En los meses de la campaña electoral el gobierno de Cristina Fernández subió el ritmo del gasto y la emisión monetaria a un grado que varios economistas ven insostenible a largo plazo.
Buenos Aires. La reelecta presidenta argentina, Cristina Fernández, buscaría moderar las políticas económicas expansivas en su nuevo gobierno para contener una corrosiva fuga de capitales, apuntando también a un pacto social para contener pujas salariales, dijeron analistas.
La economía argentina muestra un crecimiento sólido, que ha sido clave para el abrumador triunfo de Fernández, pero en los meses de la campaña electoral el gobierno subió el ritmo del gasto y la emisión monetaria a un grado que varios economistas ven insostenible a largo plazo, ya que deteriora las cuentas públicas y alienta la inflación.
"Nuestro escenario base considera que el gobierno logra moderar la 'nominalidad' de la economía", dijo Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Bein & Asociados, a Reuters, usando una expresión que se refiere al fuerte ritmo de aumento del gasto, la oferta de dinero, la inflación y los salarios.
La preocupación por la caída del superávit fiscal y la aceleración de la impresión de moneda local empezó a tener un efecto tangible en las últimas semanas, al contribuir a una liquidación de pesos a cambio de dólares que también está alentada por el temor sobre la crisis de la zona euro.
El índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires llegó a acumular en el período preelectoral un desplome de más del 20% y las reservas internacionales del Banco Central bajaron más de US$4.000 millones en pocos meses.
Las tasas de interés argentinas han repuntado a su máximo nivel en tres años, arriesgando un enfriamiento de la actividad.
Maximiliano Castillo Carrillo, director de la consultora ACM, dijo que un primer guiño de moderación podría verse simplemente con la pronta elección de un nuevo equipo económico entre los funcionarios con experiencia, lo que daría una señal de que no habrá improvisación ante la presión cambiaria.
"No sé si Cristina (Fernández) va a esperar hasta último momento para designar al equipo económico antes del 10 de diciembre, pero cuanto antes lo haga, mejor", dijo el economista, mencionando la fecha en que reasume Fernández.
Castillo dijo que el gobierno debe estar listo para responder al inicio del nuevo ciclo, ya que pronto tendrá que lograr la aprobación del presupuesto 2012 en el Congreso, presentar un programa monetario y atender los comentarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre las desacreditadas estadísticas de inflación.
¿Acuerdo social? En el discurso posterior a su reelección, Fernández reiteró su consigna de la "profundización del modelo" económico, aunque también se refirió a un "mundo complejo que exige que todos depongamos parte de nuestras aspiraciones para poder lograr que el conjunto pueda realizarse, y no solo los sectores".
Esto coincidiría con algunos indicios que preanuncian un enfoque más mesurado. Mientras crecen las especulaciones sobre una posible reducción de los cuantiosos subsidios del Estado a la energía y el transporte, Fernández se distanció del líder sindical Hugo Moyano, quien impulsa las demandas salariales.
Junto a la veloz expansión económica, la inflación se sitúa entre el 20% y el 30%, de acuerdo con estimaciones privadas que el gobierno no reconoce oficialmente. La pérdida de poder adquisitivo enciende los reclamos sectoriales, sobre todo de los trabajadores sindicalizados.
Las próximas negociaciones colectivas por los salarios comienzan con el poderoso gremio docente, en febrero, antes del inicio de las clases. Dal Poggetto dijo que el gobierno "desde el arranque" va a tratar de alcanzar un pacto entre todos los sectores de la economía para bajar los reclamos salariales.
"Si falla el intento de acuerdo social, la salida de capitales seguirá y en algún momento el tipo de cambio va a pegar un salto para limitar la pérdida de reservas", señaló la analista, aunque enfatizó que eso no es probable en el corto plazo, tras la holgada reelección de la presidenta.
Esta no sería la primera vez que Fernández llama a un pacto social. El año pasado, para esta misma época, la presidenta convocó a un "diálogo tripartito pero con un Estado que oriente". La iniciativa nunca se materializó en algún acuerdo duradero y posteriormente volvieron a brotar los reclamos.
La diferencia ahora es que la mandataria contaría con un consenso mucho mayor tras su aplastante victoria en las elecciones del domingo, lo que le daría más fuerza en el momento de guiar las discusiones laborales a lo largo de su segunda gestión.