilización. Analistas insisten en que se deberá realizar un ajuste fiscal o cambiario, aunque sea velado.
Autoridades monetarias y financieras han reiterado que para el próximo año será innecesario modificar el tipo de cambio oficial y que solo se llevaría a cabo una flexibilización en esta materia. Esto a pesar de que la medida puede reportar mayores ingresos al Fisco.
Analistas consultados sostienen que inevitablemente el gobierno deberá realizar algún tipo de ajuste cambiario o fiscal para sostener el equilibrio en las finanzas públicas. Pero también consideran que el Ejecutivo preferirá mantener anclada la paridad dólar-bolívar en función de evitar que los precios se disparen y se desborde la meta de inflación, la cual esperan bajar a la anhelada tasa de un dígito.
Es por ello -dicen- que muy posiblemente se decidan por ejecutar la devaluación de una manera "disfrazada". Ya anteriormente el Gobierno calificó de "unificación cambiaria" el ajuste de 65% realizado en enero de 2011 cuando la tasa pasó de 2,60 a 4,30 bolívares por dólar.
Recientemente el ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, dijo que el control de cambio se mantendrá, pero con algunas modificaciones.
Afirmó que sostener la actual política cambiaria es "absolutamente necesario" porque la economía de Venezuela "sigue siendo rentista (...) habrá que flexibilizar las cosas para podernos adecuar a las exigencias de la situación económica actual", pero no precisó si la flexibilización vendrá también por vía de la modificación de la tasa que rige al dólar.
Señaló que las necesidades de divisas para importar están cubiertas. "Estamos estudiando y monitoreando permanentemente la fuente de Cadivi y lo que viene por el Sitme, así como las importaciones del sector público. Es una racionalización, si se quiere. Vamos a importar lo que sea necesario", reiteró el funcionario sin dar más detalles de por qué no es prioritario ejecutar algún tipo de ajuste en la tasa cambiaria.
El presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, también ha declarado que "ni el Ejecutivo ni el BCV estudian una devaluación", a pesar de llevar ya tres años la misma tasa de 4,30 bolívares por dólar.
Sin tampoco profundizar en el tema, Merentes solo se atreve a señalar que lo que se decida es una responsabilidad entre varios, "la política cambiaria es competencia del Ejecutivo nacional y del BCV, por lo que comparten la potestad sobre esta materia".
Analistas sostienen que las principales razones del Ejecutivo para no devaluar son políticas. Durante este año no se esperaban medidas de este tipo debido a las elecciones presidenciales del 7 de octubre, ahora señalan que tampoco se prevén para el primer trimestre de 2013, precisamente por los comicios para elegir alcaldes.
El diputado Jesús Faría, miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, sostiene que previo a las elecciones presidenciales, "la oposición estaba muy interesada en generar una expectativa de devaluación, para que se tradujera en impresiones de alza en los precios y al mismo tiempo generar un clima de desconfianza hacia el Gobierno nacional".
Afirma que el crecimiento económico de 6% previsto para el año 2013 y la tasa de inflación entre 14% y 16% se pueden lograr, entre otras razones, por la decisión de mantener el dólar en 4,30 bolívares y establecer un presupuesto superior a 300.000 millones de bolívares.
"Tenemos unas finanzas públicas consolidadas, bastante sanas (…) El ingreso no petrolero es de 25% y nosotros probablemente más adelante podremos tener ingresos adicionales por concepto de la venta de crudo, pero el solo hecho que construyamos un presupuesto con un peso reducido de los ingresos petroleros nos da sustentabilidad", resaltó.
¿Devaluar es un dilema?
Como la inflación en Venezuela es mayor que la de sus principales socios comerciales, el anclaje cambiario genera que las importaciones desplacen la producción nacional.
Al mismo tiempo el ingreso en bolívares que obtienen los exportadores al tipo de cambio oficial no alcanza para cubrir los costos nacionales.
Resolver esta situación es necesario más si el Ejecutivo quiere impulsar la transformación de una economía rentista y de puertos en un nuevo modelo productivo capaz de sustituir las compras en el exterior y aumentar las exportaciones.
