El presidente del Banco Central Europeo (BCE) y su economista jefe, Peter Praet, fueron criticados por aumentar demasiado las expectativas sobre una política expansiva en las semanas previas a la reunión.
Fráncfort. Las señales que entregó Mario Draghi antes de la reunión del Banco Central Europeo sobre que la zona euro podría necesitar otra gran inyección de dinero resultaron contraproducentes, endureciendo la postura de funcionarios más conservadores, dijeron fuentes con conocimiento de las discusiones.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE) y su economista jefe, Peter Praet, fueron criticados por aumentar demasiado las expectativas sobre una política expansiva en las semanas previas a la reunión.
El Consejo de Gobierno del BCE, no obstante, concluyó que era necesario decepcionar a los mercados debido a que el panorama económico había mejorado y los pronósticos inflacionarios no eran tan malos como se temía, dijeron las fuentes.
Una esperada alza de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos también pesó sobre la decisión, aunque en un menor grado, ya que los funcionarios temían que una gran acción del BCE debilitara aún más al euro y posiblemente obligara a la Fed a postergar su decisión para evitar una divergencia muy grande de política entre los dos principales bancos centrales del mundo.
El BCE rebajó su tasa para depósitos el jueves y extendió su programa mensual de compra de activos en seis meses para acelerar una inflación persistentemente baja y fomentar el crecimiento. La medida, sin embargo, fue considerada por los mercados como exigua a la luz de las señales anteriores del banco.
Una fuente con conocimiento directo de la situación interpretó la posición pública asumida por Draghi antes de la reunión como un intento por presionar al Consejo de Gobierno para que adoptara una medida mayor.
"Draghi elevó las expectativas demasiado a propósito e intentó acorralar al Consejo de Gobierno", dijo la fuente. "Esto fue problemático y él fue criticado en privado por varios gobernadores", agregó.
Los opositores al alivio cuantitativo actuaron entre bastidores, a diferencia del año pasado cuando expresaron su postura en público antes de la decisión, asegurándose de que algunas de las medidas más radicales esperadas por el mercado nunca llegaran a la mesa de discusiones.
"Lo que se adoptó al final fue el grupo de opciones que podría reunir una mayoría cómoda. Las más exóticas, obviamente no podían hacerlo, y por lo tanto nunca fueron propuestas", dijo otra fuente. "A veces las discusiones en las comisiones brindan una imagen lo suficientemente clara", agregó.