"Mi intuición es que, si bien la crisis de deuda soberana en Europa es realmente algo serio, la recuperación global a estas alturas parece muy robusta”, afirmó James Bullard, presidente de la Reserva Federal de St. Louis.
Nueva York. Pese a los desafíos impuestos por la crisis de deuda soberana en la eurozona, la recuperación global debería continuar con su saludable ritmo actual, señaló el martes el presidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard.
"Mi intuición es que, si bien la crisis de deuda soberana en Europa es realmente algo serio, la recuperación global a estas alturas parece muy robusta y es improbable que pueda descarrilarse", señaló Bullard, según el texto de un discurso preparado con anterioridad para ser pronunciado en Hong Kong.
La intervención reitera en gran medida el contenido de un discurso igualmente positivo pronunciado este lunes en Tokio.
Pronosticando que el crecimiento de Estados Unidos continuará a su actual ritmo y que incluso podría acelerarse, Bullard señaló que los temores relacionados con un regreso a una crisis económica son exagerados.
"Si bien creo que 5,0% anual es esperar demasiado para el crecimiento real del PIB en el actual trimestre, parece una posibilidad razonable en los próximos dos trimestres combinados. Dadas estas condiciones, espero que la recuperación del PIB de Estados Unidos se complete en el tercer trimestre de este año", señaló.
La agitación financiera generada por la crisis de la eurozona hizo que el índice de estrés financiero de la Fed de St. Louis registrara una pronunciada alza, tras haber declinado de manera más o menos continua desde comienzos de 2009, dijo Bullard.
Pero, a estas alturas, "creo que estos movimientos reflejan más preocupación que realidad sobre las posibilidades de una desaceleración del crecimiento global", sostuvo.
Bullard añadió que la economía global no se encuentra en una recesión de doble caída, pese a los desafíos que presenta la crisis de deuda soberana de la eurozona.
El funcionario de la Fed agregó que prevé importantes riesgos inflacionarios en Estados Unidos en el mediano plazo, aún cuando actualmente no hay riesgos inflacionarios en el país.