La meta de déficit de 2012 necesita profundas medidas de austeridad de parte de las regiones, lo que no está garantizado, y un difícil acto de equilibrio para el sistema de bienestar social, que sufre bajo el peso de la más alta tasa de desempleo en Europa y una población que envejece.
Madrid. España seguirá teniendo problemas para alcanzar su meta de déficit este año pese a los enormes recortes presupuestarios anunciados, por lo cual deberá seguir esforzándose para cumplir con el objetivo de 2013, un gran desafío mientras la economía entra en recesión, según analistas y medios.
La cuarta economía de la zona euro ha sido el centro de atención del mercado de deuda desde que comenzó la crisis del bloque euro, en medio de temores de un rescate al estilo griego si es que la alicaída confianza de los inversores empuja los costos de endeudamiento a niveles insostenibles.
Los ahorros de los gobiernos centrales de 27.000 millones de euros anunciados este viernes fueron bien recibidos por Europa, que ha exigido que el déficit se reduzca por 3,2 puntos porcentuales este año, y los mercados, ayudando a propiciar una subida del euro.
Sin embargo, la meta de déficit de 2012 necesita profundas medidas de austeridad de parte de las regiones, lo que no está garantizado, y un difícil acto de equilibrio para el sistema de bienestar social, que sufre bajo el peso de la más alta de desempleo en Europa y una población que envejece.
"El Gobierno central podría alcanzar su meta pero aún hay un riesgo de las regiones y el presupuesto de seguridad social", dijo Angel Laborda, economista del instituto de investigación Funcas con sede en Madrid.
"Tengo la impresión de que el Gobierno central ha creado un presupuesto que puede alcanzar, pero ha dejado a todos los demás en una situación más bien difícil", agregó.
Las autoridades regionales, que representan cerca de la mitad del presupuesto total de gasto y fueron responsables por gran parte de la desviación fiscal el año pasado, deben cortar sus propios déficits a la mitad este año.
No obstante, con pocos detalles este viernes sobre cómo los recortes del gobierno central afectarán a las regiones -un desglose total será publicado el martes- aún no está claro si la austeridad de Madrid será a expensas de las 17 comunidades autónomas.
Lo que sí está claro es que las regiones, que tienen las riendas de los muy preciados sistemas estatales de salud y educación, serán forzadas a hacer recortes impopulares que podrían alimentar la ira pública como la observada el jueves durante una huelga general.
Marchas en todo el país vieron violentos destellos por primera vez desde el inicio de la crisis, puesto que la frustración estalló por el fracaso del Gobierno en hacer frente a la tasa de desempleo de 23%, que sube a casi 50% para los jóvenes menores de 25 años.
Una amnistía fiscal, que ofrece una reducida tasa impositiva sobre el dinero no declarado previamente, fue la medida más controvertida en las editoriales aparecidas el sábado y asume que se declararán unos 25.000 millones de euros, de los cuales de recaudarían US$2.500 millones.
Una editorial del diario El Mundo indicó que se trataba de una medida injusta, éticamente cuestionable y que perjudicaría la credibilidad del Gobierno de centroderecha en su lucha contra la evasión de impuestos.
Los potenciales ingresos por el dinero declarado y el posible crecimiento que aquellos fondos podrían estimular la convierten en una iniciativa pragmática de los conservadores, que previamente habían rechazado la idea, agregó.
El presidente Mariano Rajoy ha expresado su rechazo a la idea de elevar los impuestos, especialmente aquellos que apuntan directamente a los consumidores, como el IVA, pero si las iniciativas anunciadas el viernes no lograr reducir el déficit como se esperan, las alzas tributarias podrían ser inevitables.