El cuestionamiento se presenta a raíz de que a juicio de la publicación, el instituto brasileño no sigue las directrices entregadas por la Reserva Federal de Estados Unidos y que, de alguna manera, es seguida por la mayoría de los Banco Centrales del mundo.

A juicio de la revista Fortune, el Banco Central de Brasil es de los más ineptos del mundo, junto a los bancos centrales de Suiza y Japón, según la misma publicación.

Y es que en la jornada en que se reunió la Reserva Federal de Estados Unidos, que para la revista marcará la pauta de las orientaciones financieras que tomarán diversos países, empresas y economistas para posicionarse frente al futuro económico, el central brasileño se aparta de las directrices entregadas por el organismo estadounidense.

Lo cierto es que la Reserva Federal  analiza entre sus directrices quitarle peso al dólar o bien impulsar el empleo, o incluso lograr un mix de ambas ideas, además de no modificar las tasas de interés, que en el caso de Estados Unidos se mantendrán en un rango entre 0% y 0,25%

Sin embargo hay bancos centrales que no siguen la misma pauta, por cuanto si la FED pretende entregar ayuda a través de bajas tasas de interés, bancos de diversos países están ejecutando planes más extremos, como intervenir el dólar, logrando así exportaciones más baratas y competitivas.

En este sentido, tres bancos han llevado a cabo ésta ´mala` práctica, según publica Fortune.

El Banco de Suiza, que gastó cerca de US$200.000 millones entre marzo de 2009 y junio de 2010, para dominar la apreciación del franco suizo contra el euro.

El Banco de Japón que ha gastado casi US$800 mil millones desde 1977 para la intervención monetaria que parece haber tenido poco efecto durable sobre el valor del yen, de hecho la semana pasada llevó a cabo la misma práctica despúes de seis años.

Por último se ubica el Banco Central de Brasil, que ha gastado grandes sumas para dominar el valor de su moneda, sin conseguir los efectos esperados. Frente a esto, el ministro de Finanzas Guido Mantega dijo la semana pasada que no se quedarán a mirar que pasa, sin realizar acciones concretas para enmendar el error.