Después del colapso del real la semana pasada, Banco Safra dijo en un informe que alteró su previsión del tipo de cambio para la moneda de Brasil a 3,20 por dólar desde 2,95 a fin de 2015.
El camino descendente del real brasileño hacia 3,20 por dólar para fin de año, según los cálculos actualizados de algunos analistas, continuaría liderando las pérdidas de las monedas latinoamericanas esta semana, aunque los gobiernos tienen suficientes recursos como para guiar un ajuste ordenado.
Después del colapso del real la semana pasada, Banco Safra dijo en un informe que alteró su previsión del tipo de cambio para la moneda de Brasil a 3,20 por dólar desde 2,95 a fin de 2015. Incluso advirtió: "la incertidumbre política puede implicar picos de depreciación por encima de ese nivel" de 3,20.
En México, los analistas creen que el peso mantendrá un sesgo de depreciación, con una tasa esperada en los próximos días entre 15,30 y 15,60 pesos por dólar. La moneda cerró la semana pasada en sus niveles más bajos en 6 años y los agentes de cambios ya hablan de 15,99, el mínimo visto en 2009.
La última retracción de las divisas regionales fue causada por los datos fuertes del mercado laboral estadounidense que elevaron las apuestas a que la Reserva Federal subirá sus tasas en junio, y no después, empeorando el panorama de liquidez global que hasta ahora favoreció a los activos de riesgo.
El real brasileño sufrió un impacto adicional por la agudización de los problemas económicos y políticos internos. Los legisladores rechazaron un decreto de austeridad fiscal, enturbiando aún más las perspectivas de una economía atascada, con alta inflación y enrarecida por un escándalo de corrupción.
Los indicadores que saldrán esta semana en Estados Unidos son de orden secundario, así que posiblemente el mercado de la región esté más atento a las señales que puedan enviar los gobiernos de la presidenta Dilma Rousseff y su par mexicano Enrique Peña Nieto sobre la agitación cambiaria.
La reacción oficial en las dos potencias regionales hasta ahora fue tenue. En Brasil, el ministro de Planificación, Nelson Barbosa, dijo el viernes que veía la caída del real simplemente como una corrección. En México, el banco central se limitó a inyectar una cantidad módica de dólares en una subasta.
De complicarse el frente cambiario, Brasil y México tienen un poder de fuego enorme, en la forma de sus vastas reservas internacionales. En Brasil, si bien dejaron de crecer, se mantienen estables desde que la Fed dio sus primeros indicios de ajuste en 2013, en unos US$370.000 millones.
México ostenta unos US$196.000 millones en reservas, lo que se suma a su acceso a los mercados internacionales y acuerdos con organismos de crédito, recursos que también tiene Brasil. Este arsenal contrasta con Rusia, que perdió miles de millones de dólares para defender al rublo.
En Chile, un operador dijo que el tipo de cambio podría bajar hasta 630 pesos por dólar, después de cerrar a 627,50/627,80 el viernes. En Argentina el peso seguiría cayendo muy de a poco, hasta 8,80 unidades por dólar, según operadores.