Para el economista y profesor del Cendes, Humberto García Larralde, una devaluación en 2013 "es factible" desde el punto de vista económico. "El bolívar está sobrevaluado, la paridad cambiaria de equilibrio estimada en distintos cálculos indica que está a más del doble de lo que debería ser el valor del bolívar y esto afecta las transacciones externas.
Como resultado las importaciones son baratísimas y se dificultan las exportaciones de todo lo que no sea petróleo", explicó.
Pero además de esto -destaca Larralde- el Gobierno incurre en múltiples compromisos, especialmente laborales y con las misiones, que después no puede cumplir.
"A pesar del mecanismo de los ingresos extraordinarios que utiliza el Gobierno para reservarse para sí una parte significativa de recursos, aún no cuenta con los bolívares suficientes para hacer frente a los compromisos. La gran incógnita es si el Gobierno podrá sostener el gasto y la paridad cambiaria con base en los ingresos petroleros. El cálculo que hemos realizado apunta a que no basta con que el precio del petróleo se mantenga, sino que tiene que seguir aumentando, debido a esa voracidad en el gasto".
El profesor del Cendes recordó que los ingresos petroleros también son menores a lo que se espera, no porque la producción esté cayendo, sino porque el consumo interno de gasolina y derivados de hidrocarburos subsidiados es muy alto, lo que genera pérdidas.
El economista Gustavo Rojas, director de la firma de análisis Polinomics, sostiene que el Gobierno se verá obligado a ejecutar tanto un ajuste fiscal (reducción del gasto) como una devaluación.
"Tendrá que hacer las dos cosas. Por supuesto, va a preferir que se caigan las carreteras antes que reducir las misiones, pero definitivamente vienen ajustes por ambos lados. Claro, como nos ha acostumbrado, la devaluación no será ortodoxa, será disfrazada".
Explica que una forma de devaluar implícitamente es retrasar la liquidación o liquidar menos por empresa a través de Cadivi. "Eso obliga a buscar mercados alternativos más costosos".
Otra manera es el paso de algunos productos de la lista 1 a la lista 2 que exige Certificado de No Producción.
Rojas prevé dos escenarios para el dólar Cadivi: devaluación directa posiblemente a Bs. 5,30 y restringir aún más la lista obligando a acudir a Sitme.
"Con las restricciones en Cadivi y la mayor cantidad de liquidez monetaria también las presiones sobre el Sitme han aumentado. Prevemos una devaluación directa del Sitme, posiblemente a 6,50 bolívares. También pensamos que Sitme podría convertirse en un mercado híbrido con bonos y dólares para darle movilidad al mercado y aliviar las finanzas públicas. En este escenario, se podría pensar en un tipo de cambio entre 6,50 y 7,50 bolívares por dólar".
Boris Segura, analista para América Latina de la firma de inversión Nomura Securities, resalta que el Gobierno podrá seguir retrasando los ajustes por razones políticas, pero que persisten los motivos macroeconómicos para ejecutarlos.
"El Ejecutivo mantiene un alto gasto que no podrá ser compensado ni con un petróleo a 200 dólares. Aunque no hay previsiones de una caída significativa de la cotización del crudo, en caso de llegar a $80, sería un descalabro para Venezuela".
Coincide con otros analistas en que el Ejecutivo preferirá devaluar, "quizá de una forma velada, pasando más productos de Cadivi al Sitme y permitiendo que Pdvsa venda más dólares en este esquema para fortalecerlo".
Segura sostiene que los representantes gubernamentales "no son suicidas económicos", por lo que tratarán de evitar una reducción del gasto y aplicar un ajuste cambiario que permita disminuir el déficit fiscal del próximo año.
"Existen aún motivos políticos o electorales para seguir gastando en la forma en que lo han hecho. No solo están pendientes las elecciones para gobernadores en diciembre, sino también la posibilidad de una reforma para permitir un cambio sobre la sucesión del vicepresidente de la República, algo que al parecer se buscará el año entrante".