La Corte Suprema de Estados Unidos resolvió este lunes no hacer lugar a la apelación presentada por Argentina en un caso entablado en Nueva York por fondos de inversión.
Buenos Aires. El durísimo revés judicial que los denominados fondos "buitres" le asestaron este lunes a Argentina obliga al gobierno de Cristina Fernández a analizar contrarreloj alternativas de emergencia para no caer en un nuevo cese de pagos.
La Corte Suprema de Estados Unidos resolvió este lunes no hacer lugar a la apelación presentada por Argentina en un caso entablado en Nueva York por fondos de inversión que le reclaman a la nación suramericana el pago de bonos por unos US$1.300 millones que entraron en mora en 2001 y que no ingresaron a las reestructuraciones de 2005 y 2010.
Con esta decisión del Supremo, queda en pie un fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa, confirmado por la Cámara de Apelaciones de Nueva York, que obliga a Argentina a pagar en efectivo esa deuda, en un plazo de quince días.
El gobierno de Fernández ha sostenido a lo largo del litigio que no pagaría a los "buitres", a quienes acusa de haber comprado los bonos mucho después del cese de pagos de 2001, a precio de "basura", solo con el fin de litigar y hacer un enorme negocio financiero.
Argentina tiene la opción de desoír el fallo, pero aun así la sentencia complica -y mucho- los pagos que el país viene haciendo puntualmente a los acreedores privados que sí aceptaron los canjes de 2005 y 2010 y que representan el 93% de los tenedores de la deuda argentina que cayó en mora a finales de 2001, en medio de una severa crisis económica, política y social.
El país suramericano debe hacer su próximo pago a estos acreedores el próximo día 28, pero los fondos litigantes, con el fallo de la Corte a su favor, pueden solicitar el embargo de los giros que Argentina haga a Estados Unidos para hacer los pagos en esa jurisdicción.
Si los querellantes lograran embargar esos fondos -unos US$160 millones- para cobrarse en parte lo que demandan, los acreedores que sí aceptaron los canjes se quedarían sin cobrar y Argentina entraría así en "default" (cese de pagos) técnico.
"Para nuestro país, ello podría abrir el camino a nuevas demandas de parte del 93% de deudores que aceptaron, en su momento, la reestructuración", advirtió Julio Burdman, de la consultora Analytica.
Como alternativa, Argentina podría sortear de momento un cese de pagos ganando tiempo mediante la solicitud a la Corte Suprema de Estados Unidos de una revisión de su decisión de hoy.
Para dar este paso tiene 25 días y solo le haría ganar tiempo pues el Supremo de Estados Unidos difícilmente revisa sus sentencias.
Otra posibilidad para el Gobierno de Fernández es pedirle al juez Griesa una breve instancia de negociación para evaluar la metodología de pago de la sentencia y con ello también ganaría tiempo para al menos poder cumplir sin sobresaltos su compromiso de finales de este mes.
Por último, a Argentina le queda la opción de pagarle a los "buitres" y también a sus acreedores adheridos a la reestructuración, aunque ello le supondría una fuerte salida de dinero en momentos en que su reservas monetarias están en un frágil "stand by" tras la fuerte sangría del año pasado.
Sin embargo, inversores institucionales internacionales, tenedores de deuda argentina e interesados en evitar que los bonos en sus carteras entren en mora, están dispuestos a dar una mano al país suramericano.
"Bancos de inversión americanos ya ofrecieron comprar deuda argentina por cerca de 5.000 millones de dólares de darse este escenario, para que el Gobierno argentino disponga de dinero para hacer frente al pago de la sentencia, sin por ello afectar las reservas del Banco Central", apuntó el economista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica.