Los técnicos del ministerio de Economía argentino han comenzado ya a delinear la propuesta, que deberán presentar antes del 29 de este mes ante la Corte de Apelaciones de Nueva York.
Buenos Aires, EFE. Argentina apuesta a un eventual nuevo canje de deuda como la mejor opción para poner fin a la batalla con fondos de inversión que se dirime en tribunales de Nuevo York, donde antes de finales de este mes deberá presentar una propuesta de pago a los acreedores.
Los técnicos del ministerio de Economía argentino han comenzado ya a delinear la propuesta, que deberán presentar antes del 29 de este mes ante la Corte de Apelaciones de Nueva York, que tiene entre manos dictar sentencia en un litigio contra el Estado argentino entablado por fondos de inversión, que reclaman bonos impagos desde finales de 2001 por US$1.330 millones.
Los querellantes son acreedores que rechazaron los canjes de deuda de 2005 y 2010, en los que Argentina logró una adhesión del 93% para reestructurar una deuda en mora inicial de US$102.000 millones, el mayor cese de pagos de la historia, con una quita del 65%, fuertes ahorros en intereses y plazo de pago extendidos.
"Estamos dispuestos a pagarles a estos fondos buitres, pero no en mejores condiciones que al 93% que confió y apostó por Argentina", dijo la presidenta argentina, Cristina Fernández, el pasado día 1, cuando la Corte de Apelaciones pidió al país que proponga una fórmula de pago a los litigantes.
Argentina sostiene que pagar a sus demandantes el ciento por ciento de sus tenencias a valor nominal y en un solo pago, tal como lo dispuso el juez neoyorquino de primera instancia Thomas Griesa, implicaría un trato injusto para los acreedores que sí aceptaron la reestructuración, lo que podría disparar miles de demandas contra el país.
Ante la Corte de Apelaciones, Argentina dijo que no "obedecería voluntariamente" una sentencia como la Griesa, pero ofreció, en cambio, pagar a los fondos en las mismas condiciones de los canjes anteriores.
Según un estudio de la consultora privada Econométrica, replicar la oferta de 2010 implicaría para Argentina canjear deuda en mora por 11.177 millones de dólares, entre capital e intereses, por nuevos bonos por 4.865 millones de dólares a saldar en varios años.
"El canje fue extremadamente beneficioso para Argentina, Extenderlo al ciento por ciento de los acreedores quizá sería el logro económico más importante de la década porque se sacaría de encina un problema estructural para su economía", dijo a Efe el economista Ramiro Castiñeira, de Econométrica.
Para el economista Pablo Tigani, de la Fundación Esperanza, "el mejor escenario para Argentina es establecer una opción de pago, no necesariamente con las mismas características de los canjes de 2005 y 2010, pero sí con los mismos resultados".
"Para Argentina representaría cerrar uno de sus dos asuntos pendientes en materia de deuda. Si resuelve la pelea con los fondos y negocia la deuda con el Club de París, Argentina se encontraría en un escenario en el que podría decidir si quiere salir a financiarse en los mercados internacionales, sin estar sufriendo porque tiene que recurrir en su totalidad a recursos propios", dijo Tigani a Efe.
Entre los economistas no hay sin embargo plena certeza de que la Corte de Apelaciones acepte la fórmula de pago que proponga Argentina ni mucho menos que, ante un eventual fallo adverso para los litigantes que pretenden cobrar sin quitas y en un solo pago, los fondos acepten un canje.
"Da cierto optimismo que la Corte pida una propuesta, pero hay que tomarlo con cautela", dijo Castilera, para quienes los fondos nunca van a aceptar una reestructuración, salvo que les obligue la Justicia.
Para Tigani, en la decisión judicial pesará la posición de Estados Unidos y actores del sector financiero a favor de Argentina, ya que en este "caso testigo" están en juego el rol de agentes de pago de ese país, como el Bank of New York, y futuras reestructuraciones de países que hoy ya presentan problemas de deuda pública.
Fue la propia presidenta argentina quien advirtió hace unos días en un discurso ante el Congreso que con en este caso están en juego cómo los países reestructurarán sus deudas en el futuro y afirmó que los líderes mundiales tendrán que decidir si "van a permitir que un puñado arruine a todo el mundo".
Según Castiñera, estos alcances internacionales del caso de Argentina no tendrán demasiado peso en la Corte de Apelaciones de Nueva York pero sí si el litigio llega al Supremo estadounidense.