Para la Argentina están en juego las reservas internacionales y toda la reestructuración efectuada en el 2005 y 2010 avalada por el 93% de quienes suscribieron el acuerdo de un total de US$80.000 millones.
Cuando restan aún unas horas para que venza el plazo legal para efectuar presentaciones ante la Corte Suprema de Estados Unidos, la Argentina cosechó un fuerte apoyo regional e internacional, ya que Brasil, México, Francia, el premio Nobel Joseph Stiglitz, una ONG como Jubileo y bancos como Gramercy y Puente, respaldaron al país en la demanda que afronta por parte de los fondos buitre ante la justicia estadounidense.
No se descartan más presentaciones de último momento, pero los actores que decidieron involucrarse hasta el momento en el denominado "juicio del siglo", reconfirman la posición argentina de que este caso tendrá consecuencias globales, y afectaría futuras reestructuraciones de deuda.
Este 24 de marzo, se conmemora el Día de la Memoria, Verdad y Justicia para los argentinos, del Golpe del `76, y casualmente vence el plazo para que los aliados a la posición local en esta lucha contra los fondos buitre realicen sus presentaciones en EE.UU., luego de que la Argentina apelara formalmente el fallo del juez Thomas Griesa, el pasado 18 de febrero.
Fue un pedido de justicia, de equidad de trato y de la aplicación de la ley de inmunidad soberana de Estados Unidos, ante el riesgo de que el país vuelva a caer en un nuevo default si cumple con la condena de los tribunales inferiores.
Cuesta recordar en la historia de las reestructuraciones de deuda y de juicios internacionales por default a soberanos de la era contemporánea, un caso similar con tanta preocupación internacional, porque no lo hubo.
Hoy el diario Financial Times pública en el blog especializado que de 165 casos de reestructuraciones soberanas compiladas hasta el 2011 el lenguaje del pari passu (tratamiento igualitario) prácticamente no se modificó, quizá porque pocas veces fue puesto en tela de juicio.
Es una cláusula que los abogados repetían en los contratos casi sin cuestionar hasta que llego el juez Thomas Griesa y le dio su interpretación al parí passu, que ahora la Corte Suprema se abocaría o no a analizar.
Para la Argentina están en juego las reservas internacionales y toda la reestructuración efectuada en el 2005 y 2010 avalada por el 93% de quienes suscribieron el acuerdo de un total de US$80.000 millones de deuda nominal en default del 2001.
Argentina padece un juicio por un default de bonos emitidos hace 20 años, cuando el gobierno argentino, aún luego de privatizar y de estabilizar la moneda, se endeudaba para cerrar balances anuales, muchas veces gasto corriente, con contratos leoninos en favor de los acreedores internacionales.
La espiral de deuda en dólares y la explosión del país en el 2001 sigue fresca en la memoria de cada acto de "endeudamiento" de este gobierno, que privilegió bajar la deuda respecto del PBI, y cuando fue necesario, endeudarse en moneda local y con actores locales, y a nivel internacional privilegió organismos y emisiones para gastos en infraestructura.
Respecto del apoyo internacional, la posición de Francia es conocida, y fue contundente al año pasado, durante su primera presentación para la primera parte del fallo, en calidad de un país experto en reestructuraciones soberanas y coordinador del Club de París, club de acreedores al que también pertenece Estados Unidos y con el cual Argentina iniciará formalmente negociaciones el próximo 28 de mayo para saldar el capítulo del default.
En tanto, México sorprendió en esta vuelta al respaldar a Argentina. "Como integrante del acuerdo regional con Estados Unidos, viene a representar en cierta forma la voz del Tesoro de Estados Unidos", indicaron a Télam fuentes allegadas al caso.
Hoy Estados Unidos tiene una situación complicada interna, y el gobierno de Barack Obama a través de John Kerry, sostuvo públicamente que no intervendrá con un documento "amigo" de la Argentina.
Pero aclaró también que si la Corte Suprema lo solicita, Estados Unidos enviara su posición a la Corte.
Respecto de Brasil, el director ante el FMI, Paulo Nogueira Batista, marcó reiteradamente su posición ante el directorio del Fondo Monetario contra el poder desmedido de los fondos buitre, y pidió un involucramiento formal del organismo internacional, dada la relevancia del caso en las finanzas mundiales.
El FMI, en tanto, emitió un documento público advirtiendo de los daños al sistema internacional si prospera el fallo de Griesa, y hasta amagó con presentarse por motu proprio a la justicia de Estados Unidos.
Las cuestiones políticas empañaron este esfuerzo, debido a que Estados Unidos, principal socio del FMI, no lo había hecho, con lo cual aquí también el organismo sólo puede emitir opinión formal si se lo solicita la CS, según la votación en el directorio.
Sin embargo, en la última Asamblea Anual del FMI se mostró a favor de "modificar los contratos" de los bonos, a raíz del caso argentino , algo positivo pero que no beneficiaría directamente a la Argentina en este caso puntual.
La posición de Stiglitz es también conocida, ya que el académico viene dando cátedra en que la responsabilidad de las deudas es de acreedores y deudores, y más ante la falta de un sistema de quiebras de países que, casualmente, el lobby financiero de Wall Street se niega a apoyar.
Los analistas legales analizan varios escenarios, pero el gobierno argentino ya avisó que no podría afrontar la condena, tal como está pautado por el juez Thomas Griesa.