Mario Valencia, director de Cedetrabajo, considera que “el Banco de la República es víctima de su propio dogma. Su única responsabilidad constitucional es controlar la inflación y eso lo llevó a cometer el error de incrementar las tasas de interés”.
La volatilidad del mercado laboral colombiano es el mayor problema que afecta a la población en edad de trabajar. Teniendo este escenario como telón de fondo, es cierto que la debilidad en la actividad económica “hace prever que la dinámica de los indicadores del mercado laboral puede deteriorarse” en este año, precisa un informe del Banco de la República.
“De manera particular, la tasa de desempleo podría aumentar y los indicadores de calidad del empleo, que mostraron avances en 2015 y no desmejoraron en 2016, podrían empezar a mostrar señales de empeoramiento”, precisa el estudio del Banco Central. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dijo recientemente que el mercado laboral “se ha ido formalizando”. Recordó que al comenzar el gobierno del presidente Santos, el 60% del empleo era informal y el porcentaje restante formal; ya está en 50-50. “Todos los empleos que se han generado en Colombia desde 2010 hasta hoy son formales”, destacó.
Mario Valencia, director de Cedetrabajo, considera que “el Banco de la República es víctima de su propio dogma. Su única responsabilidad constitucional es controlar la inflación y eso lo llevó a cometer el error de incrementar las tasas de interés”. Explicó que esta decisión, junto con otras adoptadas por el gobierno Santos, como dar vía libre a las importaciones masivas, la insuficiente alza del salario mínimo y la reforma tributaria “configuraron el camino perfecto para asfixiar la economía”.
Lo preocupante para los diversos analistas es el deterioro de la calidad del empleo. Eso atenta contra la producción y la productividad, dicen. Juan Esteban Gallego, catedrático analista de la Universidad Externado, señala que “la caída en la productividad se refleja de manera inmediata en el nivel de empleo debido a la disminución de expectativas por parte de los empleadores. La caída en la productividad impacta el nivel de empleo, lo que a su vez impacta las expectativas de consumo. Es un efecto en cadena”. Los indicadores relacionados con la calidad del empleo presentaron algunas mejoras en 2016, aunque más modestas que en años anteriores.
Daniel Velandia, director de investigaciones de la firma Credicorp Capital, señala que “en medio de una actividad económica en desaceleración, un deterioro del mercado laboral es siempre previsible”. Las malas decisiones económicas van a tener repercusiones “sobre la producción, el consumo y el empleo, como ya lo estamos viendo”, destaca Valencia.
El Banco Central reconoció que “en términos generales, a pesar de la desaceleración económica observada en 2016, el mercado laboral no se deterioró y su desempeño fue algo mejor que el esperado”. El análisis del banco destaca que el año pasado la tasa de desempleo nacional se mantuvo casi estable, “que se explica por la disminución simultánea de la oferta y la demanda en el mercado laboral”.
En 2016 la tasa de desempleo se ubicó en 9,2%, cuando un año atrás había sido de 8,9 %, según las cifras del DANE. El año pasado se registró una tasa de participación del 64,5% y de ocupación de 58,5%, dice la entidad estatal. El director de investigaciones de la firma Credicorp Capital recuerda que “en febrero se presentó una caída anual del empleo de 1,8% a nivel urbano, la más fuerte desde 2006. Adicionalmente, también podría esperarse un deterioro en la calidad del empleo, con trabajadores por cuenta propia creciendo más que los asalariados en el futuro cercano. Dicho todo lo anterior, la recuperación esperada de la economía en el segundo semestre del año debería impedir fuertes incrementos de la tasa de desempleo desde los niveles actuales”.
Mercado laboral en 2017. El año pasado la generación de puestos de trabajo fue impulsada por los bancos, la industria manufacturera y el sector de comercio, hoteles y restaurantes. César Ferrari, catedrático de la Universidad Javeriana, señala que “el sector industrial es un gran demandante laboral. Si produce menos, demanda menos”.
En medio de este panorama laboral esperado para 2017, “no se descarta que, pese al posible deterioro de las condiciones del mercado laboral, los salarios se sigan ajustando y ejerciendo mayor presión sobre la tasa de inflación.
Recuerda el Banco Central en el informe que “los salarios en Colombia se han caracterizado por tener una alta indexación respecto a la inflación pasada”. El salario mínimo, que fue aumentado en 7 % para este año, es referente para la formación de los otros salarios. Por ello “podrían presentarse algunas presiones alcistas sobre los precios, originadas en los costos laborales”.