Después de tres gobiernos de la centroizquierda peronista, en los que se crearon muchos empleos y se redujo la pobreza, la regulada economía argentina cruje por la falta de divisas, un parate de la actividad y una elevada inflación.
Buenos Aires. Los argentinos decidirán en el balotaje presidencial del domingo la profundidad y velocidad de los cambios que se aplicarán sobre un modelo económico de fuerte intervención estatal que necesita de ajustes para que el país vuelva a crecer.
Después de tres gobiernos de la centroizquierda peronista que encabeza la mandataria saliente Cristina Fernández, en los que se crearon muchos empleos y se redujo la pobreza, la regulada economía argentina cruje por la falta de divisas, un parate de la actividad y una elevada inflación.
Montado sobre el descontento por la situación económica, la beligerancia del Gobierno y la polarización en la que está sumida la sociedad, el ex empresario Mauricio Macri lidera las preferencias para el balotaje que lo enfrentará al oficialista Daniel Scioli, que había ganado la primera vuelta.
"No queremos la apertura de la economía para que todo el mundo se funda (quiebre). Nosotros vamos a crear trabajo", dijo el miércoles Macri, alcalde de la ciudad de Buenos Aires y líder de la centroderecha renovadora, al portal de noticias Infobae.
Los dos buscan acabar con un rígido control de cambios, reducir impuestos, flexibilizar las restricciones para las exportaciones y mejorar las estadísticas oficiales. Pero Scioli, un ex campeón de motonáutica de 58 años, quiere hacerlos poco a poco y Macri, de 56, de un plumazo.
Pese a las coincidencias, la campaña se ha polarizado por el intento de los candidatos de captar los votos de indecisos.
"El domingo en el cuarto oscuro habrá que elegir entre dos caminos, el de la inclusión o el de la exclusión; el del Estado presente o el del capitalismo salvaje y de las injusticias sociales", dijo Scioli en su página de Facebook.
Una historia de altibajos. Argentina abrazó en la década de 1990 un modelo neoliberal caracterizado por la paridad del peso y el dólar y privatizaciones, que culminó con una traumática crisis económica que dio lugar a una vertiginosa sucesión de cinco presidentes en 10 días, una devaluación del peso y un multimillonario incumplimiento de deuda.
Poco después, el fallecido peronista Néstor Kirchner -esposo y antecesor de Cristina Fernández- ganó la presidencia e impulsó un incipiente crecimiento gracias a la mejora del consumo doméstico y el auge de los precios de las materias primas que exporta el país.
Después de 12 años de kirchnerismo, y ya con los precios de las materias primas en descenso, las reservas internacionales del país rondan mínimos históricos y los generosos subsidios y la creación de empleos son cada vez más difíciles de sostener.
Scioli, más moderado política y económicamente que la popular Fernández, que no puede presentarse a un tercer mandato consecutivo, ganó la primera rueda pero por un margen tan reducido que no quedó en la mejor posición para la segunda vuelta con Macri.
"Si no hay ningún 'cisne negro' (error de campaña de último momento), está definida la elección", dijo Raúl Aragón, director de la consultora Raúl Aragón y Asociados, cuyos últimos sondeos daban como ganador a Macri.
Sin embargo, el nivel de indecisos cercano al 10% del padrón deja el resultado abierto.
"Me inspiró más confianza Macri. Voy a votar por él. Me parece mucho más transparente. Hay mucha corrupción en la política, y por cómo están manejando la ciudad (de Buenos Aires) aparentemente cumple lo que dice", dijo Jacqueline Niz, un ama de casa de 38 años con tres hijos que vive en La Matanza, un bastión históricamente peronista en los suburbios de la capital.
El fantasma de la brutal crisis de la década de 1990 llevó a Macri a prometer que mantendrá medidas de la centroizquierda como el control estatal de la petrolera YPF y los subsidios a la pobreza.
Scioli fue elegido a regañadientes por Fernández como su sucesor. La presidenta desconfía de su cercanía con el sector empresario y teme que revierta algunas de sus políticas, pero no encontró a un candidato oficialista más popular.
"Me decidí por el oficialismo. Anoche me terminé de decidir por las cosas que se recuperaron, como YPF, Aerolíneas (Argentinas), universidades, así que eso me hizo decidir por quién voy a votar", dijo Enrique Roldán, un desocupado de 53 años.
Sea quien sea el ganador, todo indica que el país girará hacia políticas económicas más amigables con los mercados, intentando mantener los logros sociales.