Catorce de 26 analistas consultados prevén un alza de 50 puntos básicos hasta un 12,25%, mientras que 11 dicen que el aumento será menor hasta un 12% y sólo uno apostó que no habría cambios.
Brasilia. El banco central de Brasil elevaría este miércoles sus tasas de interés por tercera vez consecutiva, en la más reciente de una serie de medidas que buscan controlar la demanda de los consumidores y la elevada inflación.
Los economistas sólo están divididos sobre el monto del alza de la tasa brasileña Selic, que ya está en un elevado 11,75%.
Catorce de 26 analistas consultados en un sondeo Reuters prevén un alza de 50 puntos básicos hasta un 12,25%, mientras que 11 dicen que el aumento será menor hasta un 12% y sólo uno apostó que no habría cambios.
Los mercados financieros muestran un leve avance y los futuros de las tasas de interés se inclinan hacia un alza de 25 puntos básicos. El banco anunciará su decisión después del cierre de los mercados el miércoles, después de las 2000 GMT.
Cualquiera sea el resultado, muchos analistas esperan que el banco central deje la puerta abierta a más de las llamadas medidas macroprudenciales -tales como normativas bancarias y controles de capital- para desacelerar el crecimiento del crédito y, eventualmente, ayudar a reducir las presiones inflacionarias.
El banco central ya ha tomado medidas en esta dirección al elevar los requerimientos de reservas para los bancos, limitando su capacidad de prestar dinero. El jefe del banco central Alexandre Tombini se ha referido reiteradamente a las medidas macroprudenciales en los últimos meses, fomentando las especulaciones de que podría haber otros pasos.
El aumento de tasas de 25 puntos básicos "podría ser el último, pero esto tendrá que venir junto a algunas otras medidas como para no dejar dudas sobre el compromiso del banco central y el gobierno para controlar la inflación", dijo Andre Perfeito, un economista de Gradual Investimentos en Sao Paulo.
El banco central ha estado luchando por equilibrar la necesidad de controlar la inflación con el riesgo de que mayores tasas de interés atraigan más flujos de capital y pongan más presión sobre una moneda local ya sobrevalorada.
El real brasileño está acercándose a un máximo de 12 años, dañando a la industria local al atraer un flujo de importaciones baratas, mientras los exportadores tienen problemas para competir en los mercados globales.
La falta de un consenso en el mercado antes de la decisión subraya las dificultades del banco central para manejar las expectativas, como lo mostró la amplia divergencia entre las previsiones de inflación de los analistas y las del banco central.
Analistas en un sondeo semanal del banco central esperaban que el índice de precios al consumidor IPCA -que el banco usa como indicio para fijar las tasas- termine el año en un 6,29%, muy por sobre la proyección de un 5,6% del banco central.
El gobierno espera que los recortes de presupuesto, la rigidez de política monetaria y las medidas macroprudenciales enfríen la demanda durante el año.
También espera estabilizar los precios de las materias primas para dar lugar a una inflación menor en la segunda mitad del 2011, según el ministro de Finanzas Guido Mantega.
Pero el mercado laboral sigue ajustado y algunos temen que una falla en el control de las expectativas de inflación podría sumarse a las presiones de precios, que ya se acercan al máximo del rango fijado por el Gobierno.
La meta de inflación de Brasil para este año es de un 4,5%, más o menos 2 puntos porcentuales. El índice IPCA ya está en un 6,3% anual.
"Esta reunión de política monetaria está marcada por un inusual nivel de ruido en la comunicación (...) Es muy difícil leer la estrategia del banco central", dijo Roberto Padovani, estratega jefe en Brasil del WestLB en Sao Paulo.