La designación de Guido Sandleris este martes como responsable monetario, tras la renuncia de Luis Caputo luego de solo cuatro meses en el cargo, coincide con conversaciones para ampliar ese crédito, con lo que el gobierno busca recuperar la confianza de los inversores.
Buenos Aires. El ex viceministro de Economía de Argentina y nuevo presidente del banco central, Guido Sandleris, fue un activo negociador del acuerdo que en junio permitió al gobierno acceder a una línea de crédito stand-by por US$50.000 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Su designación este martes como responsable monetario, tras la renuncia de Luis Caputo luego de solo cuatro meses en el cargo, coincide con conversaciones para ampliar ese crédito, con lo que el gobierno busca recuperar la confianza de los inversores en horas difíciles para los mercados emergentes y en especial para Argentina.
Sandleris egresó como licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires y posteriormente hizo una maestría en London School of Economics y un doctorado en la Universidad de Columbia. Es especialista en economía internacional, finanzas y macroeconomía.
"Lo considero una persona brillante, preparada para ejercer este cargo con una enorme solvencia, creo que va a llevar a cabo una tarea muy, muy buena, muy sólida", dijo el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, a periodistas desde Nueva York, donde se encuentra negociando una ampliación del crédito del FMI.
Sandleris participó de la delegación argentina que viajó a Washington a negociar el acuerdo con el FMI y ha sido un firme defensor de las políticas del presidente Mauricio Macri que apuntan a reducir el gasto para alcanzar el equilibrio fiscal, pese a los costos políticos que han tenido.
El ex jefe de asesores del Ministerio de Hacienda, antes de asumir como viceministro y secretario de Política Económica, estudió como investigador y académico los efectos de las crisis financieras y los costos de los defaults soberanos.
El conocimiento de las crisis le servirá como presidente del banco central, donde le tocará lidiar con una fuerte volatilidad del peso que acumula una caída de algo más de un 50% en 2018, una inflación que podría superar el 40% este año y un estancamiento de la economía.