En las últimas semanas, el gobierno argentino anunció una serie de medidas para hacer más estricto el control del dinero no declarado, apuntando a evitar sanciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), un cuerpo intergubernamental de lucha contra el lavado de activos y el financiamiento al terrorismo.
Buenos Aires. Argentina impulsa una acelerada modernización de sus mecanismos de control financiero para que sus ciudadanos registren miles de millones de dólares que aún guardan en las sombras, una década después de una crisis bancaria que esfumó parte de sus ahorros.
Controles escasos y miedo a históricas confiscaciones y devaluaciones han llevado a los argentinos a acumular dentro del país entre US$10.000 millones y US$15.000 millones en efectivo sin registrar, y que mantienen a resguardo en cajas de seguridad bancarias o en sus viviendas.
La cifra equivale a entre el 10% y el 15% de los fondos colocados en bancos argentinos, que en el 2001 fueron golpeados por una fuga de depósitos que obligó al gobierno de entonces imponer un "corralito" financiero que evaporó buena parte de los ahorros de la clase media.
Distintas estimaciones indican además que los argentinos guardan otros US$150.000 millones en el exterior.
En las últimas semanas, el gobierno argentino anunció una serie de medidas para hacer más estricto el control del dinero no declarado, apuntando a evitar sanciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (FATF), un cuerpo intergubernamental de lucha contra el lavado de activos y el financiamiento al terrorismo.
El FATF ha hecho reparos a la normativa antilavado del país y podría colocarlo en una "lista gris" si no moderniza su vetusta legislación para prevenir el delito financiero.
La inclusión de Argentina en una "lista gris" sería un golpe al gobierno de la presidenta Cristina Fernández a ocho meses de las elecciones generales en las que la mandataria podría buscar su reelección, y complicaría la operatoria de los bancos a nivel local, encareciendo el crédito.
Lejos de los Bancos. Las nuevas medidas dictadas por la estatal Unidad de Información Financiera (UIF), el órgano antilavado de Argentina, incluyeron la exigencia de declaraciones juradas sobre el origen de los fondos para operaciones bursátiles, un riguroso seguimiento de las cuentas bancarias y mayores controles sobre tarjetas de crédito.
"Argentina tiene per capita más dinero en dólares físicos que Estados Unidos. Los (argentinos) tienen (los dólares) en cajas de seguridad (...), en sus casas, por la desconfianza que se generó con el sistema financiero en el 2001", dijo José Sbattella, presidente de la UIF.
La moneda estadounidense ha sido por décadas el refugio favorito de los ahorristas argentinos, acostumbrados a crisis inflacionarias y megadevaluaciones.
Ni siquiera las altas tasas de interés para depósitos a plazo fijo en moneda local, que rondan el 10% anual, desalientan a los argentinos a la hora de refugiarse en el dólar y mantenerse alejados de los bancos.
"No confío más en los bancos. Viví el 2001; lo padecí", se quejó Ignacio Monti, de 34 años y dueño de un gimnasio, quien guarda sus ahorros en dólares en una caja de seguridad.
Pero, según analistas, las nuevas normas serán poco efectivas dado que no están diseñadas para forzar el blanqueo de ahorros no declarados sino que apuntan a luchar contra el lavado de fondos provenientes del narcotráfico y el terrorismo, un fenómeno menor en Argentina.
"La gente no quiere ahorrar en el sistema porque sabe que (el dinero) se lo van a expropiar o por lo menos podrían expropiárselo cada diez años", dijo Orlando Ferreres, un ex viceministro de Economía y destacado consultor.
Además, los expertos señalaron que se corre el riesgo de asfixiar a la economía con un exceso de controles.
"El riesgo es que (por las medidas antilavado) se termine metiendo presa a toda la economía", dijo el economista Marcos Victorica.